ARTICULACIONES

 

Los huesos son demasiado rígidos y por lo tanto no pueden doblarse sin sufrir daño. Por fortuna, ciertos tejidos conectivos flexibles forman articulaciones que mantienen unidos los huesos y al mismo tiempo permiten, en la mayoría de los casos, cierto grado de movimiento. Una articulación o artrosis es el área de contacto entre los huesos, entre éstos y e! cartílago o entre e! tejido óseo y los dientes. Cuando un hueso se une a otro y dicha unión permite que tengan alguna movilidad, se dice que forman una articulación. Gran parte de los movimientos corporales son posibles gracias a ellas. Se puede entender mejor su importancia si el lector imagina lo difícil que resulta caminar con un vendaje enyesado que inmoviliza

 La articulación de la rodilla o el grado en que un dedo de la mano con una férula limita la capacidad para manipular objetos pequeños. El estudio científico de las articulaciones es la artrología y el de los movimientos de! cuerpo humano se denomina cinesiología.

 

CLASIFICACIONES DE LAS ARTICULACIONES

OBJETIVO

·          Describir las clasificaciones estructurales y funcionales de

las articulaciones.

 La clasificación de las articulaciones comprende dos aspectos, el estructural, es decir, las características anatómicas de estas uniones, y el funcional, esto es e! tipo de movimientos que permiten.

  A su vez, la división que se basa en la estructura incluye dos criterios: 1) la presencia o no de un espacio entre huesos articulares, el cual recibe el nombre de cavidad sinovial, y 2) el tipo de tejido conectivo que mantiene unidos los huesos. Por su conformación, las articulaciones se clasifi­can en los tipos siguientes:

·    Articulaciones fibrosas. Mantienen unidos los hue­sos gracias al tejido conectivo fibroso, el cual contiene abundantes fibras de colágena y carece de cavidad si­novial.

Articulaciones cartilaginosas. Conservan e! ensamblaje óseo por medio de un cartílago y no poseen cavidad si­novial.

·    Articulaciones sinoviales. Los huesos que forman este tipo de articulación cuentan con una cavidad sinovial; se mantienen juntos por la acción del tejido conectivo denso irregular de una cápsula articular y, con frecuencia, por e! trabajo de los ligamentos.

La clasificación funcional de las articulaciones depende del grado de movimiento que permiten. Desde este punto de vista se dividen en:

Sinartrosis. Articulación inmóvil.

Anfiartrosis. Articulación con movimientos limitados.

Diartrosis. Articulación con diversidad de movimientos.

Todas las diartrosis son articulaciones sinoviales. Tienen diversas formas y permiten distintos tipos de actividad dinámica.

En las subsecciones siguientes se describen las articulaciones del cuerpo humano según su clasificación estructural. A medida que se analiza la conformación de cada una también se exploran sus atributos funcionales.

  

ARTICULACIONES FIBROSAS

OBJETIVO

· Describir la estructura y las funciones de los tres tipos de articulaciones fibrosas.

Las articulaciones fibrosas carecen de cavidad sinovial y los huesos que las integran se mantienen estrechamente unidos debido al tejido conectivo fibroso. Son estáticas o tienen poca movilidad. Las hay de tres tipos: suturas, sindesmosis y gonfosis.

Suturas

Se da el nombre de sutura a una articulación fibrosa que está formada por una capa delgada de tejido conectivo fibroso denso que mantiene unidos los huesos del cráneo; por ejemplo la sutura coronal, entre el parietal y el frontal (fig. 9.1a). Sus bordes irregulares y entrelazados les confieren re­sistencia adicional y reducen la probabilidad de que se fracturen. Desde el punto de vista funcional las suturas se consideran sinartrosis ya que son inmóviles.

Los recién nacidos poseen algunas suturas que son sustituidas durante el crecimiento por tejido óseo adulto; éstas se denominan sinostosis o articulaciones óseas, en las cuales e ocurre fusión completa de los huesos a través de la línea de unión. Un ejemplo es la sutura frontal, entre las mitades derecha e izquierda del frontal, cuya fusión se inicia durante la lactancia.

Sindesmosis

Las sindesmosis son articulaciones fibrosas en las cuales es mayor la distancia entre los huesos que unen y por ende tienen más cantidad de tejido conectivo fibroso que las suturas. Dicho tejido está dispuesto a manera de un haz (ligamentos) o una lámina (membrana interósea) [fig. 9.1b]. Un ejemplo de sindesmosis es la articulación tibioperoneal distal, cuyo ligamento anterior une la tibia con el peroné. Otro lo constituye la membrana interósea ubicada entre los bordes paralelos de estos dos huesos. Dado que las sindesmosis permiten movimientos leves, desde el punto de vista fun­cional se clasifican como anfiartrosis.

Gonfosis

Una gonfosis constituye un tipo de articulación fibrosa que se caracteriza por la forma en que se ensamblan los hue­sos: la espiga cónica de uno embona en el hueco del otro. Los únicos ejemplos de gonfosis son las articulaciones de las raíces de los dientes con los alveolos, en las apófisis alveolares de los maxilares superior e inferior (fig. 9.1c). El tejido conectivo fibroso denso entre el diente y el alveolo se denomina ligamento periodontal. Las gonfosis se clasifican en lo funcional como sinartrosis o articulaciones inmóviles.

 

.ARTICULACIONES CARTILAGINOSAS

OBJETIVO

·Describir la estructura y las funciones de los dos tipos de

articulaciones cartilaginosas.

 

Al igual que las fibrosas, las articulaciones cartilaginosas no tienen cavidad sinovial y no permiten movimientos o éstos son mínimos. En dichas artrosis, los huesos se mantienen estrechamente unidos por un fibrocartílago o cartílago hialino. Los dos tipos de articulaciones cartilaginosas son la sincondrosis  y la sínfisis.

 

Sincondrosis

 

Una sincondrosis es una articulación cuyo material de unión es un cartílago hialino. Un ejemplo de ello es la placa epifisaria, que mantiene junta la epífisis con la diáfisis de 10$ huesos en crecimiento (fig. 9.2a). Desde la perspectiva funcio­nal, una sincondrosis es una sinartrosis. Cuando cesa el cre­cimiento longitudinal del hueso, el tejido óseo reemplaza al cartílago hialino y las sincondrosis se convierten en sinostosis. Otro ejemplo de sincondrosis es la articulación entre la primera costilla y el manubrio del esternón, la cual se osifica durante la edad adulta y se transforma en una sinostosis inmóvil.

 

Sínfisis

 

Una sínfisis es una articulación cartilaginosa en la cual los extremos de los huesos que une tienen recubrimiento de cartílago hialino, si bien los huesos están unidos por un disco plano y ancho de fibrocartílago. Todas las sínfisis se hallan en la línea media del cuerpo. Un ejemplo de ellas es la sínfisis del pubis; en la parte anterior de los huesos coxales (fig. 9.2b). Este tipo de articulación también se encuentra en el punto  donde se ensambla el manubrio con el cuerpo del esternón (véase la fig. 7.22) Y en las articulaciones intervertebrales, que hay entre los cuerpos de las vértebras (véase la fig. 7.17). Una  parte del disco intervertebral es de fibrocartílago. Las sínfisis son anfiartrosis, es decir, articulaciones con movimientos limitados.

 

ARTICULACIONES  SINOVIALES

 OBJETIVO

·        Describir la estructura de las articulaciones sinoviales.

Las articulaciones sinoviales poseen un espacio, llamado cavidad (articular) sinovial,  entre los huesos que las forman (fig. 9.3). Su estructura les permite libertad de movimientos. Por ende, todas las articulaciones sinoviales se clasifican funcionalmente como diartrosis.

Estructura de las articulaciones sinoviales

En las articulaciones sinoviales los huesos tienen un re­cubrimiento de cartílago articular, generalmente hialino y en ocasiones fibrocartilaginoso. Dicho cartílago recubre la superficie articular de los huesos con una superficie lisa y resbaladiza, en vez de mantenerlos unidos, con la cual reduce la fricción entre ellos durante los movimientos de la ar­ticulación y ayuda a absorber los impactos.

Cápsula articular

Las articulaciones sinoviales se encuentran rodeadas por una cápsula articular con forma de manga que envuelve la cavidad sinovial y mantiene juntos los huesos de la articu­lación. Se trata de una estructura formada por dos capas, la cápsula fibrosa externa y la membrana sinovial interna (véase la fig. 9.3). La capa externa o cápsula fibrosa generalmente consta de tejido conectivo denso irregular que se adhiere al periostio de los huesos articulares. La flexibilidad de esta cápsu­la le confiere movilidad considerable a la articulación, mientras que su gran resistencia a la tensión (resistencia a la tracción) ayuda a evitar que se luxen los huesos que une. Las fibras de algunas cápsulas fibrosas están dispuestas en haces paralelos muy bien adaptados para resistir el estiramiento. Tales haces se denominan ligamentos y es frecuente que tengan nombres específicos; su resistencia es uno de los factores mecánicos principales que les da cohesión a las uniones de los huesos en las articulaciones sinoviales. La capa interna de la cápsula ar­ticular, la membrana sinovial, está integrada por tejido conectivo areolar con fibras elásticas. En muchas articulaciones sinoviales, la membrana del mismo nombre incluye cúmulos de tejido adiposo, llamados almohadillas adiposas articulares. Un ejemplo es la almohadilla infrarrotuliana de la rodilla (véase la fig. 9 .14c).

 

Liquido sinovial

 

La membrana sinovial secreta el líquido sinovial que forma una película delgada en torno a las superficies dentro de la cápsula articular. Este líquido viscoso y transparente o de color amarillo claro recibe su nombre por su semejanza en aspecto y consistencia con la clara de un huevo crudo de gallina. Se forma con ácido hialurónico y líquido intersticial que se filtra del plasma sanguíneo. Desempeña diversas funciones, entre ellas reducir la fricción al lubricar las articulaciones, proporcionar nutrientes y eliminar desechos metabólicos de los condrocitos del cartílago articular. (Debe recordarse que el cartílago es un tejido avascular.) Además, el líquido sinovial contiene células fagocíticas, que eliminan tanto los microbios como los desechos resultantes del uso y desgaste normal de las articulaciones. Cuando una de estas uniones permanece inmóvil durante algún tiempo, el líquido se vuelve muy viscoso (similar a un gel), mientras que se hace más ligero conforme aumentan los movimientos articulares. Una de las ventajas del "calentamiento" antes de e practicar ejercicio físico es que estimula la producción y se­creción de líquido sinovial.

Ligamentos accesorios y discos articulares

Muchas articulaciones sinoviales también poseen liga­mentos accesorios, llamados extracapsulares e intracapsulares. Los ligamentos extracapsulares se denominan así porque están fuera de la cápsula articular. Sus ejemplos comprenden los ligamentos laterales del peroné y la tibia en la articulación de la rodilla (véase la fig. 9.14d). Los ligamentos intracapsulares se hallan dentro de la cápsula articular, si bien quedan excluidos de la cavidad sinovial por los pliegues de la membrana sinovial. Como ejemplos se pueden citar los ligamentos cruzados anterior y posterior de la rodilla (véase la fig. 9.14d).

En el interior de algunas articulaciones sinoviales, como la rodilla, hay almohadillas de fibrocartílago, dispuestas en­tre las superficies articulares de los huesos, que están unidas a la cápsula fibrosa. Estos cojinetes se denominan discos articulares o meniscos. En la figura 9.14d, se ilustran los menisco s interno y externo de la rodilla. Por lo regular subdividen la cavidad sinovial en dos espacios separados. Dado que los menisco s modifican la forma de las superficies articulares de los huesos, permiten que se logre un ajuste más es­trecho entre dos huesos de formas no complementarias; asimismo, ayudan a mantener la estabilidad de la articu­lación y dirigir el flujo del líquido sinovial hacia las áreas de mayor fricción.

 

 

APLICACIÓN CLÏNICA

~. Desgarro de meniscos y artroscopia

 Es  frecuente que Los deportistas sufran desgarro de los meniscos de La rodilla. La Lesión de estos cartílagos propicia su desgaste y puede desencadenar artritis si no se extirpan quirúrgicamente (meniscectomía). La reparación de Los meniscos desgarrados se puede efectuar mediante artroscopia, una técnica que consiste en examinar eL interior de una articulación, generalmente La rodilla, con eL artroscopio, que es un instrumento pequeño provisto de Luz el cual se utiliza para observación. Sirve para determinar La naturaleza y magnitud deL daño después de una Lesión de rodilla, extraer eL cartílago desgarrado y reparar los Ligamentos cruzados de la rodilla, obtener muestras de tejido con fines de análisis, vigilar La evolución de La enfermedad y Los efectos deL tratamiento, además de emplearse para realizar operaciones en otras articulaciones, como el hombro, codo, tobillo y muñeca. •  

 

Nervios y vasos sanguíneos

 

Los nervios que se ramifican en una articulación son los mismos que inervan los músculos que la mueven. Las articu­laciones sinoviales contienen muchas terminaciones nerviosas que se distribuyen por la cápsula articular y los ligamentos accesorios. Algunas de estas terminaciones transmiten las sen­saciones de dolor (información), que se experimentan en esa unión, a la médula espinal y luego al encéfalo, para su procesamiento. Otras se encargan de conducir los impulsos relacionados con el grado de movimiento y estiramiento ar­ticulares. Esta información también llega a la médula espinal y al encéfalo, que después de procesada envía impulsos de res­puesta a través de diferentes nervios a los músculos para ajustar los movimientos corporales.

 

Las arterias cercanas a una articulación sinovial tienen numerosas ramas que se insertan en los ligamentos y en la cápsula articular para dotados de oxígeno y nutrientes, mientras  que las venas extraen el dióxido de carbono y desechos acumulados en esos sitios. Es característico que las ramas de varias arterias se unan en torno a una articulación, antes de penetrar la cápsula articular. Las distintas partes de una articulación sinovial reciben nutrientes del líquido sinovial, en tanto que los capilares sanguíneos nutren los demás tejidos articulares.

 

APLICACIÓN CLlNICA

Esguince y distensión

 

Un esguince es La torcedura violenta de una articulación, que sufre estiramiento o desgarro en sus ligamentos sin que se Lleguen a Luxar Los huesos. Ocurre cuando los Ligamentos se estiran más allá de su capacidad normal Además, puede dañar Los vasos sanguíneos, músculos, tendones o nervios circundantes. Los esguinces graves Llegan a ser tan dolorosos que resulta imposible mover La articulación. Sobreviene edema considerable, como resultado de La hemorragia de los vasos sanguíneos rotos. La articulación que con mayor frecuencia se ve afectada por esguinces es la deL tobillo; éstos  también suceden a menudo en La porción inferior de La espalda. Una Lesión menos grave es La distensión, o sea eL estiramiento o desgarro parcial de Los músculos. Ocurre cuando se contrae repentina e intensamente uno de eLLos, por ejemplo, en corredores que aceleran con rapidez excesiva .

 

Tipos de articulaciones sinoviales OBJETIVO

: Describir los seis subtipos de articulaciones sinoviales.

 

Aunque en general todas las articulaciones sinoviales tienen estructura similar, varía la forma de sus superficies. Según la configuración de éstas, se dividen en seis subtipos: plana, en bisagra, en pivote, condílea, en silla de montar y esférica.

Articulaciones planas

 

Como su nombre lo indica, en una articulación plana las superficies de los huesos son aplanadas o levemente curvas.  Algunos ejemplos son las intercarpianas (entre los huesos del carpo, en la muñeca), intertarsianas (entre los hue­sos del tarso, en el tobillo), la esternoclavicular (del esternón con la clavícula), la acromioclavicular (del acromion del omó­plato con la clavícula), la esternocostal (del esternón con el extremo del cartílago costal en los pares de costillas segundo a séptimo) y las vertebrocostales (de las cabezas y tuberosidades costales con las apófisis transversas de las vértebras torácicas). Básicamente, las articulaciones planas ejecutan movimientos de deslizamiento laterolaterales y anteroposteriores (que se describen poco más adelante). Además, se dice que no son axiales, puesto que sus acciones no ocurren alrededor de un eje. Sin embargo, radiografías tomadas durante los movimientos de la muñeca y el tobillo muestran cierto grado de rotación de los pequeños huesos del carpo y el tarso, además de su actividad predominante de deslizamiento.

 

 

Articulaciones en bisagra

 

En la articulación en bisagra la superficie convexa de un hueso embona en la superficie cóncava de otro (fig. 9.4b). Como ejemplos se pueden mencionar la rodilla, el codo, el tobillo y las interfalángicas. Como lo sugiere su nombre, producen un movimiento angular de apertura y cierre, como el de la bisagra de una puerta. Estas articulaciones son monoaxiales, ya que normalmente el movimiento ocurre alrede­dor de un solo eje.

 

Articulaciones en pivote

 

La articulación en pivote se caracteriza porque los huesos tienen una superficie redondeada o puntiaguda que se articula con el anillo que parcialmente forman otro hueso y un ligamento (fig. 9.4c). También es monoaxial, ya que la ro­tación sólo ocurre en torno de su propio eje longitudinal. Los ejemplos de articulaciones en pivote incluyen la atlantoaxial, en la cual el atlas gira alrededor de un eje; esto permite volver la cabeza de un lado a otro en el movimiento característico de negación (véase la fig. 9.9a) y las articulaciones radiocubitales, que hacen posible girar la palma de la mano en senti­dos anterior y posterior (véase la fig. 9.10h).

Articulaciones condileas

Una articulación condílea o elipsoide cuenta con un hueso cuya prominencia oval convexa encaja en la depresión oval de otro (fig. 9.4d). Son ejemplos las articulaciones de la muñeca y las metacarpofalángicas de los dedos segundo a quinto. Las articulaciones condileas son biaxiales, dado que permiten movimientos alrededor de dos ejes. El estudiante advertirá que puede mover el índice de arriba abajo y de un lado a otro.

Articulaciones en silla de montar

En las articulaciones en silla de montar o por encaje recíproco, la superficie articular de un hueso entra a horca­jadas sobre el otro, como un jinete (fig. 9.4e). Un ejemplo es la carpometacarpiana entre el trapecio del carpo y el metacar­piano del pulgar. Se trata de articulaciones condileas mo­dificadas, con libertad de movimientos un poco mayor. Son biaxiales, con movilidad laterolateral y de arriba abajo.

Articulaciones esféricas

Las articulaciones esféricas constan de un hueso cuya superficie tiene forma esférica y encaja en una depresión en co­pa de otro hueso (fig. 9.4f). Entre los ejemplos se pueden mencionar las articulaciones de los hombros y las caderas, que son multiaxiales (poliaxiales), ya que dan cabida a movimientos en tres ejes y en todas las direcciones intermedias.

Bolsas sinoviales y vainas tendinosas

OBJETIVO

·Describir la estructura y función de las bolsas sinoviales y vainas tendinosas.

Los movimientos corporales generan fricción entre las partes que entran en acción. Hay estructuras a manera de sacos, llamadas bolsas sinoviales, que están situadas estratégicamente para reducir la fricción en algunas articulaciones, como el hombro y la rodilla (véanse las figs. 9.11 y 9.14c). En sentido estricto dichas bolsas no forman parte de las articulaciones sinoviales, pero se asemejan a las cápsulas articulares porque sus paredes consisten en tejido conectivo revestido de una membrana sinovial. Además, están llenas de un líquido similar al sinovial. Se localizan entre la piel y los huesos, en las áreas donde la primera ejerce fricción sobre los segundos. También las hay entre tendones y huesos, músculos y huesos, y ligamentos y huesos. Las bolsas sino viales llenas de líquido amortiguan el movimiento de una parte corporal sobre otra.

Además de las bolsas sinoviales, están las vainas tendinosas que también reducen la fricción en las articulaciones. Estas bolsas son tubulares y se hallan dispuestas alrededor de tendones que sufren fricción considerable, en especial en los. sitios donde éstos pasan por las cavidades sinoviales, como en el caso del tendón del bíceps braquial en la articulación del hombro (véase la fig. 9.11c). Otras áreas donde la fricción es importante y tienen vainas tendinosas son la muñeca y el tobillo, articulaciones en las que se concentran muchos ten­dones en un espacio limitado (véase la fig. 11.22) yen los de­dos de pies y manos, cuyos movimientos son constantes (véase la fig. 1U8a).

En el cuadro 9.1 se resumen las categorías estructurales y funcionales de las articulaciones.

APLICACION CLÍNICA

 Bursitis

 Se Llama bursitis a La inflamación aguda o crónica de una bolsa sinovial. Este trastorno puede deberse a traumatismos, infecciones agudas o crónicas (incluso sífilis y tuberculosis) o artritis reumatoide (que se describe más adelante). La actividad física excesiva y repetida en una articulación suele producir bursitis, con inflamación local y acumulación de líquido. Los síntomas son: dolor, hinchazón, sensibilidad a la palpación y Limitación de movimientos.

TIPOS DE MOVIMIENTOS EN LAS ARTICULACIONES SINOVIALES

OBJETIVO

·Describir los tipos de movimientos posibles en las articulaciones sinoviales.

Los anatomistas, fisioterapeutas y cinesiólogos utilizan una terminología específica para designar los diversos  movimientos que pueden ejecutar las articulaciones sinoviales. Estos vocablos indican la forma del movimiento, su dirección o la relación dinámica entre una parte y otra. Los movimientos en las articulaciones sinoviales se agrupan en cuatro categorías principales: 1) deslizamiento; 2) angulación; 3) rotación, y 4) especiales. Esta última categoría comprende los que ocurren sólo en ciertas articulaciones.

Deslizamiento

El deslizamiento es una acción sencilla en la cual super­ficies óseas relativamente planas oscilan hacia atrás y ade­lante o de un lado a otro, una con respecto a la otra (fig. 9.5). No hay modificación significativa del ángulo entre los hue­sos. El deslizamiento es limitado, dada la estructura de la cápsula articular, de los huesos y los ligamentos conexos.

Movimientos angulares

En los movimientos angulares se incrementa o reduce el ángulo entre los huesos articulares. Los principales son: flexión, extensión, extensión lateral, hiperextensión, abducción, aducción y circunducción. A continuación, se analizan estos movimientos con el cuerpo en la posición anatómica.

 

Flexión, extensión, flexión lateral e hiperextensión

La flexión y extensión son movimientos opuestos. En la flexión disminuye el ángulo entre los huesos articulares, mientras que en la extensión aumenta con frecuencia para devolver una parte corporal a la posición anatómica después de que se flexiona (fig. 9.6). Por lo regular ambas acciones ocurren en el plano sagital. La flexión y extensión son posibles en las articulaciones en bisagra, en pivote, condileas, en silla de montar y esféricas. A continuación se exponen algunos ejemplos:

·        Flexionar la cabeza hacia el tórax por movimiento de la articulación atlantooccipital entre el atlas (primera vérte­bra) y el occipital, así como por el de las articulaciones intervertebrales cervicales (fig. 9.6a)

·    Flexionar el tronco hacia adelante por acción de las articu­laciones intervertebrales

Mover el húmero hacia adelante en la articulación del hombro, como en el balanceo de los brazos al caminar (fig. 9.6b)

·    Mover el antebrazo hacia eL brazo al flexionar y extender articulación del codo, que forman el húmero, cúbito y radio (fig. 9.6c)

 

·    Llevar la palma de la mano hacia el antebrazo en la muñeca 9 articulación radiocarpiana, que se encuentra forma­da por el radio y los huesos del carpa (fig. 9.6d)

Flexionar los dedos de la mano o pie en las articulaciones interfalángicas, que forman las falanges

Mover el fémur hacia adelante en la articulación de la cadera, que integran el propio fémur y el hueso coxal, como sucede al caminar (fig. 9.6e)

Llevar la pierna hacia el muslo en la rodilla o articulación tibiofemoral, que forman la tibia, el fémur y la rótula, como ocurre al flexionar la rodilla

Aunque por lo regular la flexión y extensión se ejecutan en el plano sagital, hay unas cuantas excepciones a esta norma. Por ejemplo, la flexión del pulgar implica su des­plazamiento hacia la línea media sobre la palma de la mano, en la articulación carpometacarpiana del trapecio con el metacarpiano del pulgar, como ocurre cuando se toca el ex­tremo opuesto de la palma de la mano con dicho dedo. Otro ejemplo es el movimiento del tronco hacia los lados en la cin­tura. Esta oscilación, que ocurre en plano frontal y en la cual participan las articulaciones intervertebrales, se denomina flexión lateral

Se llama hiperextensión al movimiento en el cual la ex­tensión prosigue más allá de la posición anatómica. Como ejemplos se incluyen los siguientes:

·        Desplazar la cabeza hacia atrás en la articulación atlan­tooccipital y las articulaciones intervertebrales cervicales (fig.9.6a)

·        Extender el tronco hacia atrás en las articulaciones intervertebrales

·    Mover el húmero hacia atrás en la articulación del hom­bro, como ocurre en el balanceo de los brazos al caminar (fig. 9.6b)

·    Desplazar la palma de la mano hacia atrás en la articulación  de la muñeca (fig. 9.6d)

Extender el fémur hacia atrás en la articulación de la ca­dera, como al caminar (fig. 9.6e)

La hiperextensión de otras articulaciones, como las del codo, interfalángicas y de la rodilla, generalmente resulta im­posible debido a factores como la disposición de los liga­mentos y la alineación anatómica de los huesos.

 

Abducción, aducción y circunducción La abducción es el movimiento por el cual un hueso se aleja de su línea media, mientras que la aducción lo aproxi­ma a dicha línea. Ambos movimientos por lo regular tienen lugar en plano frontal y los ejecutan las articulaciones condileas, en silla de montar y esféricas. Los ejemplos de abduc­ción incluyen el desplazamiento del húmero hacia los lados en la articulación del hombro, el de la palma hacia los lados en la articulación de la muñeca y el del fémur en sentido lateral en la articulación coxofemoral (fig. 9.7a, c). El movimiento por el cual regresa cada una de estas partes corporales a su posición anatómica es la aducción (fig. 9.7a, c).

 

En el caso de los dedos, no se usa la línea media como punto de referencia para la abducción y aducción. En la primera, los dedos de la mano, sin incluir el pulgar, se alejan de una línea imaginaria trazada a lo largo del eje longitudinal  del cordial (el dedo más largo y central) (fig. 9.7d). En la abducción del pulgar, éste se aleja de la palma de la mano en plano sagital (véase la fig. 11.18c). En la abducción de los de­dos del pie se toma como referencia una línea imaginaria que se traza a lo largo del eje longitudinal del dedo segundo. La aducción de los dígitos de pies y manos los devuelve a su posición anatómica, y la del pulgar lo desplaza hacia la palma de la mano en el plano sagital (véase la fig. 11.18c .

La circunducción es el movimiento del extremo distal de una parte del cuerpo en círculo (fig. 9.8). Se trata de una se­cuencia continua de flexión, abducción, extensión y aducción. Por ejemplo: hacer girar en círculo el húmero en la articulación del hombro (fig. 9.8a), la mano en la articulación de la muñeca, el pulgar en la carpometacarpiana, los otros cuatro dedos en las articulaciones metacarpofalángicas (que forman los metacarpianos y falanges) y el fémur en la articulación coxofemoral (fig. 9.8b). Las articulaciones de la cadera y el hombro permiten la circunducción; pero en la coxofemoral la flexión, abducción, extensión y aducción son más limitadas debido a la tensión de ciertos ligamentos y músculos (véanse los paneles 9.1 y 9.3)

Rotación

En la rotación el hueso gira en torno de su propio eje lon­gitudinal. Este movimiento lo realizan las articulaciones en pivote y las esféricas. Un ejemplo de ello es volver la cabeza de un lado a otro en la articulación atlantoaxial, que forman el atlas y el axis (fig. 9.9a). También lo es girar el tronco de un lado a otro en las articulaciones intervertebrales mientras se mantienen la cadera y las extremidades inferiores en la posi­ción anatómica. La rotación en las extremidades se define en relación con su línea media y se usan términos delimitado res específicos. Si la cara anterior de un hueso de los miembros superiores e inferiores gira hacia la línea media, el movimiento se denomina rotación interna (o media/J. Una persona puede hacer que gire en sentido medial el húmero en el hombro de la siguiente manera: a partir de la posición anatómica, flexiona el codo y luego lleva la palma de su mano sobre el abdomen (fig. 9. 9b). La rotación interna del antebrazo en las articulaciones radiocubitales (entre el radio y el cúbito) permite que se gire la palma de la mano en dirección interna desde la posición anatómica (véase la fig. 9.l0h). La rotación interna del fémur en la cadera consiste en: acostarse boca arriba, flexionar la ro­dilla y mover la pierna y el pie en sentido lateral lejos de la línea media. Al alejar la pierna izquierda de dicha línea, ocurre la ro­tación interna del fémur (fig. 9.9c). La rotación interna de la pierna en la rodilla se produce al sentarse en una silla, flexionar la rodilla, separar la extremidad del suelo y dirigir los de­dos del pie hacia la línea media. Cuando la cara anterior de un hueso de la extremidad gira en dirección contraria a la línea media, el movimiento se denomina rotación externa o lateral (véase la fig. 9.9b, c).

Movimientos especiales

Como antes se expuso, hay movimientos especiales que llevan a cabo sólo ciertas articulaciones. Entre ellos están el de elevación, depresión, protracción, retracción, inversión, eversión, dorsiflexión, flexión plantar, supinación, pro nación y oposición (fig. 9.10):

La elevación es el desplazamiento en dirección cefálica de una parte corporal, como ocurre al cerrar la boca en la ar­ticulación temporomandibular, que forman el maxilar inferior y el temporal (fig. 9. l0a) o al encoger los hombros en la articulación acromioclavicular para subir los omóplatos. La depresión es el movimiento descendente o en direc­ción caudal de una parte corporal, como al abrir la boca y bajar la mandíbula (fig. 9.10b) o devolver los hombros encogidos a la posición anatómica para llevar hacia abajo los omóplatos.

·    La protracción es el desplazamiento hacia adelante de una parte corporal en plano transverso. Este movimiento lo ejecutan tanto el maxilar inferior en la articulación temporomandibular (fig. 9.10c) como las clavículas en las articulaciones acromioclaviculares y esternoclaviculares al cruzar los brazos.

·    La retracción consiste en regresar a la posición anató­mica una parte corporal en protracción (fig. 9.10d).

·    La inversión es el movimiento de las plantas de los pies hacia la línea media en las articulaciones intertarsianas, que forman los huesos del tarso, de tal forma que una queda confrontada a la otra (fig. 9.10e).

·    La eversión es el movimiento de las plantas de los pies en dirección externa, en las articulaciones intertarsianas, de tal suerte que miren hacia los lados (fig. 9.10f).

·    La dorsiftexión es la maniobra por la cual se dobla el pie en el tobillo o articulación talocrural, que forman la tibia, el peroné y el astrágalo, hacia el tobillo; es el .movimiento que se efectúa al pararse sobre los talones.

·    La flexión plantar consiste en doblar el pie en la articu­lación del tobillo hacia la cara plantar o inferior , como al erguirse sobre los dedos de los pies.

La supinación es un movimiento del antebrazo (en las articulaciones radiocubitales proximales y distales) que permite girar la palma de la mano en sentidos anterior o superior (fig. 9.10h). Esta posición de las palmas es una de las características definitorias de la posición anatómica.

PANEL 9.1 ARTICULACIÓN DEL HOMBRO, ESCAPULOHUMERAL O GLENOHUMERAL.

OBJETIVO

· Describir los componentes anatómicos de la articulación del hombro y explüsar los tipos de movimientos posibles en esta articulación.

DEFINICIÓN

Articulación esférica que forman la cabeza del húmero y la cavidad glenoidea del omóplato o escápula.

COMPONENTES ANATÓMICOS

1.    Cápsula articular. Saco delgado y laxo que envuelve por completo la articulación. Se extiende desde la cavidad glenoidea hasta el cuello anatómico del húmero. Su parte inferior es la más débil.

2.    Ligamento coracohumeraL. ligamento ancho y resistente que fortalece la parte superior de la cápsula articular y va desde la apófisis coracoides del omóplato hasta el troquiter humeral.

3.    Ligamento glenohumeral. Tres engrosamientos de la cápsula articular sobre la cara anterior de la articulación. Abarcan desde la cavidad glenoidea hasta el troquín y cuello anatómico del húmero. Es frecuente que no sea posible distinguirlos o que estén ausentes y sólo aporten resistencia mínima.

4.    Ligamento humeral transverso. Conjunto de fascículos que se extien­den del troquín al troquiter, sobre la corredera bicipital.

5.    Rodete glenoideo. Banda angosta de fibrocartílago en el borde de la cavidad glenoidea, que la profundiza y agranda un poco.

6.        La articulación del hombro tiene cuatro bolsas sinoviales: subesca­pular, subdeltoidea, subacromial y subcoracoidea .

MOVIMIENTOS

Abarcan flexión, extensión, abducción, aducción, rotación interna y externa, y circunducción del brazo (véanse las figs. 9.6 a 9.9).

La articulación del hombro tiene más libertad de movimientos que ninguna otra en el cuerpo humano. Esto es resultado de la laxitud de la cápsula articular y la poca profundidad de la cavidad gle­noidea en relación con el gran tamaño de la cabeza humeral.

Aunque los ligamentos de la articulación del hombro la fortale­cen hasta cierto punto, gran parte de su resistencia se deriva de los músculos que la rodean, en especial los músculos del manguito rotador del hombro. Éstos (supraespinoso, infraespinoso, redondo menor y subescapular) unen el omóplato con el húmero (véase también la fig. 11.14). Los tendones de estos músculos, que se denominan con­juntamente manguito rotador del hombro, rodean la articulación (excepto en su porción inferior) y se fusionan con la cápsula articular. Es un grupo de músculos que mantiene la cabeza del húmero dentro de la cavidad glenoidea.

 

PANEL 9.2 ARTICULACIÓN DEL CODO

OBJETIVO

·Describir los componentes anatómicos de la articulación del codo y explicar los tipos de movimientos factibles en esta articulación.

DEFINICIÓN

Articulación en bisagra que forman la tróclea del húmero, la esco­tadura trocear del cúbito y la cabeza del radio.

COMPONENTES ANATÓMICOS

1. Cápsula articular. Su porción anterior cubre la parte anterior de la articulación, desde las fosas radial y coronoidea del húmero hasta la apófisis coronoides del cúbito y el ligamento anular del radio. Su parte posterior va desde el capitulum, fossa oleeraniana y el epicóndilo del húmero hasta el ligamento anular del radio, olécra­non del cúbito y parte posterior del cúbito a la escotadura radial.

2.    Ligamento lateral interno de La articulación del codo. Ligamento trian­gular grueso que se extiende desde la epitróclea del húmero hasta la apófisis coronoides y olécranon del cúbito.

3.    Ligamento lateral externo de La articulación del codo. Ligamento trian­gular resistente que va del epicóndilo humeral al ligamento anular del radio y escotadura radial del cúbito.

MOVIMIENTOS

Flexión y extensión del antebrazo (véase la fig. 9.6c).

PANEL9.3 ARTICULACIÓN DE LA CADERA O COXOFEMORAL.

OBJETIVO

·Describir los componentes anatómicos de la articulación de la cadera y explicar los tipos de movimientos que puede realizar.

DEFINICIÓN

Articulación esférica que forman la cabeza del fémur y el acetábulo del hueso coxal.

COMPONENTES ANATÓMICOS

1.   Cápsula articular. Cápsula muy densa y resistente, que va del borde del acetábulo al cuello del fémur. Es una de las estructuras más fuertes del cuerpo y consta de fibras longitudinales y circulares. Estas últimas, denominadas zona orbicular, forman un collar alrededor del cuello del fémur. Las fibras longitudinales están reforzadas por li­gamentos accesorios: iliofemoral, pubiofemoral e isquiofemoral.

2.    Ligamento iliofemoral. Porción engrosada de la cápsula articular que va de la espina iliaca anterior e inferior del hueso coxal a la línea intertrocantérea del fémur.

3.    Ligamento pubiofemoral. Porción engrosada de la cápsula articular que se extiende de la porción púbica del reborde del acetábulo al cuello del fémur.

4.    Ligamento isquiofemoral. Porción engrosada de la cápsula articular que va de la pared isquiática del acetábulo al cuello del fémur.

5.    Ligamento de la cabeza del fémur. Banda plana y triangular que se extiende de la fossa del acetábulo a la fóvea de la cabeza del fémur.

6.    Rodete acetabular. Borde fibrocartilaginoso del acetábulo, que lo profundiza. El diámetro del borde acetabular es más pequeño que la cabeza del fémur, por lo que es infrecuente la luxación de esta última .

7.    Ligamento transverso del acetábulo. Estructura resistente que cruza sobre la escotadura acetabular. Brinda sostén a una parte del rodete acetabular y se une con el ligamento de la cabeza del fémur y la cápsula articular.

MOVIMIENTOS

Flexión, extensión, abducción, aducción, circunducción y rotación in­terna y externa del muslo (véanse las figs. 9.6 a 9.9).

La estabilidad considerable de la articulación de la cadera se rela­ciona con la cápsula articular muy resistente en sus ligamentos acceso­rios, la forma en que el fémur encaja en el acetábulo, y los músculos que rodean la articulación. Aunque tanto ésta como la del hombro son esféricas, los movimientos en la cadera no tienen un rango tan amplio como en el hombro. La flexión está limitada por la cara anterior del muslo, que entra en contacto con la pared abdominal anterior cuando se flexiona la rodilla, y por la tensión de los músculos de la pantorrilla cuando se extiende la rodilla. Por otra parte, a la extensión queda limi­tada por la tensión que ejercen los ligamentos iliofemoral, pubiofemoral e isquiofemoral. La tensión del segundo de ellos restringe la abducción, y el contacto con la extremidad contralateral y la tensión del ligamento de la cabeza del fémur, la aducción. Por último, la rotación interna y ex­terna se halla restringida por la tensión en el ligamento isquiofemoral y en el iliofemoral y pubiofemoral, respectivamente.

 

PANEL 9.4 ARTICULACIÓN DE LA RODILLA (TIBIOFEMORAL)

OBJETIVO

·Describir los componentes anatómicos de la articulación de la rodilla y explicar los tipos de movimientos que puede llevar a cabo.

DEFINICIÓN

Es la más grande y compleja articulación del cuerpo humano y en reali­dad consiste en tres articulaciones incluidas en una sola cavidad sinovial: 1) la articulación femororrotuliana intermedia, entre la rótula y la cara rotuliana del fémur, que es una articulación plana; 2) la articulación tibiofemoral externa, entre el cóndilo externo del fémur, menisco externo y cóndilo externo de la tibia, que es una articulación en bisagra modificada, y 3) la articulación tibiofemoral interna, que forman el cóndilo interno del fémur, el menisco interno y el cóndilo interno de la tibia, la cual también es una articulación en bisagra modificada.

COMPONENTES ANATÓMICOS

1.   Cápsula articular. No hay una cápsula completa e independiente que una los huesos. La vaina de ligamentos que rodea la articu­lación se compone principalmente de tendones musculares o sus expansiones. Sin embargo hay algunas fibras capsulares que conectan los huesos articulares.

2.   Retináculo rotuliano externo e interno. Tendones fusionados de inserción del músculo cuadriceps crural y de la fascia lata (apo­neurosis profunda del muslo), que fortalecen la cara anterior de la articulación.

3.   Ligamento rotuliano. Continuación del tendón común de inserción del cuadriceps crural que se extiende de la rótula al tubérculo anterior de la tibia. También fortalece la cara articular anterior. La almohadilla adiposa infrarrotuliana separa la cara posterior de este ligamento de la membrana sinovial de la articulación.

4.   Ligamento poplíteo oblicuo de la articulación de la rodilla. Liga­mento ancho y plano que va desde la fossa intercondílea del fémur hasta la cabeza de la tibia. El tendón del músculo semimembranoso pasa por encima de este ligamento, del cóndilo interno de la tibia al externo del fémur. Tanto el ligamento como el tendón le confie­ren resistencia a la cara posterior de la articulación.

5.   Ligamento poplíteo arqueado. Va del cóndilo externo del fémur a la apófisis estiloides de la cabeza del peroné. Le da resistencia a la parte inferior y externa de la cara articular posterior.

6.   Ligamento lateral interno de la articulación de la rodilla. Estructura ancha y plana de la cara interna de la articulación, que va del cóndilo interno del fémur al cóndilo interno de la tibia. Lo cruzan los tendones de los músculos sartorio, recto interno y semitendinoso, los cuales hacen resistente la cara interna de la articulación. Este ligamento se fija firmemente en el menisco interno, de modo que su desgarro causa esta misma lesión en el menisco interno, así como daño al ligamento cruzado anterior de la rodilla, que se describe en el punto 8a.

7.   Ligamento lateral externo de la articulación de la rodilla. Ligamento redondeado y resistente de la cara externa de la articulación, que se extiende del cóndilo externo del fémur a la cara externa de la cabeza del peroné. Fortalece la cara externa de la articulación. Lo cubre el tendón del músculo bíceps crural. El tendón del músculo poplíteo se halla en un nivel profundo a este ligamento.

8.   Ligamentos intracapsulares. Estructuras dentro de la cápsula que conectan la tibia con el fémur.

a.  Ligamento cruzado anterior de la rodilla. Se extiende en senti­dos posterior y externo desde el área anterior a la espina de la tibia hasta la parte posterior de la cara interna del cóndilo externo femoral. Este ligamento se distiende o desgarra en casi 70% de las lesiones graves de la rodilla.

b.  Ligamento cruzado posterior de la rodilla. Se extiende en senti­dos anterior e interno desde una depresión en el área intercondílea posterior de la tibia y el menisco externo hasta la parte anterior de la cara interna del cóndilo interno del fémur.

9.   Meniscos (discos articulares). Dos discos fibrocartilaginosos situados entre los cóndilos femorales y tibiales, que ayudan a compensar la forma irregular de los huesos y la circulación del líquido sinovial.

a.  Menisco interno. Fibrocartílago semicircular (en forma de C) cuyo extremo anterior se inserta en la fosa intercondilar de la tibia, por delante del ligamento cruzado exterior de la rodilla. Su ex­tremo posterior lo hace en la fossa intercondílea posterior de la tibia, entre las inserciones del ligamento cruzado posterior de la rodilla y el menisco externo.

b.  Menisco externo. Fibrocartílago casi circular (cuya forma es la de una O incompleta). Su extremo anterior se inserta por de­lante de la espina intercondílea de la tibia, por fuera y detrás del ligamento cruzado anterior de la rodilla, mientras que el posterior lo hace por detrás de la espina de la tibia y en plano anterior al extremo posterior del menisco interno. Los dos meniscos están conectados uno con otro por un ligamento transverso y con los bordes de la cabeza tibial por ligamentos coronarios (no se ilustran).

10.   Las bolsas sino viales más importantes de la rodilla son las siguientes:

a.  Bolsa prerrotuliana, entre la rótula y la piel.

b.  Bolsa infrarrotuliana, entre el extremo superior de la tibia y el ligamento rotuliano.

c.  Bolsa suprarrotuliana, entre el extremo inferior del fémur y la cara profunda del músculo cuadriceps crural.

MOVIMIENTOS

Flexión, extensión, rotación interna limitada y rotación externa de la pierna en flexión (véanse las figs. 9.6f y 9.9c).

·         La pronación es un movimiento del antebrazo (en las articulaciones radiocubitales proximales y distales) por el cual el extremo distal del radio cruza sobre el borde externo del cubito y se gira la palma en sentido posterior o inferior.

·         La oposición es el desplazamiento del pulgar en la articulación carpometacarpiana, que forman el trapecio y su metacarpiano, de tal manera que pasa sobre la palma para tocar la yema de los otros dedos de la misma mano. Es el movimiento que confiere a los humanos y a otros primates la capacidad de sujetar y manipular objetos con mucha precisión.

ARTICULACIONES ESCOGIDAS DEL CUERPO

En esta parte, se analizan con detalle cuatro articula­ciones seleccionadas del cuerpo, en una serie de paneles. En cada uno de ellos, se estudia una articulación sinovial específica y se incluye: 1) una definición, es decir se describen tanto el tipo de artrosis como los huesos que la forman; 2) sus componentes anatómicos, o sea una descripción de los liga­mentos principales, meniscos, cápsula articular y otras ca­racterísticas que la distinguen, y 3) los movimientos posibles en la articulación. Cada panel hace referencia a una figura que ilustra la articulación. Se incluyen las articulaciones del hombro (glenohumeral o escapulohumeral), codo, cadera (coxofemoral) y rodilla (tibiofemoral).

En capítulos anteriores se analizan los huesos principales y sus características. En éste, se ha expuesto la clasificación de las articulaciones según su estructura y función, además de los movimientos que llevan a cabo. El lector deberá consultar el cuadro 9.3, que le ayudará a integrar sus conocimientos de los huesos con la información correspondiente a las clasificaciones y movimientos articulares. En dicho cuadro, se mencionan algunas de las articulaciones principales del cuerpo según sus componentes articulares (los huesos que lo confor­man), su clasificación estructural y funcional, y el o los tipos de movimientos que realiza cada una. Las articulaciones del hombro, codo, cadera y rodilla se describen en los paneles 9.1 a 9.4, por lo que no se incluyen en el cuadro 9.3.

FACTORES QUE AFECTAN EL CONTACTO Y LA AMPLITUD DE MOVIMIENTOS EN LAS ARTICULACIONES SINOVIALES OBJETIVO

·Describir los seis factores que influyen en el tipo de mo­vimiento y en la amplitud de los mismos en una articu­lación sinovial.

En las articulaciones sinoviales las superficies óseas tienen contacto una con otra y esto determina el tipo y amplitud de movimientos posibles. El término amplitud de movimientos (AM) alude a la abertura, medida en grados, del arco que pue­den describir los huesos de una articulación. Los factores siguientes contribuyen a mantener en contacto las superficies articulares y tienen efectos en la amplitud de movimientos:

1.  Estructura o forma de los huesos articulares. Estas características determinan cuán estrecho puede ser el contacto entre las superficies de los huesos. Algunas se entrelazan con otras. Esta relación espacial es muy evidente en la ar­ticulación de la cadera, donde el acetábulo de! hueso coxal aloja la cabeza de fémur. Este tipo de unión hace posibles los movimientos de rotación.

     2. Resistencia y tensión de los ligamentos articulares. Los diferentes componentes de una cápsula fibrosa se ven sometidos a tensión sólo cuando se lleva la articulación a ciertas posiciones. La tensión que ejercen los ligamentos no sólo restringe la amplitud de movimientos, sino que también dirige el movimiento de los huesos que se articulan entre si. Por ejemplo, en la rodilla su ligamento cruzado anterior esta tenso y el posterior laxo cuando la articulación se halla extendida, mientras que ocurre lo opuesto al flexionarla.

 3.  Disposición y tensión de los músculos. La tensión muscular refuerza los límites que imponen los ligamentos al arco de movimientos de las articulaciones. Un buen ejemplo se observa en la cadera. Cuando se eleva e! muslo con la rodilla en extensión, e! movimiento se ve restringido por la tensión que ejercen los músculos de la pantorrilla sobre la cara posterior del muslo. Sin embargo, cuando se fle­xiona la rodilla, disminuye la tensión en dichos músculos y es posible elevar todavía más el muslo.

4.  Aposición de partes suaves. El punto donde una superficie corporal tiene contacto con otras puede limitar los movimientos. Por ejemplo, si se flexiona e! brazo en e! codo, el desplazamiento tiene que interrumpirse cuando la cara anterior del antebrazo se topa con e! músculo bíceps braquial de! brazo. Los movimientos articulares también pueden verse limitados por e! tejido adiposo.

5.  Hormonas. Estas sustancias también tienen efectos en la flexibilidad articular. Por ejemplo, la relaxina, que es pro­ducida por la placenta y los ovarios, aumenta la flexibili­dad de! fibrocartílago de la sínfisis del pubis y relaja los ligamentos que hay entre sacro, hueso coxal y cóccix hacia el final del embarazo. Estos cambios permiten la expan­sión de! estrecho inferior de la pelvis y facilitan el parto.

Desuso. Los movimientos de una articulación suelen res­tringirse cuando ésta no se utiliza durante un periodo prolongado. Por ejemplo, si se inmoviliza el codo con un vendaje enyesado por un lapso prolongado, al retirar la férula se reduce la amplitud de los movimientos posibles después. Este trastorno por desuso es resultado de la dis­minución en la cantidad de líquido sinovial y de la falta de flexibilidad de los ligamentos y tendones, así como de atrofia muscular, o sea, la reducción de tamaño o deterioro de los músculos.

ENVEJECIMIENTO

Y ARTICULACIONES

OBJETIVO

·Explicar los efectos del envejecimiento en las articula­ciones.

El envejecimiento generalmente conlleva menor produc­ción de líquido sinovial en las articulaciones. Además, con el paso de los años se adelgaza el cartílago articular, los liga­mentos se acortan y pierden parte de su flexibilidad. Los efectos del envejecimiento en las articulaciones, que varían mucho de una persona a otra, dependen tanto de factores genéticos como del uso y desgaste de dichas uniones. Aunque los cambios degenerativos articulares pueden empezar cuando el sujeto tiene apenas 20 años de edad, en la mayoría de la gente ocurre mucho tiempo después. De hecho, hacia los 80 años de edad casi todos los seres humanos padecen algún tipo de degeneración en rodillas, codos, caderas y hombros. También es frecuente que en los varones se den cambios de­generativos de la columna vertebral, lo cual origina el encorvamiento y ejerce presión sobre las raíces nerviosas raquídeas. Como se explica en el siguiente apartado, la osteoartritis constituye un tipo de artritis que se relaciona al menos parcialmente con la edad. Casi todas las personas mayores de 70 años tienen signos de cambios osteoartríticos

TRANSTORNOS: DESEQUILIBRIOS HOMEOSTÁTICOS

REUMATISMO Y ARTRITIS

El término reumatismo comprende diversos trastornos do­lorosos en las estructuras de sostén corporal: huesos, ligamentos, tendones o músculos. La artritis es una forma de reumatismo en la cual ocurre inflamación articular. La inflamación, el dolor y la rigidez también pueden afectar los músculos adyacentes. Esta enfermedad la padecen unos 40 millones de personas, tan sólo en Estados Unidos de América.

Tres tipos importantes de ella son: 1) los trastornos difusos de tejidos conectivos, como la artritis reumatoide; 2) los articulares degenerativos, como la osteoartritis, y 3) los metabólicos y en­docrinos acompañados de artritis, como la variedad gotosa.

Artritis reumatoide

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmunitaria, en la cual el sistema de defensa del organismo ataca sus propios tejidos, en este caso, el cartílago y revestimiento s articulares. Se caracteriza por inflamación de articulaciones, lo que produce hinchazón, dolor y déficit funcional. Por lo regular esta forma de artritis es bi­lateral: es decir, si está afectada una muñeca, es probable que también lo esté la otra, aunque por lo regular no en el mismo grado.

El signo principal de la artritis reumatoide es la inflamación de la membrana sinovial. Cuando no se trata oportunamente, hay engrosamiento de dicha membrana y se acumula líquido sinovial. La pre­sión resultante causa dolor y sensibilidad al contacto. En una etapa posterior, la membrana produce un tejido de granulación anormal, llamado pannus, que se adhiere a la superficie del cartílago articular y a veces lo erosiona por completo. Al quedar destruido el cartílago, el tejido fibroso se une a los extremos óseos expuestos y se osifica, con lo cual la articulación se fusiona y queda inmovilizada, lo que constituye el efecto incapacitan te final de la artritis reumatoide. El crecimiento del tejido de granulación causa las deformidades de los dedos de la mano, una característica de los pacientes con artritis reumatoide.

Osteoartritis

La osteoartritis es una enfermedad articular degenerativa que aparentemente surge por una combinación de envejecimiento, irritación, desgaste y abrasión de dichas uniones. Es una artritis por "uso y desgaste" y constituye la causa principal de incapacidad en personas de edad avanzada.

La osteoartritis es un padecimiento progresivo de las articulaciones sinoviales, en particular las que soportan peso. Se caracteriza por deterioro del cartílago articular y la formación de nuevo tejido óseo en las áreas subcondrales y en los bordes de las articulaciones. El cartílago degenera con lentitud y, al quedar expuestos los extremos óseos, se depositan sobre ellos espolones (pequeñas protuberancias) de nuevo tejido óseo. Dichos espolones disminuyen el espacio en la cavidad y restringen los movimientos de la articulación. A diferencia de la artritis reumatoide, la osteoartritis por lo regular afecta en especial el cartílago, si bien la membrana sinovial suele inflamarse en etapa avanzada de la enfermedad. Una distin­ción importante entre la osteoartritis y artritis reumatoide es que la primera daña principalmente las articulaciones más grandes (rodi­llas y caderas), mientras que la artritis reumatoide lo hace con articulaciones más pequeñas.

Artritis gotosa

El ácido úrico (sustancia de la cual deriva la orina su nombre) constituye un residuo, producto del metabolismo de las subunidades de ácidos nucleicos (ADN y ARN). Las personas que sufren gota tienen producción excesiva de ácido úrico o no lo excretan en forma normal. El resultado es la acumulación sanguínea de este ácido, el cual reacciona con el sodio para formar la sal llamada urato de sodio, cuyos cristales se acumulan en tejidos suaves, como los riñones, y en el cartílago de las orejas y articulaciones.

En la artritis gotosa los cristales de urato de sodio se depositan en los tejidos suaves de las articulaciones, donde irritan el cartílago y lo erosionan, con lo que ocasionan inflamación, hinchazón y dolor agudo. Tarde o temprano, los cristales destruyen todos los tejidos articulares. Cuando no se da tratamiento, se fusionan los extremos de los huesos y la articulación pierde su movilidad.

 

TERMINOLOGÍA MÉDICA

 

Artralgia. Dolor en una articulación.

Bursectomía. Extirpación de una bolsa sinovial.

Condritis. Inflamación del cartílago.

Luxación. Desplazamiento de un hueso fuera de su posición nor­mal en una articulación, con el desgarro resultante de los ligamentos, tendones y cápsula articular; por lo regular causado por golpe o caída.

Sinovitis. Inflamación de una membrana sinovial en una articu­lación.

Subluxación. Luxación parcial o incompleta