La progesterona estimula el desarrollo del endometrio durante cada ciclo menstrual, e inhibe la producción de LH de maneras directa e indirecta (actuando tanto sobre el hipotálamo como sobre las gonadótropas hipofisiarias). En ausencia de embarazo la LH disminuye pronto por debajo de la concentración requerida para conservar al cuerpo lúteo, y sobreviene el proceso de degeneración de éste. Si ocurre embarazo, la gonadotropina coriónica humana producida por la placenta produce retroalimentación positiva sobre el cuerpo lúteo del embarazo, y por tanto conserva la producción de progesterona muy al principio de la gestación. Hacia el 4o mes de la gestación la placenta adopta gran parte del control hormonal. Hay otra hormona, relaxina, producida por la placenta, que facilita el parto al ablandar al fibrocartílago de la sínfisis del pubis para facilitar el ensanchamiento del estrecho pélvico.

OVIDUCTOS (TROMPAS DE FALOPIO)

Los oviductos, o trompas de Falopio, son estructuras tubulares pares de pared muscular, de unos 12 cm de largo cada una con un extremo abierto y un extremo conectado (fig. 20-1e). Los oviductos se continúan con la pared del útero a nivel de sus extremos insertados, los que atraviesan la pared uterina para abrirse en la luz del útero. Los extremos libres se abren en la cavidad peritoneal cerca de los ovarios.

Los oviductos se encuentran divididos en 4 regiones anatómicas. A partir del extremo abierto se encuentra el infundíbulo, cuya porción abierta está bordeada por proyecciones llamadas fimbrias, que ayudan a capturar al oocito secundario. La región siguiente es la ampolla, sitio ampliado en el que suele ocurrir la fecundación. La tercera región es el istmo, porción estrechada entre la ampolla y la cuarta región, o región intramural, que pasa a través de la pared uterina para abrirse en la luz del útero. Los oocitos están cubiertos por el peritoneo visceral. Sus paredes tienen 3 capas: mucosa, muscular y serosa (fig. 20-9L).

La mucosa se caracteriza, por presentar muchos pliegues longitudinales. Estos pliegues se encuentran en las 4 regiones del oviducto, pero son más pronunciados en la ampolla, sitio en el que se ramifican; en las otras regiones los pliegues de la mucosa se reducen hasta convertirse en elevaciones bajas. El epitelio cilíndrico simple que reviste la luz es más alto a nivel del infundíbulo y más bajo conforme el oviducto se aproxima al útero. Son 2 tipos de células diferentes que constituyen el epitelio: células en clavo o intercalares y células ciliadas.

Las células en clavo o intercalares carecen de cilios. Tienen una función secretora que brinda un ambiente nutritivo y protector para conservar a los espermatozoides en su camino para llegar al ovocito secundario. Los productos contenidos en las secreciones de las células en clavo o intercalares facilitan la capacitación de los espermatozoides, proceso por el cual éstos maduran por completo y son capaces de fecundar al óvulo. Los productos secretorios brindan también nutrición y protección al óvulo y, si éste se fecunda estas mismas secreciones proveerán de nutrientes al embrión durante las fases iniciales de su desarrollo. Las secreciones de las células en clavo acopladas con el movimiento del líquido hacia el útero inhiben el paso de los micro organismos hacia el oviducto y hacia la cavidad peritoneal.

Los cilios de las células ciliadas baten al unísono hacia el útero. Como resultado el óvulo fecundado, los espermatozoides y el líquido viscoso producido por las células en clavo se ven impulsados hacia el útero. (fig. 20-10t).

La lámina propia (o propria) de la mucosa del oviducto no es sobresaliente, puesto que está compuesta por tejido conectivo laxo que contiene fibroblastos, mastocitos (células cebadas), células línfoides, colágena y fibras reticulares.

La capa muscular está constituida a su vez por capas circular interna y longitudinal externa de músculo liso mal definidas. Los espacios entre los haces de fibras musculares contienen también tejido laxo.

Hay un epitelio escamoso simple (plano) que provee la cubierta serosa del oviducto. El tejido conectivo laxo entre las capas serosa y muscular contiene muchos vasos sanguíneos y fibras nerviosas vegetativas.

Como los oviductos están tan ricamente vascularizados principalmente con grandes venas, las contracciones de la capa muscular durante la ovulación constriñen a las venas ingurgitadas. Esto produce distensión de todo el oviducto y pone a las fimbrias en contacto con el ovario, con lo que ayudan a la captura del oocito secundario descargado. Las contracciones rítmicas sostenidas de las capas de la muscular, acopladas con el latido de los cilios en el interior, ayudan a propulsar al oocito capturado hacia el útero.