Las bombas de protones del plasmalema del borde rugoso de los osteoclastos transportan de manera activa iones H+ hacia el compartimiento subosteoclástico, con lo que reducen el pH del microambiente (los iones Cl- lo siguen pasivamente). El componente inorgánico de la matriz se disuelve conforme el ambiente se vuelve ácido; los minerales liberados entran en el citoplasma del osteoclasto para desacargarse hacia los capilares cercanos.

Las hidrolasas lisosomales y la colagenasa, secretadas por los osteoclastos hacia el compartimiento subosteoclástico, degradan a los componentes orgánicos de la matriz descalcificada del hueso. Los osteoclastos efectuan endocitosis de los productos de degradación que mas tarde se desintegran hasta aminoácidos, monosacáridos y disacáridos, que se descargan a continuación en los capilares cercanos.

Control hormonal de la resorción ósea. La actividad de resorción del hueso de los osteoclastos se encuentra bajo la regulación de dos hormonas: hormona paratiroidea y calcitonina, producidas por las glándulas paratiroides y tiroides respectivamente.

Estructura ósea.

Los huesos se clasifican según su forma en 5 tipos: los hueso largos que tienen un cuerpo o diáfisis localizado entre dos cabezas (p. ej. tibia); los huesos cortos, que tienen anchura y longitud aproximadamente iguales (p. ej., huesos del carpo de la muñeca); los huesos planos, que son como su nombre lo indica; planos, delgados y a manera de láminas (p. ej., huesos que forman la estructura ósea del cráneo) y los huesos irregulares, que tienen forma irregular que no se ajusta a la forma de las otras clases (p. ej.: huesos esfenoides y etmoides dentro del cráneo). Los huesos sesamoideos, que son huesos de otro tipo; se desarrollan dentro de los tendoes, y en esos sitios favorecen la función mecánica del músculo (p.ej.: rotula) a través de una articulación.

Generalizaciones sobre el hueso a simple vista.

Las observaciones a simple vista del fémur (hueso largo) en corte longitudinal revelan dos diferentes tipos de estructura ósea. El hueso muy denso de la superficie mas externa externa es hueso compacto, en tanto que la porción esponjosa que reviste la cavidad medular es hueso trabecular o esponjoso (fig. 7-9e). La observación mas de cerca del hueso esponjoso revela trebéculas y espículas óseas ramificadas que nacen de la superficie interna del hueso compacto hacia la cavidad medular. No existen sistemas de Havers en el hueso esponjoso, pero si distribuciones irregulares de laminillas. Estas contienen lagunas que albergan a los osteocitos, que se nutren por difusión desde la cavidad medular, que esta llena de medula ósea. La medula ósea es de dos tipos: medula ósea roja, en la que se forman eritrocitos, y médula ósea amarilla, compuesta principalmente de grasa.

El tallo o cuerpo del hueso se denomina diáfisis y los extremos articulares se denominan epífisis. En la persona que esta creciendo aun la diáfisis esta separada de cada epífisis por una placa epifisaria de cartílago. El extremo articular del hueso esta aumentado de tamaño y esculpido, a fin de que se articule con su contraparte ósea de la articulación. La superficie del extremo articular esta cubierta por solo una capa delgada de hueso compacto sobrepuesto a tejido esponjoso. En la parte alta se encuentra cartílago hialino articular muy pulido, que reduce la fricción al moverse contra el cartílago articular de la contraparte ósea de la articulación. La zona de transición sobre la placa epifisaria y la diáfisis se denomina metáfisis, y en ella esta colocadas las columnas de hueso esponjoso. El hueso crece en longitud a partir de la placa epifisaria y de la metáfisis.

La diafisis esta cubierta por un periostio, salvo en los sitios en los que se insertan tendones y músculos en el hueso. Además, no existe periostio sobre las superficies del hueso cubiertas por cartílago articular. Tampoco hay periostio en los huesos sesamoideos (p.ej; rótula); que se forman dentro de los tendones y funcionan para incrementar el buen funcionamiento mecánico a través de una articulación. El periostio es una cubierta de tejido conectivo colagenoso no calcificado, denso o irregular que reviste al hueso sobre su superficie externa y se inserta en el mismo por medio de las fibras de Sharpey (fig. 7-9e). El periostio está compuesto por dos capas, una capa fibrosa externa cuya función primaria es distribuir el riego sanguíneo y la inervación hacia el hueso, y una cubierta o envoltura celular interna que posee células osteprogenitoras.

Los huesos planos del cráneo se desarrollan por un método distinto al de la mayor parte de los huesos largos del cuerpo. Las superficies interna y externa de la bóveda craneal poseen dos capas relativamente gruesas de hueso compacto que se llaman tablas interna y externa (también interior y exterior), que rodean al hueso esponjoso (diploe) que se encuentra emparedado entre ambas. La tabla externa posee un periostio, llamado pericráneo: por dentro de la tabla interna esta revestida por duramadre, que sirve como periostio o envoltura protectora para el cerebro.

Tipos de hueso según las observaciones microscópicas

Las obsevaciones microscópicas revelan dos tipos de hueso: hueso primario, conocido como hueso inmaduro o entretejido, y hueso secundario, que se conoce también como hueso maduro o laminar.

El hueso primario es una forma inmadura de hueso, por que es el primer hueso en formarse durante el desarrollo fetal y durante la reparación ósea. Cuenta con abundantes osteocitos y haces regulares de colágena, que se sustituyen y organizan mas adelante como huesos secundarios salvo en ciertas regiones (p.ej; nivel de las suturas de los huesos de la bóveda craneal, los sitios de inserción de los tendones y los alveolos dentales). El contenido mineral del hueso primario es también mucho menor que el del hueso secundario.