CORRELACIONES CLINICAS.
La diabetes mellitus es un trastorno metabólico hiperglucémico resultante de: 1) falta de producción de insulina por las células beta de los islotes de Langerhans, o bien 2) receptores defectuosos de la insulina en las células blancos. Son dos las formas principales de diabetes mellitus, el tipo I y el tipo II (cuadro 18-2c).
La incidencia de la diabetes mellitus del tipo II ( no dependiente de insulina) es la más frecuente, y suele afectar a personas mayores de 40 años de edad, es cinco a seis veces mayor que la de tipo I; se caracteriza por tres signos cardinales consistentes en polidipsia (sed constante), polifagia (hambre sostenida) y poliuria (micción excesiva). . Si no se efectúa control del problema, ambos tipos de diabetes pueden tener secuelas debilitantes, entre ellas alteraciones vasculares que pueden conducir a ceguera, accidente vascular cerebral e infarto del miocardio, alteraciones renales del tipo de la enfermedad de Kimmelstiel-Wilson (glomérulo esclerosis nodular) que puede terminar en insuficiencia renal y predisposición a infecciones que pueden complicarse con gangrena húmeda, . El resultado de laboratorio indicador de diabetes de mayor importancia es la concentración elevada de glucosa en sangre después de ayunar durante toda la noche.
La diabetes de tipo I, dependiente de insulina; diabetes de iniciación en la juventud, suele afectar a personas menores de 20 años de edad.
Hígado.
El hígado, que pesa cerca de 1,500 g, es la glándula de mayor tamaño del cuerpo. Se encuentra en el cuadrante superior derecho de la cavidad abdominal, justamente por debajo del diafragma. Se subdivide en cuatro lóbulos; derecho, izquierdo, cuadrado y caudado, de los cuales los dos primeros constituyen la parte principal (fig. 18-8eA).
De manera similar al páncreas, el hígado cuenta con funciones tanto endocrina como exocrina. Pero a diferencia del páncreas, la misma célula, el hepatocito, es la encargada de producir la secreción exocrina del hígado, la bilis y sus numerosos productos endocrinos. Por añadidura, los hepatocitos convierten a las sustancias nocivas en materiales no tóxicos (detoxicación) que se excretan por la bilis.
Estructura general y riego sanguíneo del hígado
Con excepción de la zona desnuda, el hígado está completamente envuelto por peritoneo, que forma una cubierta de epitelio escamoso simple sobre el de la cápsula (cápsula de Glisson) de la glándula, que es de tejido conectivo denso de distribución irregular. La cápsula de Glisson está unida laxamente sobre toda la circunferencia del hígado, salvo a nivel del hilio o porta hepatis, sitio en el que se introduce en el hígado y forma un conducto para los vasos sanguíneos, vasos linfáticos y los conductos biliares.El hígado es un órgano extraordinario, porque sus elementos de tejido conectivo son escasos, de modo que la mayor parte del órgano consiste en células parenquimatosas uniformes llamadas hepatocitos.
La superficie superior del hígado es convexa, en tanto que la región inferior presenta una indentación, el hilio, que se llama también porta hepatis. El hígado tiene un riego sanguíneo doble, pues recibe sangre oxigenada de las arterias hepáticas izquierda y derecha (25%) y sangre rica en nutrientes proveniente de la vena porta (75%). Ambos vasos entran al hígado a nivel del hilio. La sangre lo deja por la parte posterior del órgano a través de las venas supra hepáticas que vacían su contenido en la vena cava inferior. La bilis deja también al hígado a nivel del hilio por los conductos hepáticos derecho e izquierdo, que se descargan en la vesícula biliar para su concentración y almacenamiento.
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