El espesor de la dermis varía entre 0.6 mm en los párpados y 3 mm aproximadamente en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Sin embargo, no existe una línea definida de limitación a nivel de su interfase con el tejido conectivo subyacente de la fascia superficial. En condiciones normales la dermis es más gruesa en los varones que en las mujeres; lo es también sobre la superficie dorsal que sobre la superficie ventral del cuerpo.

CAPA PAPILAR DE LA DERMIS

Esta capa superficial de la dermis es desigual en los sitios en que se interdigita con la epidermis, y forma los rebordes (papilas o clavos) dérmicos (fig. 14-2L). Está compuesta por tejido conectivo laxo cuyas fibras de colágena del tipo III (fibras reticulares) y fibras elásticas están distribuidas en redes laxas. Las fibras de fijación, compuestas por colágena del tipo VII, se extiende desde la lámina basal hasta la capa papilar, y fijan la epidermis contra la dermis (figs. 4-13e y 4-14t). La capa papilar contiene fibroblastos, macrófagos, mastocitos y otras células frecuentes en el tejido conectivo.

La capa papilar posee también muchas asas capilares, que se extienden hacia la interfase entre epidermis y dermis. Estos capilares regulan la temperatura corporal y nutren a las células de la epidermis, que es avascular. En algunas papilas dérmicas se encuentran corpúsculos de Meissner encapsulados en forma de pera, mecanorreceptores especializados en la reacción a las deformaciones ligeras de la epidermis. Estos receptores son más frecuentes en las regiones de la piel especialmente sensibles a la estimulación táctil (p. ej., labios, genitales externos, pezones). Otro mecanorreceptor encapsulado presente en la capa papilar es el bulbo terminal de Krause. Aunque antes se creía que este mecanorreceptor reaccionaba al frío, en la actualidad no ha podido aclararse su función.

CAPA RETICULAR DE LA DERMIS

La interfase entre la capa papilar y la capa reticular de la dermis es distinguibles, porque ambas se continúan entre sí. De manera característica, la capa reticular esta compuesta por tejido conectivo colagenoso denso irregular, que pone de manifiesto fibras de colágena tipo I gruesas, que están empacadas estrechamente en grandes haces que se encuentran casi en su totalidad paralelos a la superficie cutánea. Hay redes de fibras elásticas gruesas entretejidas con las fibras de colágena, y que parecen especialmente abundantes cerca de las glándulas sebáceas y sudoríparas. Los intersticios de la capa reticular están llenos de proteoglucanos, ricos en dermatánsulfato. Las células son más escasas en esta capa que en la capa papilar. Consisten en fibroblastos, mastocitos, linfocitos, macrófagos y, a menudo, células grasas en las partes más profundas de la capa reticular.

Invaden la dermis y la hipodermis durante la embriogénesis, en la que se conservan de manera permanente, glándulas sudoríparas, glándulas sebáceas y folículos pilosos, todos ellos derivados de la epidermis (fig. 14-1e). Se encuentran grupos de células de músculo liso en las regiones más profundas de la capa reticular en sitios particulares, como la piel del pene y del escroto y la areola alrededor de los pezones; las contracciones de estos grupos musculares agrupan la piel en estas regiones. Hay otros musculos lisos, llamados músculos erectores del pelo, que se insertan en los folículos pilosos; las contracciones de estos músculos "erizan" el pelo cuando el cuerpo tiene frío o se expone repentinamente a un ambiente frío, lo que da a la piel el aspecto de "carne de gallina". Por añadidura, hay un grupo particular de músculos estriados localizados a nivel de la cara, partes de la porción anterior del cuerpo y cuero cabelludo (músculos de la expresión facial) que se originan en la fascia superficial y se insertan en la dermis.

Por lo menos hay dos tipos de mecanorreceptores encapsulados localizados en las porciones más profundas de la dermis: corpúsculos de Pacini, que reaccionan a la presión y a las vibraciones, y corpúsculos de Ruffini, que reaccionan a las fuerzas tensionales. Estos últimos son más abundantes en la dermis de las plantas de los pies.

INTERFASE ENTRE EPIDERMIS Y DERMIS

A nivel de la interfase entre epidermis y dermis, como se describió con anterioridad, la línea de demarcación es irregular porque las interdigitaciones de las capas epidérmica y dérmica pasan a través de la epidermis para volverse visibles sobre la superficie de la piel, sobre todo en las palmas y las plantas, en las que están representadas por los rizos, los arcos y las asas llamados dermatoglifos. Como estas interdigitaciones no se ven con facilidad en los cortes histológicos bidimensionales, se recurre a una técnica que emplea ácido etilenodiaminotetraacético (EDTA). El (EDTA) produce quelación de los iones Ca++ localizados a nivel de los hemidesmosomas lo que libera a la epidermis de la dermis. Una vez que se han disociado epidermis y dermis, puede examinarse la superficie tridimensional de la capa papilar de la dermis de manera más completa mediante microscopia electrónica de barrido.

La capa papilar pone de manifiesto rebordes dérmicos primarios paralelos sobre la superficie separados por surcos primarios, que albergan proyecciones de la epidermis (fig. 14-2L). Además, en el centro de cada reborde dérmico primario se encuentra un surco secundario que recibe una invaginación proveniente de la epidermis que se conoce como clavo interpapilar. A lo largo de éste y otros rebordes adyacentes se encuentran las filas de papilas dérmicas de cúspide redondeada que se proyectan hacia concavidades en la epidermis, con lo que entrelazan con firmeza a la epidermis y la dermis a nivel de la interfase. La interfase entre epidermis y dermis en la piel delgada es mucho menos compleja, y carece de entrelazamiento profundo y generalizado.