Organos tendinosos de Golgi (huso neurotendinoso)

Cuando un músculo experimenta contracción agotadora puede aplicar tensión excesiva en sus tendones. Para proteger al tendón, los órganos tendinosos de Golgi brindan retroalimentación inhibitoria a la neurona motora a del músculo, lo que da por resultado relajación del músculo que está ejerciendo tracción sobre dicho tendón. Por tanto la función de las órganos tendinosos de Golgi, denominados también husos neurotendinosos, es contraria a la de los husos musculares. Estos dos órganos sensitivos actúan en concierto para integrar los sistemas de reflejos raquídeos.

Los órganos tendinosos de Golgi están compuestos por fibras de colágena intrafusales delgadas encapsuladas que reciben a las terminaciones nerviosas de las neuronas sensitivas del tipo Ib. Las terminaciones nerviosas se estimulan con el estiramiento excesivo de las fibras de colágena intrafusales.

CORRELACIONES CLINICAS

La capacidad de una persona para tocarse la nariz en la obscuridad absoluta se debe a las actividades integradoras de los husos musculares y, posiblemente, de los órganos tendinosos de Golgi. Estos elementos brindan retroalimentación no sólo sobre el grado de tensión colocado sobre el músculo y el tendón, sino también sobre su posición en el espacio tridimensional.

Músculo cardiaco

El músculo cardiaco, otra forma de músculo estriado, se encuentra sólo en el corazón y en las venas pulmonares, en el sitio en que éstas se unen con el corazón. El músculo cardiaco se deriva de un mesénquima esplácnico claramente definido, la capa mioepicárdica, cuyas células originan el epicardio y el miocardio.

El miocardio del adulto consiste en una red anastomosante de células musculares cardiacas ramificadas distribuidas por capas (láminas). Las capas musculares están separadas entre sí por láminas de tejido conectivo más delgadas por las que corren vasos sanguíneos, nervios y sistemas de conducción del corazón. Los capilares derivados de esta rama invaden al tejido conectivo intercelular y forman una red densa y rica de lechos capilares que rodean a cada fibra muscular cardiaca.

El músculo cardiaco difiere de los músculos esquelético y liso en que posee una ritmicidad inherente, lo mismo que capacidad para contraerse de manera espontanea. Se ha adaptado un sistema de células musculares cardiacas para garantizar la coordinación de sus acciones contráctiles. En el capítulo 11, dedicado al sistema circulatorio, se habla de este sistema especializado lo mismo que de la inervación autónoma asociada.

Células del músculo cardiaco

Las longitudes de la célula muscular cardiaca en reposo varía, pero en promedio miden 80mm de longitud por 15mm de diámetro. Cada célula posee un núcleo único, de gran tamaño, oval y deposición central, aunque en ocasiones contiene dos núcleos (figs. 8-16L y 8-17L).

Discos intercalares

Las células de músculo cardiaco forman uniones terminoterminales muy especializadas que se conocen con el nombre de discos intercalares (figs. 8-16L, 8-18e, 8-19t y 8-20t). Las membranas celulares que participan en estas uniones se aproximan entre si, de modo que en la mayor parte de los sitios están separadas por un espacio que mide menos de 15 a 20 manómetros.

Los discos intercalares tienen porciones transversas, en las que abundan la fascia adherente y desmosomas, lo mismo que porciones laterales ricas en uniones comunicantes o de intersticio (figs. 8-18e y 8-20t). Sobre la superficie citoplásmica del sarcolema de los discos intercalares existen microfilamentos delgados que se adhieren a las fascias de adhesión, que son por tanto análogos a los discos Z. También se forman uniones comunicantes o de intersticio, que funcionan al permitir el flujo rápido de información desde una célula hacia la siguiente, en las regiones en las que las células colocadas lado a lado entran en contacto íntimo entre si.