CORRELACIONES CLINICAS

Cambios normales y patológicos en los vasos

Las arterias de mayor tamaño siguen creciendo hasta cerca de los 25 años, aunque hay engrosamiento progresivo de sus paredes y aumento en el número de láminas elásticas que contienen. En las arterias musculares, desde la edad madura en adelante, aumentan en sus paredes los depósitos de colágena y proteoglicanos, con lo que se reduce su flexibilidad. Los vasos coronarios son los primeros en manifestar los efectos del envejecimiento, y la íntima de esta manifiesta los cambios más grandes relacionados con la edad. Estos cambios naturales no son muy distintos a los cambios regresivos observados en caso de arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias).

Las más grandes de las arterias son proclives a la aterosclerosis, enfermedad que es preliminar a los ataques cardiacos y los accidentes vasculares cerebrales. La aterosclerosis se distingue por infiltraciones de material lípido no celular blanco en las paredes de la íntima; estas infiltraciones pueden reducir el diámetro luminal en grado apreciable incluso a los 25 años de edad. No está claro si estos transtornos son fisiológicos o manifestaciones de un proceso patológico. Las placas fibrosas que se forman en la íntima de las personas ancianas, sin embargo, son patológicas.

La capa de células del músculo liso de la túnica media de una persona sana experimenta renovación, pero cuando se lesiona el endotelio, las plaquetas que se acumulan en el sitio descargan factor del crecimiento derivado de las plaquetas, que estimula la proliferación de las células del músculo liso. Como consecuencia, estas células empiezan a llenarse de lípidos ricos en colesterol, que estimulan para que elaboren colágena y proteoglucanos adicionales, lo que da por resultado un ciclo en el cual la íntima acaba por quedar engrosada. Esta lesión ulterior del endotelio produce necrosis, que atrae a más plaquetas, y por último coagulación, con formación de un trombo que puede ocluir el vaso en ese sitio o desprenderse hacia la circulación general y ocluir un vaso más peligroso (p.ej., un vaso coronario o un vaso cerebral).

Aún no está clara la patogenia de este proceso patológico, aunque las teorías actuales de investigación señalan las funciones de colesterol, lipoproteínas y ciertos mitógenos.