Los capilares de la corteza son de tipo continuo, poseen una lámina basal gruesa y están revestidos por una túnica de células reticulares epiteliales del tipo I que forman la barrera hematotímica. Por tanto, las células T en desarrollo de la corteza quedan protegidas contra el contacto de las macromoléculas transportadas por la sangre. Sin embargo, se permite que las macromoléculas propias crucen las barreras hematotímicas (probablemente controlado esto por las células reticulares epiteliales), al parecer para eliminar a las células T que están programadas contra los antígenos. La red capilar cortical drena en vénulas pequeñas de la médula.

Las células T incompetentes desde el punto de vista inmunológico recién formadas que llegan desde la médula ósea llegan a la sangre a nivel de la unión corticomedular y emigran hacia la periferia de la corteza. Conforme maduran se van introduciendo más hacia la profundidad de la corteza, y acaban por entrar en la médula como células vírgenes (candidas, novatas o inocentes) pero inmuno competentes. Dejan la médula por las venas que drenan al timo.

HISTOFISIOLOGÍA DEL TIMO

La función del timo es instruir a las células T inmunoincompetentes para que adquieran inmunocompetencia. Las células T en desarrollo proliferan con amplitud en la corteza, empiezan a expresar sus marcadores de superficie y se someten a prueba en cuanto a su capacidad para reconocer a las moléculas MCH propias y a los epítopes propios. Las células T incapaces de reconocer a las moléculas de MCHI y MCHII propias se destruyen. También sucede así con los linfocitos T cuyos receptores están programados contra las macromoléculas propias.

El proceso para someter a prueba las moléculas de MCH y a los autoepítopes parece ser función de células reticulares epiteliales de los tipos II y III, porque expresan ambas clases de complejo de epítope y moléculas MCH sobre su superficie.

Las células reticulares epiteliales del timo producen cuando menos cuatro hormonas que se requieren para la maduración de células T. Se trata, probablemente, de hormonas parácrinas que actúan a corta distancia, aunque algunos investigadores consideran que se descargan hacia la sangre. Estas 4 hormonas son 1) timocina, 2) timopoyetina, 3) timulina y 4) factor humoral tímico, y facilitan la proliferación de las células T y la expresión de sus marcadores de superficie. De manera adicional, influyen en la maduración de la célula T hormonas de origen extratímico, como las de las glándulas hipófisis, tiroides y suprarrenal y las gónadas. Los efectos más potentes se deben a los adrenocorticosteroides, que disminuyen el número de células T en la corteza tímica, a la tiroxina, que estimula a las células reticulares epiteliales corticales para que incrementen la producción de timulina, y a la somatotropina, que promueve el desarrollo de las células T en la corteza tímica.

CORRELACIONES CLÍNICAS

La falta de desarrollo congénita del timo se llama síndrome de DiGeorge. Las personas afligidas por esta enfermedad no pueden producir células T, de aquí que no funcione su celularidad medida por la reacción inmunológica y que mueran a edad temprana a causa de infecciones. Como estas personas carecen también de glándulas paratiroides, su fallecimiento puede ser causado también por tetania.

GANGLIOS LINFÁTICOS

Los ganglios linfáticos son pequeñas estructuras encapsuladas ovales interpuestas en la trayectoria de los vasos linfáticos, que sirven como filtros para la remoción de bacterias y otras sustancias extrañas. Se encuentran localizados en diversas regiones del cuerpo, pero son más preponderantes en cuello, axila, ingle, a lo largo de los vasos mayores y en las cavidades corporales. Su parénquima está compuesto por acumulaciones de linfocitos T y B, células presentadoras de antígenos y macrófagos. Estas células linfoides reaccionan a la presencia de antígenos al establecer una reacción inmunológica en la cual los macrófagos fagocitan a las bacterias y otros microorganismos que entran en el ganglio linfático por la linfa.

Cada ganglio es una estructura relativamente pequeña y blanda que mide menos de 3 cm de diámetro, y que posee una cápsula de tejido conectivo fibroso, rodeada por lo general, por tejido adiposo (fig. 12-7e). Tiene una superficie convexa perforada por vasos linfáticos aferentes que tienen válvulas, lo que garantiza que la linfa que llega por estos vasos entre en la sustancia del ganglio. La superficie cóncava del ganglio, llamada hilio, es el sitio por el que entran y salen de éste arterias y venas. Por añadidura, la linfa deja al ganglio por los vasos linfáticos eferentes localizados también a nivel del hilio. Los vasos linfáticos eferentes tienen también válvulas, con lo que impiden la regurgitación de la linfa de regreso hacia el ganglio.

CORRELACIONES CLÍNICAS

En presencia de antígenos o bacterias, los linfocitos del ganglio linfático proliferan con rapidez, y éste puede aumentar varias veces su tamaño normal y volverse duro y palpable al tacto.