Tejido reticular.

La colágena del tipo III es el componente principal de las fibras del tejido reticular. Las fibras de colágena forman redes intercaladas con fibroblastos y macrófagos (fig. 6-18L). Son los fibroblastos los que sintetizan a la colágena del tipo III. El tejido reticular forma la estructura de sinusoides hepáticos, tejido adiposo, médula ósea, ganglios linfáticos, bazo, músculo liso e islotes de Langerhans.

Tejido adiposo.

El tejido adiposo se clasifica en dos tipos, según esté compuesto por adipocitos uniloculares o multiloculares. Otras diferencias entre ambos tipos de tejido adiposo son color, vascularidad y actividad metabólica.

TEJIDO ADIPOSO BLANCO (UNILOCULAR). Las células grasas uniloculares contienen una sola gotita de lípidos, lo que da al tejido adiposo compuesto por estas células un color blanco. (Si la dieta es especialmente rica en alimentos que contienen carotenoides, como zanahorias, este tejido adiposo tendrá color amarillo). El tejido adiposo blanco está densamente regado por vasos sanguíneos, que forman redes capilares por todo este tejido. Los vasos pasan por los tabiques de tejido conectivo que separan a la grasa en lóbulos (fig. 6-6L). Las membranas plasmáticas de las células adiposas uniloculares contienen receptores para diversas sustancias, entre ellas insulina, hormona del crecimiento, noradrenalina y glucocorticoides, que facilitan la captación y la descarga de ácidos grasos libres y glicerol.

La grasa unilocular es el tipo que se encuentra en las capas subcutáneas de todo cuerpo. Se encuentra también en acúmulos en sitios característicos influidos por el sexo y la edad. En el varón la grasa se almacena en cuello, hombros, caderas y regiones glúteas. Conforme envejecen, la pared abdominal de los varones se vuelve un área adicional de almacenamiento. En las mujeres la grasa se almacena en las mamas, las regiones glúteas y las caderas, y en las superficies laterales de los muslos. De manera adicional, la grasa se almacena en ambos sexos en la cavidad abdominal a nivel del epiplón y de los mesenterios.

CORRELACIONES CLINICAS

La obesidad incrementa los riesgos de muchos problemas de la salud, entre ellos los que afectan al sistema cardiovascular.

En el adulto la obesidad se desarrolla de dos maneras diferentes. La obesidad hipertrófica es resultado de acumulación y almacenamiento de grasa en las células adiposas uniloculares, que pueden aumentar su tamaño hasta cuatro veces. La obesidad hipercelular, como lo implica su nombre, es resultado de exceso de adipocitos. Este tipo de obesidad suele ser grave.

Aunque los adipocitos maduros no se multiplican, sus precursores proliferan al principio de la vida posnatal. Hay pruebas sustanciales de que alimentar en exceso a los recién nacidos durante unas cuantas semanas puede incrementar en realidad de número de precursores de los adipocitos, y dar por resultado aumento en el número de estos y establecimiento de la etapa para la obesidad hipercelular en el adulto. Los lactantes pasados de peso son, por lo menos, tres veces más proclives a manifestar obesidad como adultos que los lactantes de peso promedio.

TEJIDO ADIPOSO PARDO (MULTILOCULAR)

El tejido adiposo pardo está compuesto por adipocitos multiloculares, que almacenan grasa en múltiples gotitas. Este tejido puede tener una tonalidad bronceada o parda rojiza por su gran vascularidad y por los citocromos presentes en sus abundantes mitocondrias (fig. 6-7t).

El tejido adiposo multilocular tiene organización lobulillar y riego sanguíneo semejantes a los de una glándula. El tejido adiposo pardo está muy vascularizado, y en éste los vasos están cerca de los adipocitos. Entran fibras nerviosas amielínicas en el tejido con terminación de los axones sobre los vasos sanguíneos lo mismo que sobre las células grasas, en tanto que en el tejido adiposo blanco las neuronas terminan sólo en los vasos sanguíneos.

Aunque se sabe desde hace mucho que la grasa multilocular se encuentra en muchas especies de mamíferos, en especial las que hibernan, y en los lactantes de la mayor parte de los mamíferos, no estaba claro si existía en el ser humano adulto. En el neonato humano la grasa parda está localizada en la región del cuello y en la región interescapular. Conforme madura el ser humano, las gotitas de grasa de las células adiposas pardas entran en coalescencia para formar una sola gotita (semejante a las de las células adiposas blancas), y las células se vuelven más parecidas a las del tejido adiposo unilocular. Por tanto, aunque los adultos parecen contener sólo grasa unilocular, hay pruebas de que poseen también grasa parda. Esto se puede demostrar en algunas de las enfermedades de agotamiento de los ancianos en los que se forma de nuevo tejido graso multilocular en las mismas regiones que en el recién nacido.

El tejido adiposo pardo (grasa parda) se relaciona con la producción de calor del cuerpo por el gran número de mitocondrias que contienen los adipocitos multiloculares que componen este tejido. Estas células pueden oxidar ácidos grasos con una rapidez unas 20 veces mayor que la grasa blanca, con lo que se incrementa la producción de calor del cuerpo tres veces en ambientes fríos.