Macrófagos

Como se señaló con anterioridad, algunos macrófagos se comportan como células fijas y algunos como células transitorias. Como los macrófagos son fagocitos activos, funcionan en la remoción de los detritus celulares y en la protección del cuerpo contra los invasores extraños.

Los macrófagos miden 10 a 30 micras de diámetro, y son células de forma irregular (fig. 6-12t). Su superficie celular es desigual, y estas desigualdades varían entre proyecciones cortas y romas hasta filópodos digitiformes. Los macrófagos más activos tienen repliegues en las membranas plasmáticas como consecuencia del movimiento y la fagocitosis celulares. Su citoplasma es basófilo, y contiene muchas vacuolas y gránulos densos pequeños. El núcleo excéntrico es más pequeño y de color más oscuro que el de los fibroblastos, y no suele poner de manifiesto nucléolos. El núcleo del macrófago es distintivo en cierto grado, porque tiene forma ovoide y suele estar indentado en un lado, de modo que parece un riñón. Los estudios de microscopia electrónica demuestran aparato de Golgi bien desarrollado, RER prominente y abundancia de lisosomas, que se manifiestan como pequeños gránulos densos en las micrografías de luz.

Conforme maduran los macrófagos jóvenes, aumentan de tamaño y se incrementa de manera concomitante su contenido, consistente en RER, complejo de Golgi, microtúbulos, lisosomas y microfilamentos, lo mismo que su síntesis de proteínas.

Desarrollo y distribución de los macrófagos

Los histólogos creyeron durante un tiempo que los macrófagos se derivaban de células precursoras del sistema reticuloendotelial, que incluían tanto a las células no fagocíticas como a los reticulocitos. Más recientemente se sustituyó esta clasificación por el de sistema fagocítico o macrofágico mononuclear (SMM). Todos los miembros de este sistema se originan en una célula madre común en la médula ósea, poseen lisosomas, son capaces de efectuar fagocitosis y ponen de manifiesto receptores Fc y receptores para complemento.

Los monocitos se desarrollan en la médula ósea y circulan por la sangre. Al recibir la señal apropiada dejan a esta última y emigran por el endotelio de los capilares o las vénulas. En el compartimiento del tejido conectivo maduran hasta convertirse en macrófagos, que normalmente tienen una vida media de cerca de dos meses.

Los macrófagos localizados en ciertas regiones del cuerpo recibieron nombres específicos antes de que se comprendiera por completo su origen. Por lo tanto, las células de Kupffer del hígado, las células de polvo del pulmón, las células de Langerhans de la piel, los monocitos sanguíneos y los macrófagos del tejido conectivo, bazo, ganglios linfáticos, timo y médula ósea, son miembros del sistema fagocítico mononuclear, y poseen morfología y funciones semejantes. Por añadidura, los osteoclastos del hueso y la microglia del sistema nervioso central, aunque diferentes desde el punto de vista morfológico, pertenecen también al sistema fogocítico mononuclear.

Bajo condiciones de inflamación crónica, los macrófagos se congregan, aumentan mucho de tamaño y se vuelven células epitelioides de forma poligonal. Cuando el material en partículas que se va a eliminar es demasiado, pueden fusionarse varios o muchos macrófagos para formar una célula gigante de cuerpo extraño, que es un macrófago gigante multinucleado.

Los macrófagos que residen en el tejido conectivo se llamaban con anterioridad macrófagos fijos, y los que se desarrollaban como resultado de un estímulo exógeno y emigraban hacia el sitio en particular se llamaban macrófagos libres. Estos nombres han quedado sustituidos por los más descriptivos macrófagos residentes y macrófagos libres respectivamente.

Función de los macrófagos

Los macrófagos fagocitan células ancianas, lesionadas y muertas y detritus celulares, y digieren el material ingerido por acción de las enzimas hidrolíticas que se encuentran en sus lisosomas. Los macrófagos ayudan también a las defensas del cuerpo al fagocitar y destruir microorganismos. Mediante la reacción inmunológica, los factores descargados por los linfocitos activan a los macrófagos e incrementan su actividad fagocítica.