Como el hígado ocupa una posición central en el metabolismo, todos los nutrientes (salvo los quilomicrones) que se absorben por el tubo digestivo se transportan directamente hacia este órgano por la vena porta. De manera adicional, la sangre rica en hierro proveniente del bazo se dirige, por medio de la vena porta, directamente hacia el hígado para su procesamiento. Los hepatocitos convierten a gran parte de los materiales nutritivos que les llegan en productos de almacenamiento, como glucógeno, que se descargará en este caso como glucosa cuando lo requiera el cuerpo. Los hepatocitos están distribuidos en lobulillos de forma hexagonal (lobulillos clásicos) de unos 2 mm de longitud y 700 µm de diámetro. Estos lobulillos se encuentran limitados con claridad por elementos de tejido conectivo delgado en los animales como el cerdo y el camello. Sin embargo, en el ser humano sólo es posible aproximar sus límites a causa de la escasez de tejido conectivo y de la distribución estrechamente apretada de los lobulillos.