La red de cromatina es áspera pero no demasiado densa, y de manera característica contienen dos nucléolos, aunque no siempre son evidentes en los frotis. El citoplasma es de color gris azuloso y tiene numerosos gránulos azurofílicos (lisosomas) y espacios vacuoliformes ocasionales (fig. 10-2e y 10-3L).
Las micrografías electrónicas ponen de manifiesto tanto heterocromatina como eucromatina en el núcleo, lo mismo que en los nucléolos. El aparato de Golgi suele cerca estar de la indentación del núcleo en forma de riñón. El citoplasma contiene depósitos de gránulos de glucógeno, pocos perfiles de RER, algunas mitocondrias, ribosomas libres y numerosos lososomas. La periferia de la célula pone de manifiesto microtúbulos, microfilamentos, vesículas pinocíticas y filópodos.
Los monocitos se quedan en la circulación sólo unos cuantos días; emigran a continuación por el endotelio de las vénulas y los capilares hacia el tejido conectivo, en el que se diferencian en macrófagos.
Función de los macrófagos
Linfocitos
Los linfocitos constituyen 20 a 25% de la población total circulante de leucocitos. Son células redondas en los frotis sanguíneos, pero pueden ser pleomórficos al emigrar por el tejido conectivo. Los linfocitos son un poco más grandes que los eritrocitos, pues miden 8 a 10 mm de diámetro (en los frotis sanguíneos), y tienen un núcleo redondo ligeramente indentado que ocupa la mayor parte de la célula. El núcleo es denso, con gran cantidad de heterocromatina, y su localización es acéntrica. El citoplasma situado en la periferia se tiñe de color azul claro y contiene unos cuantos gránulos azurofílicos. Con base en su tamaño, los linfocitos, pueden describirse como pequeños, medianos (12 a 15 m m de diámetro) o grandes (15 a 18 m m), aunque los dos últimos son mucho menos numerosos (fig. 10-2e y 10-3L).
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