El color negro de la coroides se debe a la presencia de melanocitos distribuidos por toda ella. A causa de la abundancia de vasos sanguíneos pequeños en la superficie interna de la coroides, esta región se conoce como capa coriocapilar, y es la encargada de brindar nutrientes a la retina. La coroides se encuentra separada de la retina por la membrana de Bruch, membrana de 1 a 4 mm de espesor que está compuesta por una red de fibras elásticas localizadas en la región central y flanqueada a cada lado por una capa de fibras de colágena. La superficie externa de cada capa de fibras de colágena está cubierta por una lámina basal, la de los capilares en un lado y el epitelio pigmentario de la retina por el otro.

Cuerpo ciliar

El cuerpo ciliar es la extensión en forma de cuña de la coroides que rodea a manera de anillo a la pared interna del ojo a nivel del cristalino, y que ocupa el espacio entre la ora serrata de la retina y el iris. Una superficie del cuerpo ciliar hace contacto con la esclera a nivel de la unión esclerocorneal, y la otra superficie lo hace contra el cuerpo vítreo; la superficie medial se proyecta hacia el cristalino y forma proyecciones digitiformes cortas que se conocen como procesos ciliares.

El cuerpo ciliar está compuesto por tejido conectivo laxo que contiene fibras elásticas, vasos sanguíneos y melanocitos en abundancia. Su superficie interna está revestida por la de la parte ciliar (par ciliaris) de la retina, capa pigmentada de ésta, compuesta a su vez por dos capas de células. La más externa, que mira hacia la luz del ojo, es el epitelio cilíndrico pigmentado rico en melanina. La más interna está compuesta por epitelio cilíndrico simple no pigmentado, aunque en la vecindad del iris se puede acumular también melanina en esta capa.

El tercio anterior del cuerpo ciliar tiene cerca de 70 procesos ciliares, que salen a manera de rayos desde un centro de tejido conectivo que contiene capilares fenestrados en abundancia. Las fibras, compuestas por fibrilina (fibras de la zónula), salen también a manera de rayos desde los procesos ciliares para insertarse en la cápsula del cristalino, y forman el ligamento suspensorio del cristalino, que fija a éste en su sitio.

Los procesos ciliares están cubiertos por las dos mismas capas de epitelios que el cuerpo ciliar. La capa no pigmentada e interna tiene muchas interdigitaciones y repliegues invaginados; sus células transportan un filtrado plasmático con pocas proteínas hacia la cámara o segmento posterior del ojo, que es el llamado humor acuoso. El humor acuoso sale desde la cámara posterior hacia la cámara anterior pasando a través de la abertura pupilar entre el iris y el cristalino. El humor acuoso sale de la cámara anterior al pasar hacia la red trabecular cercana la limbo, y por último hacia el conducto de Schlemm, que conduce directamente hacia el sistema venoso.

El volumen principal del cuerpo ciliar esta compuesto por dos haces de fibras musculares lisas denominadas músculo ciliar. Un haz se inserta en la esclera, en tanto que el otro lo hace a lo largo de la pared interna del cuerpo ciliar. Las contracciones de este músculo, mediadas por las fibras parasimpáticas del nervio motor ocular común (III), estiran al cuerpo coroideo, y por tanto liberan la tensión sobre los ligamentos suspensorios del cristalino. Como resultado el cristalino se vuelve más grueso y más convexo. Esta acción permite enfocar los objetos cercanos, proceso denominado acomodación.

 

CORRELACIONES CLINICAS.

El glaucoma es un trastorno resultante de la presión intraocular incrementada prolongada por falla del drenaje del humor acuoso desde la cámara anteior del ojo. Es una de las causas principales de ceguera en el mundo. En caso de glaucoma crónico, que es el trastorno más frecuente, la presión creciente sostenida produce lesión progresiva del ojo, sobre todo sobre la retina; si el trastorno se deja sin tratamiento dará por resultado ceguera.

Iris.

El iris, extensión más anterior de la coroides, se encuentra entre las cámaras anterior y posterior del ojo, y cubre por completo el cristalino salvo a nivel de la abertura pupilar (pupila). El iris es grueso al máximo a nivel de la porción media, y a continuación se adelgaza hacia su unión con el cuerpo ciliar y a nivel del reborde pupilar. La superficie anterior consiste en dos anillos concéntricos; la zona pupilar, que se encuentra más cerca de la pupila, y la zona ciliar, más amplia. La superficie anterior del iris es irregular, con acanaladuras que se extienden hacia su interior; contiene también repliegues de contracción, que se distinguen con facilidad cuando se dilata la pupila. Hay una capa incompleta de células pigmentadas y fibroblastos que cubre la superficie anterior del iris. En la profundidad en relación con esta capa hay una de estroma de tejido conectivo mal vascularizado, que contiene numerosos fibroblastos y melanocitos, que dan paso a una capa de tejido conectivo laxo bien vascularizado.

La superficie posterior del iris es lisa y está cubierta por la continuación de las dos capas del epitelio que recubren al cuerpo ciliar. La superficie que mira hacia el cristalino está compuesta por células muy pigmentadas, que bloquean el paso de luz a través del iris salvo a nivel de la pupila. Las células epiteliales que miran hacia el estroma del iris tienen extensiones que constituyen al músculo dilatador de la pupila. De aquí que este músculo sea de naturaleza mioepitelial. Hay otro músculo, el músculo esfínter pupilar, que está localizado en un anillo concéntrico alrededor de la pupila. El músculo dilatador de la pupila, inervado por el sistema nervioso simpático la dilata (midriasis), en tanto que el músculo esfínter pupilar, inervado por fibras parasimpáticas del nervio motor ocular común (III), produce constricción (miosis) de ésta.