Por añadidura, las zónulas ocluyentes de las células epiteliales impiden la entrada de HCI en la lámina propia (o propria), con lo que queda protegida la mucosa contra la lesión. Más aún, pruebas obtenidas recientemente sugieren que las prostaglandinas no sólo protegen a la células que revisten a la luz gástrica, sino que además incrementan la circulación local, en especial cuando está en peligro la integridad de la barrera epitelial. Este flujo incrementado de sangre retira a los iones H+ de la lámina propia (o propria).

Las hormonas somatostatina, prostaglandinas y peptido inhibidor gástrico (GIP) inhiben la producción gástrica de ácido clorhídrico. La somatostatina actúa sobre las células G y ECL, e inhiben su descarga de gastrina e histamina, respectivamente. Prostaglandinas y GIP actúan directamentesobre las células parientales e inhiben su capacidad para producir ácido clorhídrico.

CORRELACIONES CLINICAS

Posiblemente la causa más frecuente de úlceras sea el empleo generalizado de ibuprofeno y aspirina para el alivio de la inflamación. Ambos fármacos inhiben la elaboración de prostaglandinas, y por tanto impiden sus efectos protectores sobre la túnica gástrica.

Se considera también un posible factor en la formación de úlceras la bacteria Helicobacter pylori, que se encuentra localizada en la capa mucosa que protege al epitelio gástrico.

Intestino delgado

La digestión se inicia en la cavidad oral y prosigue en el estómago y en el intestino delgado, este último de 7 m aproximadamente de longitud y que es la porción más larga del tubo digestivo. Se divide en tres partes o segmentos, que son duodeno, yeyuno e íleon. Aunque estos segmentos, son similares desde el punto de vista histológico, hay diferencias menores que permiten su identificación.

El intestino delgado digiere el material alimenticio y absorbe los productos terminales del proceso de la digestión. Con objeto de efectuar sus funciones digestivas, la primera parte del intestino delgado, llamada duodeno, recibe enzinias de un amotiguador alcalino del páncreas y bilis del hígado. Por añadidura, las células epiteliales y las glándulas de la mucosa contribuyen con amortiguadores y enzimas para facilitar la digestión.