El anticuerpo formado durante la reacciòn primaria es inmunoglobulina M (IgM). Despuès de la estimulaciòn subsecuente por el antìgeno, las cèlulas plasmàticas descargan de manera preferencial anticuerpos IgA, IgA e IgE, proceso que se denomina cambio de clase. La IgG parece ser màs eficaz que la IgM para combatir a los antìgenos.

La mayor parte de los antìgenos requieren participaciòn de una cèlula T intermediaria antes de poder inducir una reacciòn inmunològica humoral, proceso descrito màs adelante en este mismo capìtulo. Ciertos antìgenos (p. Ej., polisacàridos de las càpsulas microbianas), sin embargo, pueden desencadenar una reacciòn inmunològica humoral sin una cèlula T intermediaria. Estos se conocen como antìgenos independientes del timo. No pueden inducir formaciòn de cèlulas B de memoria, y pueden desencadenar sòlo formaciòn de anticuerpo IgM.

Linfocitos T

Las cèlulas T se forman tambièn en la mèdula òsea, pero emigran hacia loa corteza tìmica en las que se vuelven inmunocompetentes al expresar sobre las membranas celulares molèculas especìficas que les permiten desempeñar sus funciones. El proceso por el que las cèlulas T se vuelven inmunocompetentes se decribe màs adelante, en la secciòn dedicada al timo.

Aunque las cèlulas T parecen idènticas a las cèlulas B, existen diferencias importantes entre ellas:

Al igual que las inmunoglobulinas de superficie de las cèlulas B, los receptores de la cèlula T (TCR, siglas del inglès "T cell receptor") sobre el plasmalema de estas cèlulas funcionan como receptores de antìgenos. Las regiones constantes de las TCR estàn fijos a la membrana, en tanto que las regiones aminoterminales variables que contienen los sitios de fijaciòn del antìgeno se extienden desde la superficie celular. La porciòn de los TCR fija a la membrana se relaciona con otra proteína membranal, CD3, con lo que se forma el complejo TCR-CD3.

Hay otras diversas proteìnas membranales que desempeñan funciones en el reforzamiento de la interacción entre el TCR y un epìtope y en la transducciòn de las cèlulas T estimulada por antìgenos.

Los TCR pueden reconocer epìtopes sólo si èstos se encuentran fijos en molèculas del complejo de histocompatibilidad mayor (MHC, siglas del inglès "major histocompatibility complex") que se encuentran en el plasmalema de otras células. Hay dos clases de estas glucoproteínas: las molèculas MHC de la clase I y las de la clase II. La mayor parte de las cèlulas nucleadas expresan molèculas MHC-I sobre su superficie, en tanto que las cèlulas que presentan antígenos (descritas mas adelante) pueden expresar MHC I y MHC II en su plasmalema.