Selección y expansión clonales

El sistema inmunológico puede reconocer y combatir a un número asombroso de diferentes antígenos. La explicación de esta capacidad consiste en que, durante el desarrollo embrionario, se forma un numero enorme de clonas de linfocitos por redistribución de los genes que codifican a las inmunoglobulinas o a los receptores de la célula T. Todas las células de una clona particular tienen marcadores de superficie idénticos y pueden reaccionar con un antígeno especifico, aunque no se hayan expuesto a este. Las proteínas de superficie celular que permiten a los linfocitos entrar en interacción con antígenos son anticuerpos fijos a la membrana en el caso de las células B, y receptores de las células T en el caso de estas ultimas. Aunque la estructura molecular de los anticuerpos y de los receptores de las células T difieren, son equivalentes desde el punto de vista funcional en su capacidad para reconocer y entrar en interacción con epítopes específicos.

Durante la primera vez que el organismo se encuentra con un antígeno la reacción inmunológica es lenta en su iniciación, y no muy intensa, y se llama reacción inmunológica primaria. Las exposiciones subsecuentes al mismo antígeno desencadenan la reacción inmunológica secundaria, que se inicia con rapidez y es mucho más intensa que la reacción primaria. El aumento de la potencia de la reacción secundaria se debe al proceso de memoria inmunológica inherente en el sistema inmunitario. Se dice que tanto las células B como las T son células vírgenes (células ingenuas o linfocitos ingenuos) antes de su exposición a los antígenos. Una vez que una célula virgen entra en contacto con un antígeno, prolifera para formar células activadas y células de memoria.

Las células activadas, conocidas también como células efectoras, son las encargadas de efectuar la reacción inmunológica. Las células efectoras llamadas células plasmáticas, que se derivan de las células B, producen y descargan anticuerpos. Las células efectoras derivadas de las células T secretan citocinas o destruyen a las células extrañas o las células propias alteradas.

Al igual que los linfocitos vírgenes, las células de memoria expresan anticuerpos fijos en la membrana o receptoras de células T, que pueden entrar en interacción con antígenos específicos. Las células de memoria no participan directamente en la reacción inmunológica durante la cual se generan. Sin embargo, estas células viven durante meses o años y tienen una afinidad más elevada por los antígenos que los linfocitos vírgenes. Más aún, la formación de células de memoria después de la exposición a un antígeno incrementa el tamaño de la clona original, proceso que se denomina expansión clonal. A causa de la presencia de una población ampliada de células de memoria con gran afinidad por el antígeno, la exposición subsecuente a este mismo antígeno induce una reacción secundaria que es mucho más rápida, más potente y de duración más prolongada que la reacción primaria.

Tolerancia inmunológica

El sistema inmunológico puede reconocer a las macromoléculas que pertenecen al mismo cuerpo, y no intenta establecer una reacción inmunológica contra ellas. Esta falta de acción se debe a la tolerancia inmunológica. El mecanismo de tolerancia inmunológica depende de que se maten o se dejen inválidas las células que podrían reaccionar contra el propio organismo. Si durante su desarrollo un linfocito se encuentra a la sustancia con la que está destinado a reaccionar, el linfocito la mata (deleciòn clonal), de modo que no se forma la clona particular (?), o el propio linfocito queda invalidado (anergía clonal) y no podrá establecer una reacción inmunológica aunque se encuentre presente.

CORRELACIONES CLINICAS

Las enfermedades autoinmunitarias consisten en una malfunción del sistema inmunológico que da por resultado pérdida de la tolerancia inmunológica. Un ejemplo es la enfermedad de Graves, en la cual los receptores para la hormona estimulante del tiroides en las células foliculares de esta glándula se perciben como antígenos. Los anticuerpos (LATS) formados contra los receptores de la hormona estimulante del tiroides se fijan a estos receptores y estimulan a las células para que descarguen una cantidad excesiva de tiroxina. Las personas que sufren enfermedad de graves tienen aumento de tamaño de la glándula tiroides y exoftalmìa (protusión de los ojos u ojos saltones).

Inmunoglobulinas

Las inmunoglobulinas (anticuerpos) son glucoproteìnas que inactivan a los antígenos (entre ellos los virus) y desencadenan una reacción extracelular contra los microorganismos invasores. La reacción puede abarcar fagocitosis en los espacios del tejido conectivo por los macrófagos (o los neutrófilos) o activación del sistema de complemento que circula en la sangre.

CORRELACIONES CLINICAS

El sistema del complemento está compuesto por 20 proteínas plasmáticas que se montan en una sucesión y de una manera específica sobre la superficie de los microorganismos invasores para formar un complejo de ataque de membrana que produce lisis de la célula extraña. El componente clave del sistema del complemento es la proteína C3. La deficiencia de proteína C3 predispone a las persona a las infecciones bacterianas recurrentes.