VASCULARIZACION DEL GANGLIO LINFATICO

El riego arterial entra en la sustancia de los ganglios a nivel del hilio. Los vasos corren a través de la médula entre las trabéculas y se vuelven cada vez más pequeños conforme se ramifican de manera respectiva. Por último perderán su vaina de tejido conectivo, y viajarán dentro de la sustancia de los cordones medulares y contribuirán a la formación de los lechos capilares medulares. Las ramas pequeñas de las arterias prosiguen en los cordones medulares hasta que llegan a la corteza. En este sitio forman un lecho capilar cortical, que se drena por vénulas poscapilares. La sangre proveniente de las vénulas poscapilares drena en venas de mayor tamaño, que dejan al ganglio linfático a nivel del hilio.

HISTOFISIOLOGÍA DE LOS GANGLIOS LINFÁTICOS

Al entrar la linfa en el ganglio linfático, la velocidad de flujo se reduce y ofrece más tiempo para fagocitar a las partículas de materia extraña a los macrófagos que residen en los senos (o cuyas proyecciones se introducen en ellos). De esta manera se remueven de la linfa 99% de las impurezas.

Los ganglios linfáticos funcionan también como sitios de reconocimiento de antígenos, porque las células presentadoras de éstos que hacen contacto con los antígenos emigran hacia el ganglio linfático más cercano y presentan su complejo de epítope y MHC a los linfocitos. Por añadidura, los antígenos que pasan por el interior del ganglio linfático quedan atrapados en las células dendríticas foliculares, y los reconocen los linfocitos que se encuentran en el sitio o que emigran hacia éste.

Si se reconoce un antígeno y se activa una célula B, esa célula B emigrará hacia un nódulo linfoide primario y proliferará ahí, con lo que formará un nódulo linfoide secundario. Las células recién formadas se diferencian en células B de memoria y células plasmáticas, dejan la corteza y forman los cordones medulares. Cerca de 10% de las células plasmáticas formadas se quedan en la médula y descargan anticuerpos hacia los senos medulares. Las células plasmáticas restantes entran en los senos y se desplazan hacia la médula ósea, sitio en el que continuarán elaborando anticuerpos hasta morir. Algunas células B de memoria se quedan en los nódulos linfoides primarios de la corteza, pero en su mayor parte dejan el ganglio linfático para residir en otros órganos linfáticos secundarios del cuerpo. De esta manera, en caso de una segunda exposición al mismo antígeno el cuerpo dispondrá de gran número de células de memoria para establecer una reacción secundaria inmediata y poderosa.

CORRELACIONES CLINICAS

Como los ganglios línfáticos están localizados a lo largo de las trayectorias de los vasos linfáticos, forman una cadena, de modo que la linfa influye desde un ganglio hacia el siguiente. Por este motivo se pueden extender las infecciones, y las células malignas pueden hacer metástasis a través de una cadena de ganglios linfáticos hacia regiones remotas del cuerpo.

BAZO

El bazo, órgano linfoide de mayor tamaño del cuerpo, se encuentra localizado dentro del peritoneo, en el cuadrante superior izquierdo de la cavidad abdominal. Su cápsula de tejido conectivo fibroelástico denso de distribución irregular, que alberga a células musculares lisas ocasionales, se encuentra rodeada por el peritoneo visceral, cuyo epitelio escamoso simple le brinda una superficie lisa al órgano. El bazo funciona no sólo en la capacitación inmunológica y la formación de anticuerpos y la proliferación de las células T y B, sino también como filtro de la sangre para destruir a los eritrocitos viejos (hemocateresis). Durante el desarrollo fetal, el bazo es un órgano hematopoyético; si es necesario puede readoptar esa función en el adulto. Por añadidura, en algunos animales (pero no en el ser humano) el bazo actúa también como reservorio de eritrocitos, que se pueden descargar hacia la circulación conforme surja la necesidad.

El bazo posee una superficie convexa lo mismo que una superficie cóncava, que es el hilio. La cápsula de bazo está engrosada a nivel del hilio, sitio por el que entran las arterias y las fibras nerviosas acompañantes, en tanto que dejan el bazo por esta misma región las venas y los vasos linfáticos.

Las trabéculas, que se originan en la cápsula, llevan vasos sanguíneos hacia el interior y el exterior del parénquima esplénico (fig. 12-10e). Desde el punto de vista histológico, el bazo tiene una red tridimensional de fibras reticulares y células reticulares asociadas. La red de fibras reticulares se encuentra adherida a la cápsula lo mismo que a las trabéculas, y forma la estructura de este órgano (fig. 12-11L),

Los intersticios de la red tisular reticular están ocupados por senos venosos, trabéculas que brindan sostén a los vasos sanguíneos y al parénquima esplénico. La superficie de corte del bazo fresco pone de manifiesto zonas grises rodeadas por zonas rojas. Las primeras se llaman pulpa blanca, en tanto que las últimas se conocen como pulpa roja. Es de importancia básica conocer el riego sanguíneo de este órgano para percatarse de su organización y su función.

RIEGO DEL BAZO

La arteria esplénica se ramifica repetidamente conforme va perforando la cápsula de tejido conectivo a nivel del hilio del bazo. Las ramas de estos vasos, llamadas arterias trabeculares, se dirigen hacia la sustancia del bazo por trabéculas de tamaños decrecientes (fig. 12-10e). Cuando el diámetro de las arterias trabeculares se ha reducido a cerca de 0.2 mm, dejan las trabéculas. La túnica adventicia de estos vasos queda laxamente organizada, y quedan infiltrados por una vaina de linfocitos, que se llama vaina linfática periarterial (VLPA). Como el bazo ocupa el centro de la VLPA, se denomina arteria central.