istemas de laminillas del hueso compacto.

El hueso compacto esta compuesto por laminillas distribuidas en cuatro sistemas laminillares, que son especialmente manifiestos en las diáfisis de los huesos largos. Estos sistemas de laminillas son: laminillas circunferenciales externas, laminillas circunferenciales internas, sistemas de los conductos de Havers (osteonas) y laminillas intersticiales.

LAMINILLAS CIRCUNFERENCIALES EXTERNAS E INTERNAS. Las laminillas circunferenciales externas se encuentran justamente en la profundidad de la región en relación con el periostio, forman la región más externa de la diáfisis y contienen fibras de Sharpey que fijan al periostio contra el hueso (fig. 7-9e).

Las laminillas circunferenciales internas, análogas a las externas pero no tan extensas como ellas, rodean por completo a la cavidad medular. Se extienden trabeculas de hueso esponjoso desde las laminillas circunferenciales internas hacia la cavidad medular, e interrumpen la cubierta endóstica de las laminillas circunferenciales internas.

CONDUCTO DE HAVERS (OSTEONA) Y LAMINILLAS INTERSTICIALES. La parte principal del hueso compacto está compuesta por abundancia de sistemas de conductos de Havers (osteona); cada sistema está compuesto por cilindros de laminillas, distribuidas de manera concéntrica alrededor de un espacio vascular que se conoce como conducto de Havers (figs. 7-9e y 7-10L). A menudo las osteonas de bifurcan a lo largo de su gran longitud. Cada osteona está limitada por una línea cementante delgada, compuesta principalmente por una sustancia básica calcificada y una cantidad escasa de fibras de colágena (fig. 7-5L).

Los haces de fibras de colágena son paralelos entre sí dentro de una laminilla, pero están orientados en sentido casi perpendicular con los de las laminillas adyacentes. Esta distribución es posible porque las fibras de colágena siguen una distribución helicoidal alrededor del conducto de Havers dentro de cada laminilla, pero están montadas de manera diferente en las laminillas adyacentes. Cada conducto de Havers, revestido por una capa de osteoblastos y células osteoprogenitoras, alberga a un paquete vasculo nervioso con su tejido conectivo acompañante. Los conductos de Havers de las osteonas adyacentes, están conectados entre sí por medio de los conductos de Volkmann (figs. 7-9e y 7-11L). Estos espacios vasculares están orientados en sentido oblicuo en relación con los conductos de Havers o son perpendiculares a ellos.

El diámetro de los conductos de Havers varía entre 20 y 100 m m de diámetro aproximadamente. Durante la formación de las osteonas, la primera en formarse es la laminilla más cercana a la línea cementante. Se añaden laminillas adicionales al sistema, se reduce el diámetro del conducto de Havers y se incrementa el espesor de la pared de la osteona. Como los nutrientes provienen de los vasos sanguíneos del conducto de Havers deben atravezar los canaliculos para llegar a los osteocitos, lo que es un proceso ineficiente, la mayor parte de las osteonas poseen cuatro a veinte laminillas.

Conforme se está remodelando el hueso, los osteoclastos resorben osteonas y los osteoblastos los restituyen. Los residuos de las osteonas se conservan como arcos irregulares de fragmentos laminillares, que se conocen como laminillas intersticiales, rodeadas por osteonas. De manera semejante a las otras osteonas, las osteonas intersticiales están rodeados por líneas cementantes.

HISTOGENESIS DEL HUESO.

La formación de hueso durante el desarrollo embrionario puede producirse de dos maneras: formación intramembranosa de hueso y formación endocondral de hueso. El hueso que se forma por cualquiera de estos dos métodos es idéntico desde el punto de vista histológico. El hueso que se forma por primera vez es el hueso primario, que se resorbe más adelante y queda sustituido por un hueso secundario. El hueso secundario sigue resorbiéndose durante toda la vida, aunque a un ritmo más lento.