METABOLISMO 

            Las plantas utilizan un pigmento verde, la clorofila, para captar la energía de la luz solar. A diferencia de los vegetales, los seres humanos carecemos de un pigmento en la piel que realice funciones similares, por ello la única fuente de energía de que disponemos para efectuar el trabajo biológico son los alimentos que ingerimos. Es necesario que nuestro cuerpo produzca a partir de precursores más simples muchas moléculas que son necesarias para el mantenimiento de células y tejidos; otras como los aminoácidos esenciales, vitaminas y minerales las obtenemos de los nutrimentos, puesto que no podemos sintetizarlas. Las enzimas del conducto gastrointestinal digieren los carbohidratos, lípidos y proteínas de los alimentos. Los productos finales de la digestión que llega a las células del cuerpo son monosacáridos, ácidos grasos, glicerol, monoglicéridos y aminoácidos. Algunos minerales y muchas vitaminas son parte de sistemas enzimáticos que catalizan el desdoblamiento y la síntesis de carbohidratos, lípidos y proteínas. Las moléculas de los alimentos que absorbe el conducto gastrointestinal (CG) tienen tres destinos principales:

La mayor parte de ellas se utilizan para suministrar energía, ya que el cuerpo debe realizar procesos vitales, como el transporte activo, la duplicación del ADN, la síntesis de proteínas, la contracción muscular ya la mitosis.

Algunas moléculas de los alimentos sirven como materia prima para sintetizar otras más complejas desde el punto de vista estructural o moléculas funcionales como las proteínas musculares, hormonas y enzimas.

Ciertas moléculas de los alimentos se almacenan para su uso futuro. Por ejemplo, el glucógeno se guarda en las células del hígado y los triglicéridos en las células adiposas. 

            En este capítulo se estudia la manera en que las reacciones metabólicas liberan la energía química de los alimentos; como contribuye cada grupo de dichas moléculas al crecimiento, a la reparación y a las necesidades energéticas del cuerpo, y la forma en que se mantiene el equilibrio de calor y energía del organismo. Por último, se analizan algunos aspectos de la nutrición. 

REACCIONES METABÓLICAS

OBJETIVO

Explicar el papel del ATP en el anabolismo t el catabolismo. 

            El término metabolismo comprende todas las reacciones químicas del cuerpo. Se trata de un proceso por el cual se establece el equilibrio de energía entre reacciones catabólicas, que son descomposición, y las anabólicas, que corresponden a la síntesis. En conjunto, las reacciones catabólicas son exergónicas, es decir, producen más energía de la que consumen. En contraste, las reacciones anabólicas son endergónicas, pues consumen más energía de la que generan. La molécula que participa con mayor frecuencia en los intercambios de energía en células vivas es el ATP (adenosintrifosfato), que acopla las reacciones catabólicas que liberan energía a las anabólicas que la necesitan. 

            Las reacciones metabólicas que se llevan a cabo dependen de la enzima que se active en una célula específica en un momento particular. A menudo, las reacciones catabólicas se realizan en un compartimiento de una célula, por ejemplo, la mitocondria, en tanto que las de síntesis ocurren en otro sitio, como el retículo endoplásmico.

            Una molécula sintetizada en una reacción anabólica tiene una vida limitada. Con pocas excepciones, finalmente se desintegra y sus átomos componentes se reciclan en otras moléculas o se excretan del cuerpo. El reciclamiento de moléculas biológicas ocurre continuamente en los tejidos vivos, en unos con rapidez y en otros lentamente. Las células individuales pueden ser restauradas molécula a molécula o se puede reconstruir todo un tejido célula por célula.

            Definición de catabolismo y anabolismo

            Se llama catabolismo a las reaccione químicas por medio de las cuales las moléculas orgánicas complejas se descomponen en otras más simples. Dichas reacciones liberan la energía química almacenada en esas moléculas orgánicas. En la glucólisis, el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones tienen lugar grupos importantes de reacciones catabólicas, que se analizan posteriormente en este capítulo.

            Las reacciones químicas que combinan moléculas simples y monómeros para formar los complejos elementos estructurales y funcionales se conocen en conjunto como anabolismo. Entre los complejos de este tipo de reacciones están la formación de enlaces peptídicos entre aminoácidos durante la síntesis de proteínas, la integración de ácidos grasos en los fosfolípidos que forman las bicapas de la membrana plasmática y la unión de monómeros de glucosa para formar glucógeno.

             Acoplamiento del catabolismo y el anabolismo por el ATP

            Las reacciones químicas de los sistemas vivos dependen de la transferencia de cantidades adecuadas de energía de una molécula a otra. De éstas, la que con mayor frecuencia ejecuta dicha tarea es el ATP, que constituye la fuente de energía fundamental de una célula viva y siempre está disponible para que se lleven a cabo actividades celulares; se gaste y reconstituye una y otra vez. Una célula típica posee alrededor de mil millones de moléculas de ATP, cada una de las cuales de manera característica, dura menos de un minuto antes de ser utilizada. Por tanto, esta molécula no es una forma de energía que se pueda almacenar por largo plazo, sino que se puede usar en todo momento.

            El lector recordará que en el capítulo 2 se mencionó que una molécula de ATP consta de una molécula de adenina, una de ribosa y tres grupos fosfatos unidos entre sí. Cuando el grupo fosfato terminal se desprende del ATP en las reacciones anabólicas, se forma tanto difosfato de adenosina (ADP) como un grupo fosfato (simbolizado por una ]). Parte de la energía liberada se usa para generar reacciones anabólicas como la formación de glucógeno a partir de glucosa. Subsecuentemente, la energía de las moléculas complejas se emplea en reacciones catabólicas para combinar ADP con un grupo fosfato y sintetizar ATP: 

ADP     +      ]     + energía   ATP

             Alrededor de 40% de la energía liberada de el catabolismo se emplea en las funciones celulares, el resto se convierte en calor, parte del cual ayuda a mantener la temperatura normal del cuerpo. El exceso de calor se pierde en el ambiente. Si se compara con las máquinas que de manera característica sólo convierten de 10 a 20 %  de la energía en trabajo, se puede deducir que la eficiencia de 40% del metabolismo corporal es sorprendente. No obstante, el cuerpo tiene necesidad continua de captar y procesar energía de fuentes externas para que  las células puedan sintetizar suficiente ATP para mantener la vida. 

TRANSFERENCIA DE ENERGÍA

OBJETIVOS

Describir las reacciones de oxidación-reducción.

Explicar el papel del ATP en el metabolismo. 

            Varias reacciones catabólicas alimentan los enlaces fosfato de alta energía del ATP. Si bien la potencia energética de estas uniones no es excepcionalmente grande, puede liberarse con rapidez  y facilidad. Antes de analizar las vías metabólicas es preciso considerar dos importantes aspectos de la transferencia de energía: las reacciones oxidación reducción y los mecanismos que generan ATP. 

            Reacciones oxidación-reducción

            La oxidación es un proceso por el cual se extraen electrones de un átomo o una molécula; como resultado disminuye la energía potencial de uno y otra. Puesto que la mayor parte de las reacciones biológicas de oxidación conllevan la pérdida de átomos de hidrógeno, se les denomina reacciones de deshidrogenación. Un ejemplo de una reacción oxidativa es la conversión del ácido láctico en ácido pirúvico:

  COOH         

           

HC       OH            

Cuadro de texto: Oxidación

 

           

CH3

Ácido láctico

 COOH     

 

C          O

 CH3

Ácido pirúvico

             La reducción es el proceso opuesto a la oxidación; consiste en la adicción de electrones a una molécula, lo que da por resultado un incremento en la energía potencial de dicha molécula. Un ejemplo de ello es la producción de ácido láctico: 

COOH                               +                  -                                           COOH

|                           añade 2H (H     +       H)                                        |

           C ==O               ¾¾¾¾¾¾¾                         HC ¾OH

|                               (reducción)                                          |

CH3                                                                                                           CH3

Ácido pirúvico                                                                                           Ácido láctico

            Cuando se oxida una sustancia, los átomos de hidrógeno liberados no permanecen en la célula, sino que son transferidos de inmediato por coenzimas a otro compuesto. Las células animales suelen emplear dos coenzimas para transportar átomos de hidrógeno: dinucleótido adenina nicotidamida (NAD+), un derivado de vitamina  B niacina, y dinucleótido flavina adenina (FAD) un derivado de vitamina B2 (riboflavina). Los estados de oxidación y reducción de NAD+  y FAD se pueden representar de la manera siguiente: 

                                                                             +             -

+2H (H    +     H)

                                             NAD +                               NADH     +    H-

                                                                oxidado                                +                -                   reducido

-2H (H    +    H)

             +             -

+2H (H    +    H)

                                           FAD                                             FADH2

                                                                oxidado                                           +              -                       reducido

     -2H (H    +    H)

             En las ecuaciones anteriores, 2H (H +    +   H-) significa que dos átomos neutros de hidrógeno (2H) equivalen a un ión de hidrogeno (H+) más un ión de hidruro (H-). Cuando NAD+  se reduce a NADH   +   H+, gana un ión hidruro (H-) y el H+ se libera en la solución circundante. La adición de un ión hidruro NAD+ neutraliza su carga y añade un átomo de hidrogeno, de modo que la forma reducida es NADH, lo que da como resultado un átomo de hidrógeno menos y una carga positiva adicional. Por tanto, la forma oxidada es NAD+. FAD se reduce a FADH2 cuando gana un ión hidrógeno y un ión hidruro, FADH2 se oxida a FAD cuando pierde ese mismo par de iones.

            Las reacciones de oxidación y reducción siempre están acopladas; cada vez que una sustancia se oxida,  de manera simultánea otra se reduce. Estos procesos pareados se denominan reacciones oxidación reducción o redox. Por ejemplo, cuando el ácido láctico se oxida para formar ácido pirúvico, los dos átomos de hidrógeno retirados en la reacción se usan para reducir NAD+. Esta reacción redox aplicada puede escribirse de la manera siguiente:

                                                                                                   +

                                  Ácido láctico                                 NAD

                                                   reducido                                                                    oxidado

                                                                                                                                                   +

                                  Ácido pirívico                                                NADH     +    H

                                                    oxidado                                          reducido

             Un punto importante que debe recordarse en las reacciones oxidación reducción es que la primera suele ser exergónica (se libera energía). Las células utilizan reacciones químicas en múltiples pasos para tomar los nutrientes de los compuestos ricos en energía degradando los que están altamente reducidos (con muchos átomos de hidrógeno) a compuestos bajos en energía altamente oxidados (con múltiples átomos de oxígeno o múltiples uniones). Por ejemplo cuando una célula oxida una molécula de glucosa (C6H12O6), la energía presente en esta molécula se libera de manera gradual. Finalmente, parte de esa energía es atrapada para transferirla al ATP, el cual sirve como una fuente de energía para que se lleven a cabo las reacciones dentro de la célula. Los compuestos que poseen muchos átomos de hidrógeno (por ejemplo, glucosa) son altamente reducidos y contienen mayor energía potencial química que los oxidados. Por esta razón la glucosa es un nutrimento de mucho valor para los organismos vivos.

             Mecanismos de generación de ATP

            Parte de la energía liberada en las reacciones de oxidación queda atrapada dentro de la célula cuando se forma ATP. Poco después un grupo fosfato ] se añade al ADP, con ingreso de energía, para formar ATP. Los dos enlaces fosfato de alta energía que pueden usarse para transformarla se indican con:  

            Adenosina + energía      

                                          ADP

            Adenosina

             El enlace de alta energía, que une el tercer grupo fosfato, contiene la energía almacenada en esta reacción. La adición de un grupo fosfato a una molécula, lo que se denomina fosforilación, incrementa sus energía potencial. Los seres vivos utilizan tres mecanismos de fosforilación para generar ATP: 

La fosforilación en el nivel de sustrato genera ATP al transferir un grupo de fosfato de alta energía de un compuesto metabólico fosforilado intermedio (un sustrato) directamente al ADP. En las células humanas este proceso tiene lugar en el citosol.

La fosforilación oxidativa retira electrones de compuestos orgánicos y los pasa a través de un aserie de aceptores de electrones que en conjunto reciben el nombre de cadena de transporte de electrones a moléculas de oxígeno (O2). Este proceso ocurre en la parte interna de la membrana mitocondrial de las células.

La fosforilación sólo tiene lugar en las células vegetales que contienen clorofila o en ciertas bacterias que poseen otros pigmentos que absorben la energía de la luz solar. 

METABOLISMO DE CARBOHIDRATOS

OBJETIVO

Describir destino, metabolismo y funciones de los carbohidratos. 

            Durante la digestión, los polisacáridos y disacáridos se hidrolizan en monosacáridos, glucosa (alrededor de 80%), galactosa y fructosa (parte de ésta se convierte en glucosa a medida que la absorben las células del epitelio intestinal). Los capilares de los vellos del intestino delgado captan estos tres monosacáridos y los llevan al hígado a través de la vena porta. Los hepatocitos (células hepáticas) convierten la mayor parte del resto de la fructosa y prácticamente toda la galactosa en glucosa. Por tanto, se puede decir que el metabolismo de los carbohidratos es el mismo es el mismo que el de la glucosa. Puesto que sistemas de retroalimentación negativa mantienen las concentraciones de glucosa en sangre en proporciones de 90mg/mL de plasma (5mmol/litro) normalmente circula en la sangre un total de 2 a 3 g de glucosa. 

            Destino de la glucosa

            Puesto que la glucosa es la fuente de energía que más utiliza el cuerpo para sintetizar ATP, el destino de la glucosa absorbida en la dieta depende de las necesidades energéticas de las células del cuerpo, que la emplean para: 

Producir ATP. En las células que requieren energía inmediata, la glucosa se oxida para producir ATP, la que no se requiere de inmediato para esta función puede emplearse en alguna de las diversas vías metabólicas.

Síntesis de aminoácidos. Las células de todo el cuerpo pueden utilizar glucosa para formar varios aminoácidos, los cuales después se incorporan a las proteínas.

Síntesis de glucógeno. Los hepatocitos y las fibras musculares pueden efectuar la glucogénesis, en la cual se combinan cientos de monómeros glucosa para formar el polisacárido glucógeno. La capacidad total de almacenamiento de glucógeno es de unos 125 g en el hígado y 375 g en los músculos esqueléticos.

Síntesis de triglicéridos. Cuando los sitios de reserva de glucógeno se llenan, los hepatocitos pueden transformar la glucosa en glicerol y ácidos grasos, que después se usan para la lipogénesis, es decir, la síntesis de triglicéridos, los cuales a continuación se depositan en el tejido adiposo, que virtualmente tiene una capacidad ilimitada de almacenamiento. 

            Movimiento de la glucosa en las células

            Antes que las células del cuerpo puedan utilizar la glucosa, ésta primero debe pasar a través de la membrana plasmática y entrar al citosol. En tanto que la absorción de la glucosa en el CG (y los túmulos del riñón) tiene lugar por medio de transporte activo secundario (Na+ -contransportadores de glucosa) su movimiento desde la sangre al interior de la mayor parte de las otras células del cuerpo se llevan a cabo mediante moléculas GluT, una familia de transportadores de glucosa por difusión facilitada (véase capitulo 3). La hormona insulina incrementa la introducción de GluT, en las membranas plasmáticas de casi todas las células del cuerpo, con lo que aumenta la velocidad de difusión facilitada de glucosa en la célula. Sin embargo, en neuronas y hepatocitos,  siempre hay un gran número  de moléculas GlutT  en la membrana del plasma,  de modo que la entrada de glucosa es un proceso continuo. Al entrar a la célula, la glucosa  sufre fosforilación. Puesto que las moléculas GluT  no pueden transportar glucosa fosforilada, esta reacción la atrapa dentro de la célula. 

Catabolismo de la glucosa

            La oxidación de la glucosa para producir ATP también se conoce como respiración celular; y comprende un conjunto de cuatro reacciones, la glucólisis, la formación de acetil coenzima A, el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones. 

La glucólisis consiste en un conjunto de reacciones en las cuales se oxida una molécula de glucosa y se producen dos moléculas de ácido pirúvico. Además, genera dos moléculas de ATP y dos NADH  +  H+ que contienen energía. Puesto que la glucólisis no requiere oxígeno, es un proceso anaerobio (sin oxígeno) de producir ATP y se le conoce como respiración celular anaerobia.

La formación de acetil coenzima A es un paso de transición, en el cual se prepara el ácido pirúvico para su ingreso al ciclo de Krebs. Este paso también produce NADH   +  H+  que contiene energía más dióxido de carbono (CO2).

Las reacciones de ciclo de Krebs oxidan acetil coenzima A y producen CO2, ATP, NADH  +  H+, que contienen energía y FADH2.

Las reacciones de la cadena de transporte de electrones oxidan NADH   +   H+ y FADH2 y transfieren sus electrones a una serie de transportadores. Tanto el ciclo de Krebs como la cadena de transporte de electrones requieren oxígeno para producir ATP y por ello este proceso se denomina respiración celular aerobia. 

                        Glucólisis

            La glucólisis consta de diez reacciones químicas que desintegran una molécula de glucosa con seis carbonos en dos moléculas de tres carbonos de ácido pirúvico. (Advertencia: no se debe confundir glucólisis con glucogenólisis, que es la desintegración de glucógeno en glucosa). Una enzima específica cataliza cada una de las reacciones. Los diez pasos de la glucólisis se llevan a cabo en el siguiente orden:

En la primera reacción se fosforila glucosa mediante el uso de un grupo fosfato de una molécula de ATP.

La segunda reacción convierte glucosa 6-fosfato en fructosa 6-fosfato.

La tercera reacción emplea un segundo ATP para añadir un segundo grupo fosfato. La fosfofructocinasa, enzima que cataliza este paso, es la llave que regula la velocidad de la glucólisis. Su actividad es alta cuando la concentración de ADP es elevada, en cuyo caso se produce ATP con rapidez, y su actividad es baja cuando la concentración de ATP es alta. Si la actividad de fosfofructosinasa es reducida, la mayor parte de la glucosa no participa en las reacciones de glucólisis, sino que se convierte en glucógeno para su almacenamiento.

5)   La molécula de fructosa doblemente fosforilada se desdobla en dos compuestos de tres carbonos, gliceraldehído 3-fosfato (G 3-P) y dihidroxiacetona fosfato. Ambos compuestos pueden convertirse el uno en el otro, pero su G -3P es sometido a oxidación adicional para convertirlo en ácido pirúvico.

 La oxidación se presenta como dos moléculas de NAD+ que aceptan dos pares de                                                                              electrones y iones de hidrógeno procedentes de dos moléculas de G 3-P, cada una de las cuales a su vez forma dos moléculas de NADH y de ácido 1,3 bifosfogligérico (BFG). Muchas células del cuerpo usan los dos NADH producidos en este caso para genera cuatro ATP en la cadena de transporte de electrones. Unos cuantos tipos de células, como los hepatocitos, las células renales y las fibras de músculo cardiaco, pueden generar seis ATP a partir de los dos NADH.

10)    Estas reacciones generan cuatro moléculas de ATP y producen dos moléculas de ácido pirúvico (piruvato). 

            En resumen, aunque la glucólisis utiliza dos moléculas de ATP con una ganancia neta de dos moléculas de ATP por cada una de glucosa que se oxida. 

                        Destino del ácido pirúvico

            El destino del ácido pirúvico que se produce durante la glucólisis depende de la disponibilidad de oxígeno. Si el oxígeno es escaso (condiciones anaerobias), por ejemplo en las fibras del músculo esquelético durante ejercicio extenuante, entonces el ácido pirúvico se reduce mediante la vía aerobia por adición de dos átomos de hidrógeno para formar ácido láctico (lactato):                                                                                                              

            2 Ácido pirúvico    +    2NADH   +   2H            2 Ácido láctico   +   2NAD

                         (oxidado)                                                                                                         (reducido)

             Esta reacción genera el NAD+ que se usó en la oxidación del gliceraldehído 3-fosfato (paso 6) de la glucólisis) y por tanto permite que la glucólisis prosiga. Conforme se produce ácido láctico, difunde rápidamente fuera de la célula y entra a la sangre. Los hepatocitos retiran este ácido de la sangre y lo convierten de nuevo en ácido pirúvico.

            Cuando el oxígeno es abundante (condiciones aerobias), la mayor parte de las células convierten ácido pirúvico en acetil coenzima A. Esta molécula vincula la glucólisis, que ocurre en el citosol, con el ciclo de Krebs, que se lleva a cabo en la matriz de la mitocondria. El ácido pirívico entra a la matriz mitocondrial con ayuda de una proteína transportadora especial. Puesto que los eritrocitos carecen  de mitocondrias, sólo pueden producir ATP a través de glucólisis. 

                        Formación de acetil coenzima A

            En la oxidación de la glucosa cada paso requiere una enzima diferente, y a menudo también coenzima. La que se emplea en este punto de la respiración celular es la coenzima A (CoA), la cual se deriva de ácido pantoténico, una vitamina B. Durante el paso de transición entre glucólisis y ciclo de Krebs se prepara el ácido pirúvico para que entre a dicho ciclo. La enzima deshidrogenasa de piruvato, que se localiza de manera exclusiva en la matriz mitocondrial, convierte piruja en un fragmento de dos carbonos mediante el retiro de una molécula de dióxido de carbono. La pérdida de una molécula de CO2 por una sustancia se llama descarboxilación. Ésta es la primera reacción de la respiración celular que libera CO2. Durante ella también se oxida el ácido pirúvico. Cada molécula de éste ácido pierde dos átomos de hidrógeno en la forma de un ión hidruro (H-) más un ión hidrógeno (H+). La coenzima NAD+ se reduce conforme capta el H del ácido pirúvico; el H+ se libera en la matriz mitocondrial. Debe recordarse que la oxidación de una molécula de glucosa produce dos de ácido pirúvico, de modo que por cada molécula de glucosa, se pierden dos de dióxido de carbono y se producen dos de NADH  +  H+. El fragmento de dos carbonos, llamado grupo acetil se une a la coenzima y todo el complejo se denomina acetil coenzima A (acetil CoA). Una vez que el ácido pirúvico ha sufrido descarboxilación y el resto del grupo se enlaza a CoA el compuesto resultante (CoA) se incorpora rápidamente al ciclo de Krebs.                       

                        Ciclo de Krebs

            EL ciclo de Krebs-así llamado por el bioquímico Hans Krebs, quien describió estas reacciones en el decenio de 1930 también se conoce como el ciclo del ácido nítrico, por la primera molécula que se forma cuando un grupo acetil se une al ciclo. En su mayor parte, el ciclo de Krebs es una serie de reacciones  de oxidación  reducción y de descarboxilación cada una cataliza por una enzima específica en la matriz de la mitocondria.

            En el ciclo de Krebs, la gran cantidad de energía potencial química almacenada en sustancias intermedias derivadas de ácido pirúvico se libera de manera gradual. Las reacciones de oxidación reducción transfieren energía química en forma de electrones, a dos coenzimas NAD+ y FAD. Los derivados del ácido pirúvico se oxidan, en tanto que las coenzimas se reducen. Además, en un paso se genera ATP. Cada reacción descrita en el texto sea relaciona con las numeradas en la figura 25.5 a. La enzima que cataliza cada reacción aparece entre paréntesis. 

Entrada del grupo acetil. La unión química que une el grupo acetil a la coenzima A (CoA) se rompe, y el grupo acetil de dos carbonos se enlaza a una molécula de cuatro carbonos de ácido oxalacético para formar una de seis carbonos denominada ácido cítrico. La CoA queda libre para combinarse con otro grupo acetil de ácido pirúvico y repetir el proceso (sintasa cítrica).

Isomerización. El ácido cítrico sufre este proceso para convertirse en ácido isocítrico que tiene la misma fórmula molecular que el citrato. Nótese, sin embargo,  que el grupo hidroxilo (-OH) se encuentra unido a un carbono diferente (aconitasa).

Descarboxilación oxidativa. El ácido isocítrico se oxida y pierde una molécula de CO2, forma una molécula de cinco carbonos llamada ácido cetoglutárico-alfa. El H- de la oxidación se pasa a un NAD+, que se reduce a NADH  +  H+. Ésta es la segunda reacción celular que libera CO2 (deshidrogenasa isocírtica).

Descarboxilación oxidativa. El ácido cetoglutárico-alfa se oxida, pierde una molécula de CO2 y capta CoA para formar una de cuatro carbonos llamada succinil CoA. Se trata de la tercera reacción en la respiración celular que libera Co2 (deshidrogenasa cetoglutarato-alfa).

Fosforilación en el nivel de sustrato. En este punto del ciclo, ocurre una fosforilación en el nivel de sustrato. CoA es desplazada por un grupo fosfato, que luego se transfiere a difosfato de guanosina (GDP) para formar trifosfato de guanosina (GTP), que es similar al ATP y puede donar un grupo fosfato al ADP para integrar ATP. Estas reacciones también convierten succinil CoA en ácido succínico (sintetasa succinil CoA).

Deshidrogenación. El ácido succínico se oxida en ácido fumárico cuando dos de sus átomos de hidrógeno de transfieren a la coenzima nucleótido flavina adenina (FAD), que se reduce a FADH2 (deshidrogenasa succinato).

Hidratación. El ácido fumárico se convierte en ácido málico por adicción de una molécula de agua (fumarasa).

Deshiodrogenación. En el paso final del ciclo, el ácido málico se oxida para volver a formar ácido oxilacético. En el proceso se retiran dos átomos de hidrógeno y uno se transfiere a NAD+, que así se reduce a NADH  +  H+. El ácido oxalacético regenerado puede combinarse con otra molécula de acetil CoA e iniciar un nuevo ciclo (deshidrogenasa málica). 

            Las coenzimas reducidas (NADH y FADH2) constituyen el producto más importante en el ciclo de Krebs puesto que contienen la energía almacenada originalmente en la glucosa y luego en el ácido pirúvico. En total, por cada acetil CoA que entra al ciclo de Krebs, se producen tres NADH tres H+ y un FADH2 mediante reacciones de oxidación-reducción y se genera una molécula de ATP por fosforilación en el nivel de sustrato (fig. 25.5b). En la cadena de transporte de electrones, los tres NADH  + tres H+ producen más tarde nueve moléculas de ATP y el FADH2 genera posteriormente dos moléculas de ATP. Así, cada que concluye un ciclo de Krebs finalmente se producen 12 moléculas de ATP. Dado que cada molécula de glucosa suministra dos acetil CoA, el catabolismo de la glucosa por la vía del ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones rinde 24 moléculas de ATP por molécula de glucosa. La liberación de CO2 tiene lugar conforme el ácido pirúvico se convierte en acetil CoA y durante las dos reacciones de descarboxilación del ciclo de Krebs (véase fig 25.5b). Pero en virtud de que cada molécula de glucosa genera dos de ácido pirúvico, se libera un total de seis moléculas de CO2 por cada molécula de glucosa original catabolizada a lo largo de esta vía. Las moléculas de CO2 abandonan las mitocondrias, difunden a través del citosol hacia la membrana del plasma y luego pasan a la sangre. Con el tiempo, la sangre transporta el CO2 a los pulmones, que lo exhalan. 

                        Cadena de transporte de electrones

            La cadena de transporte de electrones es una serie de transportadores de electrones que son proteínas integradas a la membrana mitocondrial interna, la cual se halla plegada en crestas que incrementan el área de superficie, y de ésta manera acomodan miles de copias de la cadena de transporte en cada mitocondrión. En dicha cadena, cada transportador se reduce conforme capa electrones y se oxida a medida que libera electrones. Cuando éstos pasan a través de la cadena, las reacciones exergónicas liberan pequeñas cantidades de energía en una serie de pasos y esta energía se emplea para formar ATP. En la respiración celular aerobia, el receptor final de electrones de la cadena es el oxígeno. Dado que este mecanismo de generación de ATP vincula reacciones químicas (el paso de electrones a lo largo de la cadena de transporte) con el bombeo de iones hidrógeno, se le llama quimiósmosis. En resumen, la quimiósmosis funciona de la manera siguiente (fig. 25.6):

La energía de NADH  +  H+ pasa a lo largo de la cadena de electrones y se usa para bombear H+  (protones ) desde  la matriz del mitocondrión al interior del espacio situado entre las membranas mitocondriales interna y externa.

H+ se acumula en concentración elevada entre las membranas mitocondriales interna y externa.

A continuación tiene lugar la síntesis de ATP conforme los iones hidrógeno difunden de regreso al interior de la matriz mitocondrial a través de un tipo especial de canal de H+ en la membrana interna. 

            Primero se examinarán los transportadores de electrones y posteriormente se analizará en detalle la quimiósmosis. 

Transportadores de electrones. Varios tipos de moléculas y átomos sirven como transportadores de electrones:

Mononucleótido flavina (FMN), al igual que FAD (dinucleótido flavina adenina), es una flavoproteína derivada de riboflavina (vitamina B2).

Citocromos. Son proteínas con un grupo que contiene hierro (hem) capaz de existir de manera alternada en una forma reducida (Fe2+) y una oxidada (Fe3+). Los distintos citocromos que participan ene. transporte de la cadena de transporte de electrones son citocromo b (cit b), citocromo c1 (cit c1), citocromo c (cit c), citocromo a (cit a) y citocromo a3 (cit a3).

Los centros hierro-azufre (Fe-S) contienen dos o cuatro átomos de hierro que se unen a átomos de azufre para formar un centro de transferencia de electrones de una proteína.

Los átomos de cobre (Cu) enlazados a dos proteínas en la cadena también participan en la transferencia de electrones.

La coenzima Q, es un transportador no proteína, de bajo peso molecular, móvil en la bicapa lipídica de la membrana interna. 

Pasos en el transporte de electrones y la generación quimismótica de ATP. En el interior de la membrana mitocondrial interna, los transportadores de la cadena de transporte de electrones se agrupan en tres complejos; cada uno actúa como bomba de protones que expulsa H+ de la matriz mitocondrial y ayuda a crear un gradiente electroquímico de H+. Cada un a de las tres bombas de protones constituye un complejo que transporta electrones y bombea H+, de la manera siguiente (fig 25.7):

La primera bomba de protones es el complejo deshidrogenasa NADH que contiene mononucleótido flavina y cinco o más centros Fe-S. NADH  +  H+ se oxida a NAD+ y FMN se reduce a FMNH2, que a su vez se oxida conforme pasa electrones a los centros hierro,  azufre, que tiene movilidad en la membrana, pasa electrones al segundo complejo bomba.

La segunda bomba de protones es el complejo citocromo b-c1, que contiene citocromos y un centro hierro azufre. Los electrones pasan sucesivamente de Q a cit b, a Fe-S, a cit c1. El Q móvil (de ida y vuelta) que pasa electrones del segundo complejo bomba al tercero es el citocromo c (cit c).

La tercera bomba de protones es el complejo citocromo oxidasa que contiene citocromos a y a3 y dos átomos de cobre. Los electrones pasan de cit c, a Cu, a cit a y por último a cit a3. éste último transfiere electrones a la mitad de una molécula de oxígeno (O2), que adquiere carga negativa y capta dos H+ del medio circundante para formar H2O. Ésta es la única parte de la respiración celular aerobia en la cual se consume O2. El cianuro es un veneno mortal porque se une al complejo citocromo oxidasa y bloque éste último paso del transporte de electrones. 

            El bombeo de H+ produce un gradiente concentración de protones y un gradiente eléctrico. El incremento de H+ en untado de lado de la membrana mitocondrial interna le confiere a esta parte una carga positiva en comparación con el otro. El gradiente electroquímico resultante posee energía potencial, denominada fuerza motriz protónica. Dentro de la membrana mitocondrial interna se encuentran canales para protones que permiten la difusión de H+ de regreso a través de la membrana, impulsado por una fuerza motriz protónica, conforme H+ vuelve a la membrana, genera ATP debido a que los canales H+ también incluyen una enzima llamada sintasa ATP, al cual usa la fuerza motriz protónica para sintetizar ATP a partir de ADP y  ]. Este proceso de quimiósmsis explica casi todo el ATP producido durante la respiración.                       

            Resumen de la respiración celular

            Las distintas transferencias de electrones en la cadena de transporte generan 32 o 34 moléculas de ATP por cada molécula de glucosa oxidada: 28 a 30+ a partir de 10 moléculas de NADH  +  H+ y dos de cada una de las dos moléculas de FADH2 (cuatro en total). Por tanto, durante la respiración celular,  se pueden generar o 38 ATP de una molécula de glucosa. Nótese que dos de estos ATP provienen de la fosforilación en el nivel de sustrato en la glucólisis, y dos de la fosforilación en el nivel de sustrato en el ciclo de Krebs. La reacción total es: 

            C6H12O6  + 6 O2 + 36 o 38 ADP + 36 o 38 ]

                Glucosa                Oxígeno

         6 CO2 + 6 H2O + 36 o 38 ATP

            Dióxido          Agua

                                                        de carbono 

            El cuadro 25.1 muestra un resumen del rendimiento de ATP durante la respiración celular. En la figura 25.8 aparece un esquema de las principales reacciones de la respiración celular. El verdadero rendimiento de ATP puede ser menor de 36 a 38 ATP, por molécula de glucosa. Se desconoce el número exacto de H+ que debe ser bombeado hacia fuera para generar un ATP durante la quimiósmosis. Más aún, el ATP generado en la mitocondria ha de transportarse fuera de estos organelos hacia el citosol para su uso en cualquier otra parte de la célula. La salida de ATP en el intercambio que se realiza en el movimiento de entrada del ATP que se forma a partir de las reacciones metabólicas en el citosol, utiliza parte de la fuerza motriz protónica.

            La glucólisis, el ciclo de Krebs y en especial la cadena de transporte de electrones suministran todo el ATP para las actividades de la célula y dado que los dos últimos procesos son aeróbicos, las células no pueden realizar sus actividades por mucho tiempo sin un suministro suficiente de oxígeno. 

APLICACIÓN CLÍNICA

Carga de carbohidratos

            La cantidad de glucógeno almacenado en el hígado y los músculos esqueléticos varía y puede agotarse por completo durante procesos atléticos prolongados. Así, muchos corredores del maratón y otros atletas de resistencia siguen un régimen preciso de ejercicio y dieta que incluye la ingestión de grandes cantidades de carbohidratos complejos, como pasta y patatas, en los tres días previos a la competencia. Esta práctica, llamada carga de carbohidratos, tiene por objeto incrementar al máximo la concentración de glucógeno disponible en el músculo para producir ATP. Se ha demostrado que la carga de carbohidratos incrementa la resistencia del deportista en las justas atléticas que duran más de una hora 

Los NADH producidos en el citosol durante la glucólisis no pueden entrar a la mitocondria. En vez de ello donan sus electrones a una de dos moléculas de transferencia, conocidas como malato de transferencia y fosfato de glicerol de transferencia. En las células del hígado, riñón y corazón, el uso del malato de transferencia da como resultado la síntesis de tres ATP por cada NAH. En otras células del cuerpo, como fibras del músculo esquelético y neuronas, el uso de fosfato de glicerol de transferencia da como resultado la síntesis de dos ATP por cada NADH.

Cuadro 25.1 Resumen de ATP producido en la respiración celular. 

FUENTE     

RENDIMIENTO DE ATP (RENDIMIENTO)

Glucólisis

Oxidación de una molécula de glucosa a dos moléculas de ácido pirúvico

2 ATP (fosforilación en el nivel de sustrato)

Producción de 2 NADH + H+

4 a 6 ATP (fosforilación oxidativa en la cadena de transporte de electrones)

Formación de acetil coenzima A

2 NADH + H+

6 ATP (fosforilación oxidativa en la cadena de transporte de electrones)

Ciclo de Krebs y cadena de transporte de electrones

Oxidación de succinil CoA en ácido succínico

2 GTP que se convierten en 2 ATP (fosforilación en el nivel de sustrato)

Producción de 6 NADH + 6H+

18 ATP (fosforilación oxidativa en la cadena de transporte de electrones)

Producción de 2 FADH2

4 ATP (fosforilación oxidativa en la cadena de transporte de electrones)

Total

36 o 38 ATP por molécula de glucosa (máximo teórico)

 Anabolismo de la glucosa

            La mayor parte de la glucosa en el cuerpo se cataboliza para generar ATP, pero la glucosa puede tomar parte en varias reacciones anabólicas. Una es la síntesis de glucógeno; otra es la de nuevas moléculas de glucosa a partir de alguno de los productos del desdoblamiento de proteínas y lípidos.

                        Almacenamiento de glucosa: glucogénesis.

            Si no se necesita de inmediato la glucosa para producir ATP, se combina con muchas otras moléculas de glucosa a fin de formar el polisacárido glucógeno. En el proceso de glucogénesis (fig. 25.9), la glucosa que entra a los hepatocitos o a las células del músculo esquelético es fosforilada por la acción de la hexocinasa y se convierte en glucosa 6-fosfato, que luego se transforma en glucosa 1-fosfato, después en difosfato glucosa uridina y por último en glucógeno. La insulina de las células beta del páncreas estimula la glucogénesis. 

                         Liberación de glucosa: glucogenólisis

            Cuando las actividades del cuerpo requieren ATP, el glucógeno almacenado en los hepatocitos se desdobla en glucosa que se libera en la sangre para que sea transportada a las células, donde se cataboliza. El proceso por el cual el glucógeno se convierte de nuevo en glucosa se denomina glucogenólisis, que no es la simple revisión de los pasos de la glucogénesis (véase fig. 25.9). Principia cuando las moléculas de glucosa se separan de la molécula ramificada de glucógeno por medio de fosforilación para formar glucosa 1-fosfato. Tanto las hormonas glucagon de las células alfa del páncreas como la adrenalina de la médula suprarrenal activan  la fosforilasa, la enzima que cataliza esta reacción. Enseguida, la glucosa 1-fosfato se convierte en glucosa 6-fosfato y por último en glucosa. Dado que la fosfatasa, enzima que transforma la glucosa 6-fosfato en glucosa, se encuentra en los hepatocitos pero no en las células del músculo esquelético, aquellos pueden liberar la glucosa sderivada del glucógeno en el torrente sanguíneo, en tanto que las células del músculo esquelético no realizan esta función. En estas últimas, el glucógeno se desdobla en glucosa 1-fosfato, que luego se cataboliza para producir ATP por medio de glucólisis y el ciclo de Krebs. Sin embargo, el hígado tiene la capacidad de convertir en glucosa el ácido láctico producido por la glucólisis en las células del músculo. De esta manera, el glucógeno del músculo puede ser una fuente indirecta de glucosa sanguínea. 

                        Formación de glucosa  a  partir de proteínas y grasas: gluconeogénesis

            Cuando el suministro de glucógeno hepático es bajo, las células del cuerpo comienzan a catabolizar más triglicéridos y proteínas. Aunque en condiciones normales siempre se cataboliza algo de triglicéridos y proteínas, el desdoblamiento de unos y otras a gran escala no ocurre a menos que el individuo esté en ayunas, en estado de inanición, coma alimentos con muy pocos carbohidratos o sufra alguna enfermedad endocrina.

            Ciertas moléculas pueden fragmentarse y convertirse en glucosa en el hígado. El proceso mediante el cual se forma glucosa nueva a partir de fuentes que no son carbohidratos recibe el nombre de gluconeogénesis. Es posible usar ácido láctico, ciertos aminoácidos y la porción glicerol de las moléculas de triglicéridos para formar nuevas moléculas de glucosa a través de la gluconeogénesis (fig. 25.10). Alrededor de 60% de los aminoácidos del cuerpo pueden sufrir esta conversión. Los aminoácidos como alanita, cisterna, glicina, serina y treonina, junto con el ácido láctico se convierten en ácido pirúvico, el cual puede entonces sintetizarse en glucosa o entrar al ciclo de Krebs. El glicerol se convierte entonces en gliceraldehído 3-fosfato, el cual forma ácido pirúvico o se emplea para sintetizar glucosa. El cortisol, principal hormona glucocorticoide de la corteza suprarrenal y el glucagon del páncreas estimulan la gluconeogénesis. Además el primero estimula el desdoblamiento de proteínas en aminoácidos, con lo que amplia la reserva disponible de éstos para la gluconeogénesis. Las hormonas tiroideas (tiroxina y triyodotironina) también movilizan proteínas y tienen la capacidad de hacerlo con triglicéridos del tejido adiposo; de esta manera hacen que el glicerol quede disponible para la gluconeogénesis.

            METABOLISMO DE LOS LÍPIDOS

OBJETIVOS

Conocer las lipoproteínas que transportan los lípidos en la sangre.

Explicar el destino, el metabolismo y las funciones de los lípidos. 

Transporte de lípidos por lipoproteínas.

            La mayor parte de los lípidos, como el colesterol y los triglicéridos, son moléculas no polares  (y por tanto resultan muy hidrófobas). Por ello, para que puedan ser transportadas en la sangre acuosa primero deben hacerse hidrosolubles al combinarse con las proteínas producidas por el hígado y el intestino. Las combinaciones así formadas son las lipoproteínas, partículas específicas que contienen cientos de moléculas (fig. 25.11). En una lipoproteína, un núcleo interno de triglicérido hidrófobo y de moléculas de éster de colesterol se encuentra rodeado por una capa externa de proteínas polares, además de fosfolípidos antipáticos y moléculas de colesterol. Las proteínas de la cubierta externa se denominan apoproteínas (apo) y se identifican con las letras A, B, C, D y E más un número. Además de ayudar a solubilizar la lipoproteína en los lípidos del cuerpo, cada aporpoteína también realiza funciones específicas.

            Hay varios tipos de lipoproteínas, cada uno de los cuales tiene funciones diferentes, pero prácticamente todas son vehículos de transporte: proporcionan una especie de servicio de paquetería, es decir, reciben y entregan, de modo que los distintos tipos de lípidos se hallan disponibles para las células que los necesitan o se retiran de la circulación cuando no se requieren. Las lipoproteínas se clasifican y denominan principalmente de acuerdo con su densidad, la cual varía con la proporción de lípidos (de baja densidad) en relación con las proteínas (de alta densidad). De la más grande y ligera a la más pequeña y pesada, las cuatro clases principales de lipoproteínas son quilomicrones, lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), lipoproteínas de baja densidad (LDL) y lipoproteínas de alta densidad (HDL).

            Los quilomicrones se forman en las células epiteliales de la mucosa del intestino delgado y contienen lípidos exógenos (de la dieta). Asimismo poseen alrededor de 1 2 % de proteínas, 85% de triglicéridos, 7% de fosfolípidos y de 6 a 7 %de colesterol, más una pequeña cantidad de vitaminas liposolubles. Los quilomicrones entran en los vasos quilíferos de las vellosidades intestinales, donde la linfa los transporta a la sangre venosa  para que después entren a la circulación sistémica. Le confieren al plasma sanguíneo una apariencia lechosa, pero sólo permanecen en la sangre unos pocos minutos. Conforme los quilomitrones circulan a través de los capilares del tejido adiposo, una de sus apoproteínas, apo C-2, activa la lipasa endotelial de lipoproteína, una enzima que retira los ácidos grasos de los triglicéridos en los quilomicrones. Los ácidos grasos libres ingresan entonces a los adipositos donde son almacenados y en las células musculares que los usan para producir ATP. Los hepatocitos retiran los quilomicrones restantes de la sangre por medio de endocitosis mediada por receptor, proceso en el cual la otra apoproteína del quilomicrón, apo E, es la proteína desprendida.

            Las lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL) se forman en los hepatocitos y contienen triglicéridos endógenos. Las VLDL están formadas aproximadamente por 10% de proteínas, 50% de triglicéridos, 20% de fosfolípidos y 20% de colesterol. Transportan los triglicéridos sintetizados en los hepatocitos a los adipositos donde son almacenados. Al igual que los quilomicrones, pierden triglicéridos a medida que su apo C-2 activa la lipasa lipoproteína endotelial y los ácidos grasos resultantes son captados por adipositos para almacenamiento y por células musculares para producción de AYP. Después de depositar una parte de sus triglicéridos en sus células adiposas, las VLDL se convierten en LDL.

Las lipoproteínas de baja densidad (LDL) contienen 25% de proteínas, 5% de triglicéridos, 20% de fosfolípidos y 50% de colesterol. Transportan cerca de 75% de colesterol total en la sangre y lo llevan a las células de todo el cuerpo para que se utilicen en reparación de membranas celulares, así como en la síntesis de hormonas esteroides y sales biliares. La única proteína que contiene LDL es apo B100 y constituye la proteína que se desprende y se une a receptores LDL para que estas lipoproteínas penetren en el cuerpo celular por endocitosis mediada por receptor. Una vez en la célula los LDL son desdoblados y liberan colesterol, el cual sirve para satisfacer las necesidades de esta unidad vital. Cuando la célula tiene suficiente colesterol para realizar sus actividades, un sistema de retroalimentación negativa inhibe la síntesis de nuevos receptores LDL en la célula.

            Cuando la cantidad de LDL e excesiva, estas lipoproteínas también depositan colesterol dentro y alrededor de las fibras del músculo liso en las arterias, con lo que forman placas lípidas ateroéscleróticas que incrementan el riesgo de actividad arteria coronaria (véase capítulo 20). Por esta razón el colesterol de los LDL, llamado colesterol LDL, se considera malo. Algunas personas poseen muy pocos receptores LDL; por esta razón las células de su cuerpo no pueden retirar las lipoproteínas de baja densidad de la sangre eficazmente; como resultado, su concentración retorna muy alta en el plasma y hay mayores posibilidades de que desarrollen placas lipídas. Más aún, ingerir una dieta rica en grasas aumenta la producción de VLDL, lo que eleva la concentración de LDL e incrementa la formación de placas lipídas.

Las lipoproteínas de alta densidad (HDL) constan de proteínas (40 a 45%), triglicéridos (5 a 10%), fosfolípidos y colesterol (20%); se encargan de retirar el exceso de colesterol de las células del cuerpo y lo transportan al hígado, donde se elimina. En virtud de que HDL evita que se acumule colesterol en la sangre, una concentración alta de HDL se relaciona con menor riesgo de enfermedad de arteria coronaria. Por esta razón, el colesterol HDL se cono ce como colesterol bueno.  

            Origen y significado del colesterol en la sangre

Hay dos fuentes que aportan colesterol al cuerpo. Una se encuentra en los alimentos (huevos, productos lácteos, vísceras, carne de bovino, cerdo y embutidos), aunque la mayor parte se sintetiza en el hígado. Incluso los alimentos grasos que no contienen colesterol en absoluto pueden incrementar de manera espectacular las concentraciones de éste en la sangre de dos maneras: primero, la ingestión abundante de grasas en la dieta estimula la reabsorción del colesterol que contiene la bilis que regresa, con lo cuales desecha menos colesterol en las heces. Segundo, cuando las grasas saturadas se desdoblan en el cuerpo, los hepatocitos usan una parte de los productos del desdoblamiento para generar colesterol.

La prueba de perfil de lípidos en general mide colesterol total (CT), colesterol HDL y triglicéridos (VLDL). A continuación se puede calcular el colesterol LDL por medio de la siguiente fórmula: LDL = TC – HDL – (triglicéridos/5). En Estados Unidos, el colesterol sanguíneo suele medirse en miligramos por decilitro (mg/dL); un decilitro es 0.1 litro o 100 mL. Para los adultos, las concentraciones deseables en sangre son: colesterol total menos de 200 mg/100mL, LDL menor de 130 mg/mL y HDL más de 40 mg/100mg/mL. Normalmente los triglicéridos se encuentran en el intervalo de 10 a 190 mg/mL.

A medida que aumenta la concentración total de colesterol, también es mayor el riesgo de enfermedad de arteria coronaria. Cuando el colesterol total se eleva a más de 200mg/100mL (5.2mmol/litro), se duplica el riesgo de un ataque cardiaco con cada 50mg/100mL (1.3 mmol/litro) de incremento en el colesterol total. Cuado éste es de 200 a 239mg/100 mL y LDL de 130 a 159 mg/mL se encuentran en el límite alto, en tanto que un colesterol mayor de 239mg/100mL y LDL arriba de 159 se clasifica como colesterol sanguíneo alto. La proporción entre colesterol total y colesterol HDL predice el riesgo de desarrollar enfermedad de arteria coronaria. Por ejemplo, una persona con colesterol, total de 180 y HDL de 60 tiene una proporción de riesgo de 3. Cuado éste es mayor de 4 se considera que el sujeto tiene un nivel indeseable; cuando más alta sea la proporción, mayor será el riesgo de que la persona desarrolle enfermedad de arteria coronaria.

Hay diversos procedimientos que se utilizan para predecir la concentración de colesterol en sangre, entre ellos, el ejercicio, la dieta y los fármacos. La actividad física regular en niveles aeróbicos y subaeróbicos elevan sus niveles de HDL. Los cambios en la dieta tienen como objeto reducir la ingestión total de grasas, grasas saturadas y colesterol. Los medicamentos usados para tratar las concentraciones elevadas  de colesterol en sangre incluyen colestiramina (Questran) y colistripol (Colestid) que promueven la excreción de bilis en las heces; ácido nicotínico (Liponicin), lovastatina (Mevacor) y sinvastatina (Zocor) los cuales bloquean la enzima básica (HMGCoA reductasa) que se requiere para la síntesis de colesterol.           

            Destino de los lípidos

Los lípidos, al igual que los carbohidratos, pueden oxidarse para producir ATP. Si el cuerpo no necesita utilizar grasas de inmediato, éstas se almacenan en el tejido adiposo (depósito de grasa) en el hígado y en todo el cuerpo. Unos pocos lípidos se emplean como moléculas estructurales o para sintetizar otras sustancias esenciales. Por ejemplo, los fosfolípidos son constituyentes de las membranas plasmáticas, las lipoproteínas transportan el colesterol a las diferentes partes del cuerpo; la tromboplastina es necesaria para la coagulación de la sangre, y las vainas de mielina aceleran la conducción de los impulsos nerviosos. En el cuadro 2.7 (capítulo 2) se describen las distintas funciones que desempeñan los lípidos en el cuerpo. 

            Almacenamiento de los triglicéridos

Una función fundamental del tejido adiposo consiste en retirar los triglicéridos de los quilomicrones y de las VLDL para almacenarlos hasta que se requiera para producir ATP en otras partes del cuerpo. Los adipositos del tejido subcutáneo contienen cerca del 50% de la reserva de triglicéridos. Otros tejidos adiposos explican la otra mitad (cerca del 21% en torno a los riñones, 10 a 15% en los epiplones, 15% en áreas genitales, 5 a 8% en los músculos y 5% de tras de los ojos, en los surcos del corazón y unidos al exterior del intestino grueso). Los triglicéridos del tejido adiposo son continuamente desdoblados y sintetizados. Por ello, los que almacena el tejido adiposo un día no son las mismas moléculas del mes pasado, puesto que son liberadas de dicha reserva continuamente, transportadas en la sangre y vueltas a depositar en otras células del tejido graso. 

            Catabolismo de lípidos: lipólisis

Los triglicéridos almacenados en el tejido adiposo constituyen 98% de todas las reservas energéticas de todo el cuerpo. Se guardan con más facilidad que el glucógeno, en parte debido a que son hidrófobos y no ejercen presión osmótica sobre las membranas celulares. Varios tejidos (músculo, hígado y tejido adiposo) oxidan de manera rutinaria ácidos grasos derivados de triglicéridos para producir ATP; sin embargo, antes que los triglicéridos puedan catabolizasre para producir ATP, deben desdoblarse en glicerol y ácidos grasos, un proceso llamado lipólisis, que es catalizado por las enzimas llamadas lipasas. Dos hormonas que incrementan el desdoblamiento de triglicéridos en ácidos grasos y glicerol son adrenalina y noradrenalina, que se liberan cuado aumenta el tono simpático, como ocurre, por ejemplo, durante el ejercicio. Otras hormonas lipolíticas son cortisol, hormona tiroidea y factores de crecimiento parecidos a insulina (insulinoides). Por el contrario, esta hormona inhibe la lipólisis.

El glicerol y los ácidos grasos resultantes de la lipólisis se catabolizan a través de diferentes vías (fig. 25.12). Muchas células del cuerpo convierten el glicerol en gliceraldehído 3-fosfato, uno de los compuestos que también se forman durante el catabolismo de la glucosa. Si el suministro de ATP a una célula es alto, el gliceraldehído 3- fosfato se convierte en glucosa, un ejemplo de gluconeogénesis. Sin embargo, cuando una célula necesita producir más ATP, el gliceraldehído 3-fosfato entra en la secuencia catabólica para producir ácido pirúvico.

El catabolismo de los ácidos grasos es diferente al glicerol y produce más ATP. El primer paso en el catabolismo de ácidos grasos comprende una serie de reacciones denominadas oxidación beta, que tienen lugar en la matriz de la mitocondria. A la vez, las enzimas retiran dos átomos de carbono de la cadena larga de átomos de este elemento que componen un ácido graso y unen el fragmento resultante de carbonos que unen a la coenzima A, para formar acetil coenzima (CoA). En la segunda etapa del catabolismo de ácidos grasos, el acetil CoA, formada como resultado de la oxidación beta, entra al ciclo de Krebs (véase fig 25.12). Un ácido graso de 16 carbonos como el ácido palmítico puede rendir una ganancia neta de 129 moléculas de ATP por su oxidación completa a través de la oxidación beta, el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones. Como parte del catabolismo normal de ácidos grasos, y hepatocitos pueden captar dos moléculas de acetil CoA a la vez y condensarla para formar ácido acetanóico. Esta reacción libera la porción voluminosa de CoA que no puede rendir fuera de las células. Parte del ácido acetanóico se convierte en ácido hidroxibutírico-beta y acetona. La formación de estas tres sustancias, conocidas en conjunto como cuerpos cetónicos, se llama cetogénesis (véase fig. 25.12). Puesto que los cuerpos cetónicos difunden libremente a través de las membranas del plasma, abandonan los hepatocitos y entran en la corriente sanguínea.

Otras células captan ácido acetanóico y unen sus cuatro carbonos a dos moléculas de coenzima A para forman dos moléculas de CoA, que después se incorporan al ciclo de Krebs para su oxidación. El músculo cardiaco y la corteza renal (parte externa) usan ácido acetanóico en vez de glucosa para genera ATP. Los hepatocitos, forman ácido acetoacéico, no pueden emplearlo para producir ATP porque carecen de la enzima que transfiere el ácido acetoácetico de regreso a la coenzima A. 

            Anabolismo de lípidos: lipogénesis

Las células del hígado y las células adiposas pueden sintetizar lípidos a través de glucosa o aminoácidos por medio de un proceso llamado lipogénesis (véase fig. 25.12), el cual es estimulado por la insulina. La lipogénesis tiene lugar cuando el individuo consume más carbohidratos de los que necesita para satisfacer sus necesidades de ATP. El exceso carbohidratos, proteínas y grasas en la dieta tiene un destino común: se convierten en triglicéridos. Muchos aminoácidos pueden transformarse en acetil CoA, que a su vez se convierte en triglicéridos. Los pasos en la conversión de glucosa en lípidos implican la formación de gliceraldehído 3 fosfato, que puede transformarse en glicerol y acetil CoA, que se convierte en ácidos grasos. Éstos y el glicerol pueden ser sometidos a reacciones anabólicas que los transforman en triglicéridos para su almacenamiento, o pasar por una serie de reacciones anabólicas a fin de producir otros lípidos como lipoproteínas, fosfolípidos y colesterol. 

APLICACIÓN CLÍNICA

Cetosis

Normalmente el nivel de cuerpos cetónicos en la sangre es muy bajo, puesto que otros tejidos los usan para producir ATP con la misma rapidez con que se generan por el desdoblamiento de ácidos grasos en los hepatocitos. Sin embargo, durante periodos de oxidación beta excesiva, la producción de cuerpos cetónicos excede su captación y uso por las células del cuerpo. La oxidación beta excesiva puede ocurrir luego de una comida rica en triglicéridos, o durante ayuno en inanición, porque hay pocos carbohidratos disponibles para el catabolismo. Asimismo, la oxidación beta excesiva puede ocurrir en los pacientes con diabetes mellitus mal controlada o sin tratamiento por dos razones: 1) la glucosa adecuada no puede entrar a las células, por ende éstas usan los triglicéridos para producir ATP, y 2) la insulina inhibe normalmente la lipólisis y su carencia acelera el ritmo de este proceso. Cuando la concentración de cuerpos cetónicos en la sangre se eleva por arriba de lo normal, condición llamada cetosis, dichos cuerpos que, en su mayoría son ácidos deben ser amortiguados. Si se acumulan demasiados, reducen la concentración de amortiguadores, como los iones de bicarbonato, y el pH de la sangre desciende. En consecuencia, una cetosis extrema o prolongada puede conducir a la acidosis (cetoacidosis), un pH sanguíneo normalmente bajo. Cuando un diabético sufre deficiencia grave de insulina, uno de los signos característicos es el olor dulce en la respiración causado por el cuerpo cetónico o acetona.

METABOLISMO DE PROTEÍNAS

OBJETIVO

Describir el destino, el metabolismo y las funciones de las proteínas. 

            Durante la digestión, las proteínas se desdoblan en sus aminoácidos constituyentes, los cuales en seguida son absorbidos por los capilares de las vellosidades del intestino y transportados al hígado por la vena porta hepática. A diferencia de los carbohidratos y triglicéridos, que se almacenan, las proteínas no se guardan para su uso futuro; en vez de ello, los aminoácidos se oxidan para producir ATP o se emplean para sintetizar nuevas proteínas para el crecimiento y la reparación del cuerpo. El exceso de aminoácidos en la dieta no se excreta en la orina o las heces, sino que se convierte en glucosa (gluconeogénesis) o triglicéridos (lipogénesis). 

                        Destino de las proteínas

            Factores de crecimiento isulinoides (IGF) y la insulina estimulan el transporte activo de aminoácidos al interior de las células del cuerpo. Casi inmediatamente después de su ingreso, los aminoácidos se integran a las proteínas. Muchas de ellas funcionan como enzimas; otras participan en el transporte (hemoglobina) o sirven como anticuerpos, sustancias para la coagulación (fibrinógeno), hormonas (insulina) o electos contráctiles en las fibras musculares (actina y miosina). Diversas proteínas son componentes estructurales del cuerpo (colágeno, elastina y queratina). Las distintas funciones de las proteínas se exponen en el cuadro 2.8. 

                        Catabolismo de proteína

            Cada día cierta porción del catabolismo de proteína tiene lugar en el cuerpo. Las proteínas se extraen de células destruidas (como los eritrocitos) y se fragmentan en aminoácidos libres. Algunos de ellos se convierten en aminoácidos, vuelven a formar enlaces peptídicos y sintetizan nuevas proteínas como parte de un continuo estado de recambio en todas las células. Una fracción significativa de los aminoácidos absorbidos del CG, proviene de las proteínas en células gastadas que se han desprendido de la mucosa intestinal hacia la luz.

            Las proteínas recicladas primero se descomponen en aminoácidos. A continuación, los hepatocitos los convierten  en ácidos grasos, cuerpos cetónicos o glucosa o bien los oxidan para transformarlos en dióxido de carbono y agua. Sin embargo, antes que los aminoácidos puedan catabolizarse primero deben convertirse en algunas sustancias que pueden incorporarse al ciclo de Krebs.

            Una de estas conversiones consiste en retirar el grupo amino (NH2) del aminoácido, un proceso llamado desaminación, para transformarlo en amoniaco (NH3). Los hepatocitos convierten el amoniaco en urea, que se excreta en la orina. Otros procesos de cambio son la descarboxilación y la deshidrogenación. La figura 25.13 muestra cuales aminoácidos particulares participan en el ciclo de Krebs en diferentes puntos. La conversión de aminoácidos en glucosa (gluconeogénesis) puede analizarse en la figura 25.10; la transformación de aminoácidos en ácidos grasos (lipogénesis) o cuerpos cetónicos (cetogénesis) se muestra en la figura 25.12.

                        Anabolismo de proteína

            El anabolismo de proteína comprende la formación de enlaces peptídicos entre los aminoácidos para producir nuevas proteínas. El anabolismo o síntesis de proteína se produce en los ribosomas de casi todas las células del cuerpo y es dirigido por el ADN y el ARN de las células (véase fig. 3.30). Los factores de crecimiento insulinoides, las hormonas tiroideas T3 y T4), la insulina, el estrógeno y la testosterona estimulan la síntesis de proteína. Dado que son el principal componente de la mayor parte de las estructuras celulares, es esencial que durante el crecimiento, el embarazo y cuando los tejidos sufren daño por enfermedad o lesión, la dieta incluya cantidades suficientes de proteínas. No obstante, cabe aclarar que su ingestión en exceso no incrementa la masa ósea o la muscular; sólo un programa regular de ejercitación con pesas puede lograr ese objetivo.

            De los 20 aminoácidos que requiere el cuerpo humano, 10 son esenciales; dado que el cuerpo no puede sintetizarlos, se deben obtener por medio de la dieta; de ellos, ocho no pueden sintetizarse en absoluto (isoleucina, leucina, metionina, lecina. fenilalanina, treonina, triptófano y valina) y los otros dos reproducen en cantidades inadecuadas, principalmente en la niñez (arginina e histidina). En virtud de que las plantas sí los sintetizan, los humanos pueden adquirir los aminoácidos esenciales al ingerir plantas o carne de animales herbívoros. La síntesis de aminoácidos no esenciales se lleva a cabo por un proceso denominado transaminación, o sea, la transferencia de un grupo amino de un aminoácido al ácido pirúvico o algún ácido del ciclo de Krebs. Una vez que los aminoácidos apropiados, esenciales y no esenciales, están presentes en las células, la síntesis de proteína se lleva a cabo con rapidez. 

            APLICACIÓN CLÍNICA

            Fenilcetonuria           

            La fenilcetonuria o PKU es un error genético del metabolismo de proteína, caracterizado por concentraciones elevadas en sangre del aminoácido fenilalanina. La mayoría d los niños con este trastorno tienen una mutación del gen que codifica la enzima hidroxilasa fenialalanina, la cual es necesaria para convertir la fenilalanina en el aminoácido triocina, que participa en el ciclo de Krebs. Puesto que hay deficiencia de la enzima, no se puede metabolizar fenilalanina y lo que no se usa en la síntesis de proteína se acumula en la sangre. Sin tratamiento, la enfermedad causa vómito, convulsiones, erupciones, deficiencia de crecimiento y retraso mental grave. Se realizan pruebas a los recién nacidos para determinar si padecen PKU, a que puede prevenirse el retraso mental restringiendo las cantidades de fenilalanina necesarias para el crecimiento al mínimo indispensable, aunque aún así el menor puede tener deficiencia de aprendizaje. Edulcorante artificial aspartame (Nutra Sweet) contiene fenilalanina y por ello debe restringirse su consumo en niños con este trastorno. 

            MOLÉCULAS BÁSICAS EN LAS ENCRUCIJADAS METABÓLICAS

            OBJETIVO

Identificar las moléculas básicas en el metabolismo y conocer las reacciones en los productos que pueden formar. 

            Aunque las células tienen miles de sustancias químicas diferentes, sólo tres moléculas (glucosa 6-fosfato, ácido pirúvico y acetil coenzima A) desempeñan una función fundamental en el metabolismo. Estas moléculas se encuentran en las encrucijadas metabólicas; las reacciones que ocurren dependen del estado nutricional o de las actividades del individuo. Las reacciones de 1 a 7 de la figura 25.14 se desarrollan en el citosol, en tanto que las de 8 a 10 tienen lugar dentro de la mitocondria. 

                        Papel de la glucosa fosfato

            Poco después de que la glucosa entra en una célula del cuerpo, una cinasa la convierte en glucosa 6-fosfato, que tiene cuatro destinos posibles (véase fig. 25.14):

Síntesis de glucógeno. Cuando la glucosa es abundante en el torrente sanguíneo, como ocurre después de ingerir alimentos, se emplea una cantidad considerable de glucosa 6-fosfato para sintetizar glucógeno, que es la forma de almacenamiento de los carbohidratos en los animales. El desdoblamiento subsecuente del glucógeno en glucosa 6-fosfato tiene lugar después de una serie de reacciones ligeramente diferentes. La síntesis y el desdoblamiento de glucógeno se lleva a cabo principalmente en las fibras de músculo esquelético y los hepatocitos.

Liberación de glucosa en la sangre. Si la enzima glucosa 6-fosfatasa está presente y activa, la glucosa 6-fosfato puede desfosfoilarse. Una vez que la glucosa es liberada del grupo fosfato, abandona la célula y entra al torrente sanguíneo. Los hepatocitos son las principales células que suministran glucosa a la circulación general.

Síntesis de ácidos nucleicos. La glucosa 6-fosfato es el precursor que utilizan las células en el cuerpo para formar ribosa 5-fosfato, un azúcar de 5 carbonos necesario para la síntesis de ARN (ácido ribonucleico) y ADN (ácido desoxirribonucleico). La misma secuencia de reacciones que produce la ribosa 5-fosfato también genera NADPH, que se requiere para ciertas reacciones de reducción.

Glucólisis. Parte del ATP se produce de manera anaerobia por medio de glucólisis, en la cual la glucosa 6-fosfato se convierte en ácido pirúvico, otra molécula básica que participa en el metabolismo. La mayor parte de las células del cuerpo realizan glucólisis. 

                        El papel de ácido pirúvico

            Cada molécula de glucosa con 6 carbonos que sufre glucólisis produce  dos moléculas de tres carbonos de ácido pirúvico. Esta molécula se encuentra en una encrucijada metabólica: en presencia de suficiente oxígeno, las reacciones aerobias (que consumen oxígeno) de la respiración celular pueden llevarse a cabo; pero si dicho gas es escaso, ocurren reacciones anaerobias (véase fig. 25-14). 

Producción de ácido láctico. Cuando no hay suficiente suministro de oxígeno a un tejido como en los músculos esquelético y cardiaco durante su contracción activa, parte del ácido pirúvico se transforma en ácido láctico, el cual pasa entonces a la circulación general y es captado por los hepatocitos, los cuales lo convierten finalmente de nuevo en ácido pirúvico.

Producción de alanina. Al formarse el ácido pirúvico se establece un vínculo entre el metabolismo de carbohidratos y de proteínas. Un grupo amino (-NH3) puede añadirse al ácido pirúvico por transaminación (un carbohidrato) para producir el aminoácido alanina, o bien ser retirado de la alanina para generar ácido pirúvico.

Gluconeogénesis. El ácido pirúvico y ciertos aminoácidos también pueden convertirse en ácido oxaloacético, uno de los intermediarios del ciclo de Krebs, el cual, a su vez, puede utilizarse para formar glucosa 6-fosfato. Esta secuencia de reacciones de gluconeogénesis pasan por alto ciertas reacciones de una vía de glucólisis. 

                        Función de acetil coenzima A

Cuando el nivel  de ATP en una célula es bajo, pero el oxígeno es abundante, la mayor parte del ácido pirúvico, se desvía hacia reacciones que producen ATP (ciclo de Krebs y cadena de transporte de electrones) a través de la conversión de acetil coenzima A.

Entrada al ciclo d Krebs. Acetil CoA es el vehículo para que los grupos acetil de dos carbonos ingresen al ciclo de Krebs, cuyas reacciones oxidativas convierten el acetil CoA en CO2 y producen enzimas reducidas (NADH y FADH2) que transfieren electrones a la cadena de transporte de electrones. A su vez, las reacciones oxidativas en esta cadena generan ATP. La mayor parte de las moléculas que se oxidan para producir ATP (glucosa, ácidos grasos y cuerpos cetónicos) primero se transforman en acetil CoA.

Síntesis de lípidos. El acetil CoA también se emplea en la síntesis de ciertos            lípidos, entre ellos ácidos grasos, cuerpos cetónicos y colesterol. Puesto que el ácido pirúvico puede convertirse en acetil CoA, es posible transformar carbohidratos en triglicéridos; esta es la vía metabólica para almacenar la mayor parte del exceso de calorías en forma de grasa. Sin embargo, los mamíferos, como los humanos no pueden reconvertir la acetil CoA en ácido pirúvico por lo cual los ácidos grasos no de utilizan para generar glucosa u otras moléculas de carbohidrato. 

            En el cuadro 25.2 resume el metabolismo de carbohidratos, lípidos y proteínas. 

            ADAPTACIONES METABÓLICAS

            OBJETIVO

Comparar el metabolismo durante los estados absorbente y postabsorbente. 

            La regulación de las reacciones metabólicas depende del ambiente químico dentro de las células del cuerpo, como las concentraciones de ATP y oxígeno, y de señales de los sistemas nervioso y endocrino. Algunos aspectos del metabolismo dependen del tiempo que ha transcurrido desde que se ingirió la última comida. Durante el estado de absorción, los nutrimentos ingeridos entran en la circulación sanguínea y la glucosa queda disponible para la producción de ATP. Durante el estado de postabsorción, la asimilación de nutrientes en el CG se completa y las necesidades energéticas deben satisfacerse con los combustibles del cuerpo. De manera característica es necesario que pasen cuatro horas para que se lleve acabo la absorción completa de los alimentos y dado que se ingieren tres comidas cada 24 horas, el estado de absorción se prolonga 12 horas cada día. Si se supone que no se comen refrigerios entre comidas, el estado de postabsorción abarca las doce horas restantes (al final de la mañana, de la tarde y casi toda la noche).

            En virtud de que el sistema nervioso y los eritrocitos dependen de la glucosa para la producción de ATP durante el estado de postabsorción, es fundamental mantener un estado estable de glucosa en sangre durante este periodo. Las hormonas son los principales reguladores del metabolismo en ambos estados. Los efectos de la insulina predominan en el estado de absorción, mientras que diversas hormonas regulan el metabolismo del estado de postabsorción. Durante el ayuno y la inanición, muchas células del cuerpo incrementan el uso de cuerpos cetónicos para la producción de ATP. 

                        Metabolismo durante el estado de absorción

            Poco después de una comida, los nutrimentos comienzan a entrar en la sangre. Se debe recordar que lo hacen principalmente en forma de glucosa, aminoácidos, y triglicéridos (en quilomicrones).

Dos puntos de referencia metabólicos del estado de absorción son la oxidación de la glucosa para producción de ATP, que ocurre en la mayor parte de las células del cuerpo, y el almacenamiento de exceso de moléculas combustibles par uso futuro entre comidas, lo que tiene lugar sobre todo en hepatocitos, adipositos y fibras del músculo esquelético. 

                        Reacciones del estado de absorción

            Las siguientes reacciones predominan durante el estado de absorción (fig. 25.15):

Alrededor de 50% de la glucosa absorbida de una comida normal se oxida en las células de todo el cuerpo para producir ATP por vía de la glucólisis, el ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones.

La mayor parte de la glucosa que entra a los hepatocitos se convierte en triglicéridos o glucógeno.

Parte de los ácidos grasos y los triglicéridos sintetizados en el hígado permanecen allí, pero los hepatocitos los concentran principalmente en VLDL, las cuales transportan los lípidos al tejido adiposo para su almacenamiento.

Los adipositos también captan glucosa que no retiene el hígado y la convierten en triglicéridos para el almacenamiento. En total, cerca del 40% de la glucosa absorbida de los alimentos se transforma en triglicéridos y alrededor del 10% se guarda como glucógeno en los músculos esqueléticos y los hepatocitos.

La mayor parte de los lípidos de la dieta (principalmente triglicéridos y ácidos grasos) se almacenan en tejido adiposo; sólo una pequeña porción se emplea para reacciones de síntesis. Loas adipositos obtienen los lípidos de los quilomicrones, de VLDL y de sus propias reacciones de síntesis.

Muchos aminoácidos absorbidos que entran a los hepatocitos son desaminados para convertirse en cetoácidos, los cuales pueden incorporarse al ciclo de Krebs para producir ATP o emplearse para sintetizar glucosa o ácidos grasos.

Algunos de los aminoácidos que entran a los hepatocitos se usan para sintetizar proteínas (proteínas del plasma).

Los aminoácidos no captados por los hepatocitos se usan en otras células del cuerpo (como las musculares) para sintetizar proteínas o sustancias químicas reguladoras como hormonas o enzimas. 

Regulación del metabolismo durante el estado de absorción. 

            Poco después de una comida, el péptido insulinotrópico dependiente de glucosa (GIP), además de la creciente concentración de glucosa en sangre y ciertos aminoácidos, estimula las células beta del páncreas para que liberen insulina. En general, esta hormona incrementa la actividad de las enzimas necesarias para el anabolismo y la síntesis de moléculas de reserva; al mismo tiempo disminuye la actividad de las enzimas necesarias para reacciones catabólicas o de desdoblamiento. La insulina favorece la entrada de glucosa y aminoácidos a las células de muchos tejidos y estimula la fosforilación de glucosa en hepatocitos, así como la conversión de glucosa 6-fosfato en glucógeno, tanto en hígado como en células musculares. Una vez que llega al hígado y al tejido adiposo, esta hormona aumenta la síntesis de triglicéridos  y estimula la síntesis de proteínas en todas las células del cuerpo (véase capítulo 18). 

            La concentración baja de glucosa en sangre también activa la rama simpática del SNA. Las neuronas del hipotálamo sensibles a glucosa detectan su disminución e incrementan los estímulos simpáticos. Como resultado, las terminaciones nerviosas simpáticas liberan neurotransmisor noradrenalina y médula suprarrenal, dos hormonas catecolaminas (adrenalina y noradrenalina) en la sangre. Al igual que el glucagon, la adrenalina estimula el desdoblamiento de glucógeno y en combinación con noradrenalina son potentes estimu­lado res de la lipólisis. Estas acciones de las catecolaminas contribuyen a aumentar las concentraciones de glucosa y ácidos grasos libres en el torrente sanguíneo. Como resulta­do, el músculo emplea más ácidos grasos para producir ATP y hay disponibles mayores cantidades de glucosa para el sistema nervioso. En el cuadro 25.4 se resume la regulación hormo­nal del metabolismo durante el estado de postabsorción.  

Metabolismo durante ayuno e inanición  

El término ayuno significa no ingerir alimentos por mu­chas horas o algunos días, en tanto que inanición implica semanas o meses de privación de alimentos o ingesta ina­decuada de nutrientes. Las personas pueden sobrevivir sin comer durante dos meses o más si beben suficiente agua para evitar la deshidratación. Aunque las reservas de glucógeno se agotan a las pocas horas de iniciar un ayuno, el catabolismo de triglicéridos almacenados y de las proteínas estructurales pueden proporcionar energía durante varias semanas. La cantidad de tejido adiposo que contiene el cuerpo determina el tiempo que se puede vivir sin alimento.  

Durante el ayuno y la inanición, e! tejido nervioso y los eritrocitos continúan usando glucosa para producir ATP. El suministro de aminoácidos para gluconeogénesis es rápido, puesto que el descenso de insulina y el incremento de la con­centración de cortisol reduce la velocidad de síntesis de pro­teína y promueve su catabolismo. La mayor parte de las célu­las del cuerpo, en especial las del músculo esquelético, pueden ahorrar una buena cantidad de proteína antes que su fun­ción sea afectada de manera adversa debido a que contienen suficiente proteína desde su origen. Durante los primeros días de ayuno, el catabolismo de proteína supera su síntesis por casi 75 gramos diarios a medida que algunos aminoácidos viejos son desaminados y utilizados para la gluconeogénesis de nuevos aminoácidos faltantes (o sea, de la dieta).  

Hacia el segundo día de ayuno, se estabilizan los niveles de glucosa en sangre en 65 mg/100 mL (3.6 mmol/litro), en tanto que la concentración de ácidos grasas en plasma se ha cuadruplicado. La lipólisis de triglicéridos en tejido adiposo libera glicerol, que se emplea para la gluconeogénesis, y áci­dos grasoso Éstos difunden al interior de las fibras musculares y otras células de! cuerpo, donde se usan para elaborar acetil CoA que entra al ciclo de Krebs. A continuación, se sintetiza ATP a medida que se realiza la oxidación por e! ciclo de Krebs y la cadena de transporte de electrones.

El cambio metabólico más notable que aparece con el ayuno y la inanición es el incremento en la formación de cuerpos cetónicos por los hepatocitos. Durante el ayuno, sólo pequeñas cantidades de glucosa sufren glucólisis para convertirse en ácido pirúvico, que a su vez puede transfor­marse en ácido oxaloacético. El acetil CoA entra al ciclo de Krebs al combinarse con el ácido oxaloacetico (véase fig. 25.14); cuando éste es escaso por la falta de alimento, sólo una parte de acetil CoA disponible puede incorporarse al ciclo de Krebs. El exceso de acetil CoA se emplea en la cetogénesis, sobre todo en los hepatocitos. De esta manera, la pro­ducción de cuerpos cetónicos aumenta conforme se eleva el catabolismo de ácidos grasas. Los cuerpos cetónicos liposolubles pueden difundir a través de las membranas plasmáticas

y de la barrera hematoencefálica para aprovecharse como .¡ combustible alterno en la producción de ATP, especialmente por las fibras cardiacas musculoesqueléticas y las neuronas. Normalmente, sólo en la sangre hay cantidades mínimas de cuerpos cetónicos (0.01 mmol/litro) y por tanto Son una fuente insignificante de combustible. Sin embargo, luego de dos días de ayuno, la concentración de cetonas es 100 a 130 veces mayor y regularmente suministra una tercera parte del combustible del cerebro para la producción de ATP. A los 40 días de inanición, las cetonas aportan hasta dos terceras par­tes de la energía que requiere el encéfalo. En realidad redu­cen e! uso de la glucosa para generar ATP, lo que a su vez dis­minuye la necesidad de la gluconeogénesis y torna lento el catabolismo de las proteínas musculares en e! ayuno prolon­gado a cerca de 20 gramos diarios.  

APLICACION CLÍNICA

Absorción de alcohol

Los efectos intoxicantes e incapacitantes del alcohol dependen de su concentración en la sangre.

Dado que es liposoluble se empieza a absorber en el estómago. Sin embargo, en el intestino delgado es mayor el área de absor­ción que en el estómago; así, cuando el etilo pasa al duodeno se capta más rápidamente. Cuanto más tiempo permanezca el alcohol en el estómago, se eleva con mayor lentitud su nivel en la sangre. En virtud de que los ácidos grasas en el quimo dismi­nuyen la velocidad de vaciamiento gástrico, la concentración de alcohol en la sangre se eleva con mayor lentitud cuando se consumen alimentos ricos en grasa como pizza, hamburguesas o nachos con las bebidas alcohólicas. Además, la enzima deshidrogenasa de alcohol, presente en las células de la mucosa gástrica, desdobla una parte del etilo en acetaldehído, que no es tóxico. Cuando la velocidad de vaciamiento gástrico es más lenta, se absorbe proporcionalmente más alcohol y se convierte en acetaldehído en el estómago, y por tanto menos cantidad llega a la circulación general. Con la misma cantidad de alco­hol, las mujeres suelen tener niveles más altos de alcohol en la sangre (por tanto, experimentan mayor intoxicación que los varones de la misma talla) por dos razones: 1) por lo regular las mujeres poseen menor volumen de sangre y 2) la actividad de la deshidrogenasa de alcohol en el estómago es hasta 60% me­nor en mujeres que en varones. Los asiáticos también tienen menores niveles de esta enzima gástrica . 

CALOR Y BALANCE DE ENERGIA

OBJETIVOS

Definir el índice metabólico basal (IMB) y conocer los di­versos factores que lo afectan.

Describir los factores que influyen en la producción del calor corporal.           '

Explicar como se mantiene la temperatura normal del cuerpo mediante el circuito de retroalimentación negativa que incluye el termostato hipotalámico.

El cuerpo produce más o menos calor según el índice de las reacciones metabólicas. La homeostasis de la temperatura corporal sólo puede mantenerse si el índice de pérdida de ca­lor del cuerpo es igual al índice de producción de calor me­tabólico. Por tanto, es importante entender cómo se pierde, gana o conserva el calor.

Índice metabólico

La velocidad total a la cual las reacciones metabólicas usan energía se denomina índice metabólico. Una parte de la energía se emplea para producir ATP y otra se libera como calor, que es una forma de energía cinética, la cual puede me­dirse como temperatura y expresarse en unidades llamadas calorías. Una caloría, representada con una c minúscula, es la cantidad de energía calórica que se requiere para elevar la temperatura de 1 gramo de agua de 14 a 15°C. Como la ca­loría es una unidad relativamente pequeña, a menudo se usa la kilo caloría (kcal) o caloría (Cal), representada con una C mayúscula para medir el índice metabólico del cuerpo y ex­presar el contenido energético de los alimentos. Una kilo­caloría es igual a mil calorías.

Dado que muchos factores afectan el índice metabólico, se debe medir en condiciones estándares, con el cuerpo en reposo y ayuno, lo que se denomina el estado basal. La me­dición que se obtiene es el índice metabólico basal (1MB). La manera más común de determinar el 1MB consiste en me­dir la cantidad de oxígeno que se consume por kilocaloría de alimento metabolizada. Cuando el cuerpo usa 1 litro de oxí­geno para oxidar una mezcla típica de triglicéridos, carbohi­dratos y proteínas de la dieta, se liberan alrededor de 4.8 Cal de energía. El 1MB es 1 200 a 1 800 Cal/día en adultos, o cerca de 24 Cal/kg de masa corporal en varones adultos y 22 Cal/kg en mujeres adultas. La adición de las calorías nece­sarias para realizar las actividades diarias, como digestión y caminata, varía de 500 Cal para una persona de talla pequeña relativamente sedentaria hasta más de 3 000 Cal para una persona que se entrena para competencias olímpicas o de alpinismo.  

Homeostasis de la temperatura corporal

No obstante las amplias fluctuaciones en la temperatura ambiental, los mecanismos homeostásicos pueden mantener Un intervalo normal de temperatura interna del cuerpo. Si el índice de la producción del calor corporal es igual al índice de pérdida de calor, el organismo mantiene una temperatura central constante cercana a 37°C (98.6 °F). La temperatura central es la que tiene el cuerpo en las estructuras profundas y en los tejidos subcutáneos. La temperatura de la corteza corresponde a la superficie del cuerpo (en la piel y la capa subcutánea). Dependiendo de la temperatura ambiental, la de la corteza es de 1 a 6 °C menor que la central. La tempera­tura central demasiado alta causa la muerte al desnaturalizar las proteínas del cuerpo, en tanto que la temperatura central demasiado baja ocasiona arritmias cardiacas mortales. 

Producción de calor

La producción de calor del cuerpo es proporcional al índice metabólico que se ve afectado por varios factores, que también influyen de manera indirecta en el índice de pro­ducción de calor:

Ejercicio. Durante la actividad física extrema, el índice metabólico puede aumentar hasta 15 veces la tasa basa!. En atletas de alto rendimiento, dicho índice se incremen­ta hasta 20 veces.

Hormonas. Las hormonas tiroideas (tiroxina y triyodotironina) son los principales reguladores del 1MB, el cual se incrementa conforme se elevan los niveles de esta hormo­na. Sin embargo, la respuesta a los cambios de concen­tración de hormonas tiroideas es lenta, tarda varios días en aparecer. En parte incrementan el 1MB al estimular la respiración celular aerobia. Puesto que las células usan más oxígeno para producir ATP, se desprende más calor, y la temperatura del cuerpo se eleva. Otras hormonas tie­nen menor efecto sobre el 1MB. La testosterona, la insulina y la hormona del crecimiento humano pueden aumentar el índice metabólico de 5 a 15 por ciento.

Sistema nervioso. Al hacer el ejercicio o en situaciones de estrés, se estimula la división simpática del sistema ner­vioso autónomo. Sus neuronas postganglionares liberan noradrenalina (NA), que a su vez estimula a la médula suprarrenal que libera adrenalina y noradrenalina. Ambas incrementan el índice metabólico de las células del cuerpo. Temperatura corporal. Cuanto más alta sea la temperatura del cuerpo, mayor será el índice metabólico. Por cada gra­do que aumenta la temperatura central se incrementa el índice de las reacciones bioquímicas en casi 10%. Por tal razón, cuando una persona tiene fiebre, se incrementa significativamente su índice metabólico.

Ingestión de alimentos. Puede elevar el índice metabólico en 10 a 20%. Este efecto denominado termógénesis induci­da por alimentos es mayor después de comer platillos con alto contenido de proteína y es menor luego de ingerir car­bohidratos y lípidos.

Edad. El índice metabólico de un niño, en relación con su talla, es alrededor del doble de la de un anciano debido a la elevada frecuencia de reacciones que se relacionan con ti crecimiento.

Factores diversos. Otras variables que afectan el índice me­tabólico son género (menor en mujeres, excepto durante el embarazo y la lactancia), clima (más bajo en regiones tropicales), suei10 (menor) y malnutrición (más baja).  

Mecanismos de transferencia de calor  

El mantenimiento normal de la temperatura corporal depende de la capacidad para eliminar el calor a la misma ve­locidad con que se realizan las reacciones metabólicas. El calor se transfiere del organismo al ambiente de cuatro ma­neras: por conducción, convección, radiación y evaporación.

Conducción. Es el intercambio de calor que tiene lugar entre moléculas de dos materiales que están en contacto directo entre si. En reposo, cerca de 3% del calor del or­ganismo se pierde a través de la conducción a materiales sólidos que están en contacto con el cuerpo, como una silla, la ropa o joyas. Por conducción también es posible aumentar la temperatura, por ejemplo, al sumergirse en una tina de agua caliente. Dado que este líquido conduce el calor con eficacia 20 veces mayor que el aire, la pérdida o ganancia de calor por conducción es mucho mayor cuando el cuerpo se halla inmerso en agua fría o caliente.

Convección. Es la transferencia de calor por el movimiento de un fluido (gas o líquido) entre áreas de diferente tem­peratura. El contacto de aire o agua con el cuerpo da como resultado la transferencia del calor por conducción y convección. Cuando el aire entra en contacto con el cuerpo, se calienta y por tanto se hace menos denso y se eleva. Cuanto más rápido se mueva el aire (por ejemplo, por una brisa o un abanico), mayor será el índice de con­vección. En reposo, se pierde cerca de 15% del calor cor­poral por convección y conducción.

Radiación. Es la transferencia de calor en forma de rayos infrarrojos entre el objeto más caliente y el más frío sin que haya contacto físico. El cuerpo pierde calor al irradiar más ondas infrarrojas de las que absorbe de objetos más fríos. Si éstos tienen mayor temperatura que el cuerpo, la persona adquiere más calor del que pierde por radiación. En una habitación a 21°C (70°F), un sujeto en reposo pierde cerca de 60% de calor por radiación.  

Evaporación. Es la conversión de un líquido en vapor.  

Cada mililitro de agua que se evapora consume una gran cantidad de calor (cerca de 0.58 Cal/mL). En condiciones normales de reposo, cerca de 22% de la pérdida de calor ocurre por la evaporación de unos 700 mL de agua por día (300 mL en el aire espirado y 400 mL en la superficie de la piel). Dado que normalmente no nos percatamos de esta pérdida de agua a través de la piel y las membranas mu­cosas de la boca y vías respiratorias, este proceso se llama pérdida insensible de agua. El índice de evaporación tiene una relación inversa con la humedad relativa, es de­cir, la razón de la verdadera cantidad de humedad que el aire puede mantener a una temperatura determinada. Cuanto más alta resulte la humedad relativa, menor será el índice de evaporación. Cuando el ambiente tiene 100% de humedad, la ganancia de calar por condensación de agua en la superficie cutánea es tan rápida como su pérdida por evaporación, la cual constituye la principal de­fensa contra el sobrecalentamiento al practicar un de­porte. En condiciones extremas, se puede producir Un máximo de casi 3 litros de sudor cada hora, que retira más de 1 700 calorías de calor si todos se evaporaran. (Nota: el sudor que gotea y no se evapora retira muy poco calor.)  

Termostato hipotalámico  

El centro de control que funciona como termostato del cuerpo es un grupo de neuronas en la parte al interior del hipotálamo, la región preóptica. Esta área recibe impulsos de termorreceptores situados en la piel y membranas mucosas, así como el hipotálamo. Las neuronas de la región preóptica generan impulsos nerviosos a una mayor frecuencia cuando aumenta la temperatura de la sangre, y cuando ésta disminu­ye, se reduce dicha frecuencia.

Los impulsos nerviosos de la región preóptica se propa­gan a otras dos partes del hipo tálamo conocidas como centro de pérdida de calor y centro promotor de calor, que, cuando son estimulados por la región preóptica, ponen en marcha una serie de respuestas que reducen y elevan la temperatura corporal, según se requiera. 

Termorregulación  

Si la temperatura central del cuerpo desciende, actúan mecanismos que ayudan a conservar o incrementan la producción de calor por medio de varios circuitos de retroalimentación negativa que normalizan la temperatura del cuerpo (fig. 25.17). Los termorreceptores en la piel y el hi­potálamo envían impulsos nerviosos a la región preóptica y al centro promotor de calor en el hipotálamo, así como a las células neurosecretoras que producen hormona liberadora de tirotropina o HLT, que por su parte estimula los tirotrofos en la hipófisis anterior para liberar hormona estimulante de la tiroides (HET). Los impulsos nerviosos del hipotálamo y la HET activan entonces varios efecto res.

En respuesta, cada uno de ellos ayuda a incrementar la temperatura central en niveles normales:

Los impulsos nerviosos del centro promotor de calor es­timulan nervios simpáticos que causan constricción de los vasos sanguíneos de la piel, con lo cual disminuye el flujo de sangre caliente y por tanto se efectúa la transferencia de calor de los órganos internos a la piel. La disminución del índice de pérdida de calor permite que se incremente la temperatura interna corporal mientras las reacciones metabólicas producen calor.. Impulsos nerviosos en los nervios simpáticos que llegan a la médula suprarrenal estimulan la liberación de adrenalina y noradrenalina en la sangre. Las hormonas, a su vez, aumentan el metabolismo celular, que a su vez incrementa la producción de calor. . i El centro promotor de calor estimula partes del encéfalo que incrementan el tono muscular y por tanto la producción de calor. Conforme se eleva el tono en un músculo (ej. agonista), pequeñas contracciones estiran los huesos musculares en su antagonista, para iniciar un reflejo de estiramiento. La contracción resultante en el antagonista estira los husos musculares en el agonista, y esto también da lu­gar a un reflejo de estiramiento. Este ciclo repetitivo llamado temblor, aumenta en gran medida el índice de pro­ducción de calor. Durante el temblor máximo, la tempe­ratura corporal puede elevar hasta cuatro veces el índice basal en pocos minutos.

La glándula tiroides responde a la estimulación de la HET, liberando más hormonas tiroideas en la sangre. Confor­me se eleva su nivel, también aumenta lentamente el Índice metabólico y se incrementa la temperatura corporal.

Si la temperatura del cuerpo sube más de lo normal, un circuito de retroalimentación negativa opuesto al que se muestra en la figura 25.17 entra en acción. La temperatura más elevada de la sangre estimula termorreceptores que en­vían impulsos nerviosos a Ia región preóptica, lo que por su parte estimula el centro de pérdida de calor e inhibe la acción del centro promotor de calor. Los impulsos nerviosos del centro de pérdida de calor causan dilatación de los vasos san­guíneos de la piel, la cual se torna caliente y pierde el exceso de calor por radiación y conducción hacia el ambiente y al aumentar el volumen de sangre que fluye desde el centro del cuerpo, que es más caliente, hacia la piel, cuya temperatura es menor. Al mismo tiempo, disminuye el índice metabólico y no ocurre el temblor. La temperatura elevada de la sangre estimula las glándulas sudoríparas de la piel por medio de activación hipotalámica de nervios simpáticos. Conforme el agua de la transpiración se evapora en la superficie cutánea, ésta se enfría. Todas estas respuestas contrarrestan los efectos promotores de calor y ayudan a que el cuerpo recupere su temperatura normal.  

APLICACIÓN CLÍNICA

Hipotermia

La hipotermia es la disminución de la temperatura  central del cuerpo a 35°C o menos. Las causas de hipotermia incluyen estrés por frío (inmersión en agua helada), enfermedades metabólicas (hipoglucemia, insuficiencia supra­rrenal o hipotiroidismo), drogas (alcohol, antidepresivos, sedan­tes o tranquilizantes), quemaduras y malnutrición. La hipotermia tiene las siguientes características a medida que baja la tem­peratura corporal: sensación de frio, temblor, confusión, vaso­constricción, rigidez muscular, bradicardia, acidosis, hipoventilación, hipotensión, pérdida de movimientos espontáneos, coma y muerte (casi siempre causada por arritmias cardiacas). Como los ancianos muestran menor protección metabólica contra un ambiente frío, aunado a una percepción disminuida del des­censo de temperatura, tienen riesgo de sufrir hipotermia. 

Regulación de la ingesta de alimentos  

Cuando el contenido energético de los alimentos es igual a la energía empleada por las células del cuerpo, se man­tiene constante el peso corporal. Esto es verdad salvo si existe ganancia o pérdida de agua. Sin embargo, en las naciones más ricas, una fracción significativa de la población muestra sobrepeso, un problema que aumenta el riesgo de muerte por varias enfermedades cardiovasculares y metabólicas, por ejemplo, diabetes mellitus.  

La mayoría de los animales, hombres y mujeres adultos mantienen un peso corporal estimu1ule durante periodos muy prolongados. La estabilidad ponderal puede persistir a pesar

de grandes variaciones cotidianas en la actividad y la in­gestión de alimentos. Pero no existen receptores sensoriales que vigilen el peso corporal ni la talla. ¿Cómo se regula entonces la ingestión de alimentos? Resulta difícil dar una res­puesta inequívoca a esta pregunta. Según parece depende de muchos factores, como los niveles de ciertos nutrientes en la sangre, ciertas hormonas, elementos psicológicos Como estrés o depresión, estímulos provenientes del conducto gastrointestinal y de los sentidos especiales, así como las conexiones neuronales entre el hipotálamo y otras partes del encéfalo.

En el hipotálamo se encuentran núcleos que desempeñan papeles clave en la regulación de la ingestión de alimentos (véase fig. 14.10, ). Cuando se estimula un grupo de neuronas en animales el centro de alimentación, que se localiza en los núcleos hipotalámicos late­rales-, éstos comienzan a comer vorazmente, aunque estén totalmente llenos. Un segundo centro, un conjunto de neuronas denominado el centro de saciedad, se encuentra en los núcleos ventromediales del hipotálamo. Saciedad es lo opuesto al apetito; consiste en una sensación de plenitud acompañada por una falta de deseo de comer. La estimulación de este centro ocasiona que los animales dejen de in­gerir alimentos, aun si han ayunado por varios días.

¿Cómo pueden las neuronas del hipotálamo percibir si una persona está llena o necesita alimento? Una posibilidad es que los cambios en la composición química de la sangre después de comer y durante el ayuno alerten a las neuronas hipotalámicas.  

Las moléculas estimuladoras en la sangre que actúan so­bre el hipotálamo para disminuir el apetito e incrementar el consumo de energía incluyen varias hormonas (glucagon, colecistocinina y adrenalina que actúan a través de los receptores beta), glucosa y leptina, la cual es liberada por adipocitos con­forme sintetizan triglicéridos. Las moléculas estimulado ras que incrementan el apetito y disminuyen el consumo de ener­gía son las siguientes: opioides, hormona liberadora de la hormona del crecimiento (HLHC), glucocorticoides, adrena­lina que actúa por medio de los receptores alfa, insulina, pro­gesterona y somatostatina.

La ingestión de alimento también es regulada por la dis­tensión del CG, en particular estómago y duodeno. El estiramiento de estos órganos inicia un reflejo que activa el centro de la saciedad e inhibe el de la alimentación. Factores psicológicos pueden contrarrestar los mecanismos habituales de ingestión, como ocurre, por ejemplo, en la anorexia nerviosa, bulimia y obesidad (véase más adelante en este capítulo).  

NUTRICION OBJETIVO

Describir de qué numera se pueden seleccionar los alimentos para  mantener una dicta saludable.

Comparar las fuentes, las funciones y la importancia de minerales y vitaminas en el metabolismo. i

Los alimentos contienen las sustancias, llamadas nutri­mentos, que el cuerpo usa para su crecimiento, mantenimiento y reparación de tejidos. Los nutrimentos incluyen agua, carbohidratos, lípidos, proteínas, vitaminas y minerales. El nutriente que se requiere en mayor cantidad es el agua: alrededor de 2 000 a 3 000 gramos (2 a 3 litros) por día, dado que es el constituyente más abundante en el cuerpo. Es el medio en el cual se realiza la mayoría de las reacciones metabólicas y también participa en algunas reacciones (por ejemplo, la hidrólisis). Las funciones importantes del agua en el organismo se describen en el capítulo 2. Tres nutrimen­tos orgánicos (carbohidratos, lípidos y proteínas) aportan la energía necesaria para reacciones metabólicas y son los componentes fundamentales que integran las estructuras del cuerpo. Los nutrimentos esenciales son moléculas nutrimentales específicas que el cuerpo no puede elaborar en cantidad suficiente para satisfacer sus necesidades y por tanto debe obtenerlas de la dieta. Algunos aminoácidos, ácidos grasas, vitaminas y minerales son nutrimentos esenciales.

A continuación, se analizan algunos lineamientos para una dieta saludable y se exponen las funciones de minerales y vitaminas en el metabolismo.  

Lineamientos para una dieta saludable

Considerando la alimentación, cada día muchas mujeres y los ancianos requieren cerca de 1 600 calorías; los niños, las adolescentes, las mujeres activas y la mayoría de los varones requieren alrededor de 2 200 calorías; los adolescentes y varones activos precisan cerca de 2 800 calorías. Cada gramo de proteína o carbohidrato en los alimentos suministra casi 4 calorías, en tanto que un gramo de grasa ([lípidos) propor­ciona cerca de 9 calorías.

Aún no se sabe con certeza qué concentración y tipo de carbohidratos, grasa y proteínas son óptimos en la dieta; diferentes poblaciones en todo el mundo consumen alimentos radicalmente diferentes adaptados a su particular estilo de vida. Los expertos recomiendan la siguiente distribución de ca­lorías: 50 a 60% de carbohidratos, con menos de 15% de azú­cares simples; menos de 30% de grasas (los triglicéridos son el tipo principal de grasa en la dieta), no más de 10% de gra­sas saturadas y alrededor de 12 a 15% de proteínas.

Los lineamientos para una dieta saludable son:

Comer alimentos variados.

Mantener un peso corporal adecuado.

Elegir alimentos bajos en grasa, grasa saturada y coles te rol. Conmer abundantes vegetales, frutas y gramíneas. Consumir azúcares con moderación.

Consumir sal)' sodio con moderación (menos de 6 gra­mos diarios).

Si se ingieren bebidas alcohólicas, hacerla con modera­ción (menos de 28.5 gramos del equivalente de alcohol puro por día) .

Para ayudar a la gente a lograr un buen balance de vita­minas, minerales, carbohidratos, grasas)' proteínas en su ali­mentación, el U.S. Departmento of Agriculture desarrolló la guía de la pirámide alimentaria (fig. 25.18). Las secciones de dicha pirámide indican cuántas razones de cada uno de los cinco principales grupos de alimentos deben comerse cada día. El menor número de raciones corresponde a una dieta de 1 600 Cal/día en tanto que el mayor número de raciones co­rresponde a una dieta de 2 800 Cal/día. Puesto que deben consumirse en la mayor cantidad, los alimentos ricos en car­bohidratos complejos (el grupo del pan, cereales, arroz y pastas) constituyen la base de la pirámide. Los vegetales y las frutas forman el siguiente nivel. Los beneficios para la salud por comer abundante cantidad de estos alimentos están bien comprobados. Los alimentos del siguiente nivel son los que se comen en cantidades menores (el grupo de leche, yogur y queso y la carne, aves, pescados, granos secos, huevos y nue­ces). Estos dos grupos de alimentos tienen contenido más alto de grasa y proteínas que los de alimentos situados por debajo de ellos. Para reducir la ingestión diaria de grasas, deben elegirse los alimentos que la contienen en poca cantidad (leche y yogur descremados, queso bajo en grasa, pescado y aves [sin piel]).

El vértice de la pirámide no es un grupo de alimentos sino que advierte que se debe comer con moderación grasas, aceites y azúcares. Aunque la pirámide de alimentos no distingue entre diferentes tipos de ácidos grasas (saturados, poliinsaturados y monoinsaturados) en las grasas de la dieta, debe advertirse que la ateroesclerosis y enfermedad de arteria coronaria prevalecen en poblaciones que consumen gran­des cantidades de grasas saturadas y colesterol.

Las poblaciones que viven a orillas del Mar Mediterráneo, por el contrario, presentan porcentajes bajos de enfermedad de arteria coronaria a pesar de que su dieta contiene hasta 40% de las calorías como grasas. Sin embargo, la mayor parte de sus grasos proviene del aceite de oliva que es rico en ácidos grasas no saturados) no tiene colesterol. Aceite de canola, aguacates, nueces y de cacahuate también son ricos en ácidos grasas no saturados.  

Minerales

Algunos minerales y muchas vitaminas son compo­nentes de los sistemas enzimáticos que catalizan reacciones metabólicas. Los minerales constituyen elementos inorgáni­cos naturales que se encuentran en la corteza terrestre. El cuerpo los contiene combinados entre sí, con compuestos orgánicos o como iones en solución. Los minerales constituyen cerca de 4% del peso total del cuerpo y se concentran principalmente en el esqueleto. Los que el organismo contiene en mayor cantidad son calcio, fósforo, potasio, azufre, sodio, cloro, magnesia, hierro y yodo (véase cuadro 2.1, capí­tulo 2). Otros minerales que son esenciales para la vida com­prenden manganeso, cobre, cobalto, cinc, flúor, selenio y cromo. Los minerales aluminio, sílice, arsénico y níquel se encuentran en el cuerpo, pero se desconoce su función, si es que tienen alguna.

El calcio y el fósforo forman parte de la matriz ósea. Puesto que los minerales no forman compuestos de cadena larga, no son óptimos materiales estructurales Su función principal consiste en regular algunas reacciones neumáticas. El calcio, hierro, magnesia y manganeso son elementos constituyentes de algunas coenzimas. El magnesio también sirve como catalizador para la conversión de ADP en ATP. Minerales como so dio y fósforo trabajan en sistemas amortigua­dores. El sodio también ayuda a regular la ósmosis de agua y, junto con otros iones, participa en la generación de impulsos nerviosos. El cuadro 25.5 describe' las funciones vitales de minerales seleccionados. Nótese que el cuerpo generalmente usa los iones de los minerales en vez de la forma no ionizada. Algunos minerales, como el cloro, son tóxicos o inclusa mortales cuando se ingieren en la forma no ionizada.  

Vitaminas

Los nutrimentos orgánicos requeridos en cantidades pe­queñas para mantener el crecimiento y metabolismo normales se llaman vitaminas. A diferencia de los carbohidratos, lípidos o proteínas, no suministran energía ni sirven como ma­teriales estructurales del organismo. De las vitaminas cuyas funciones se conocen, la mayoría sirve como coenzimas.

El cuerpo no puede sintetizar un gran número de vitaminas, por lo que deben ingerirse por medio de la dieta. Otras vitaminas, como la K, son producidas por bacterias en el CG y luego se absorben. El cuerpo puede ensamblar algunas vitaminas si se le suministran los materiales crudos, llamados provitaminas. Por ejemplo, el cuerpo produce vitamina A  partir de la provitamina carotenobeta, una sustancia química presente en vegetales amarillos como zanahorias y de color verde oscuro como espinacas. No existe un alimento que contenga todas las vitaminas requeridas, lo cual constituye una de las razones para tener una dieta variada.  

Las vitaminas se dividen en dos grupos principales: las lipa solubles y las hidrosolubles. Las vitaminas liposolubles se absorben junto con otros lípidos de la dieta en el intestino delgado y se concentran en quilomicrones. No pueden ab­sorberse en cantidades adecuadas a menos que se ingieran con otros lípidos. Las vitaminas liposolubles pueden almace­narse en células, en particular hepatocitos. Entre los ejem­plos de ellas están las vitaminas A, D, E y K. En contraste, el CG absorbe las vitaminas hidrosolubles, junto con el agua en el conducto gastrointestinal y se disuelven en los líquidos corporales. Cantidades excesivas de estas vitaminas no se al­macenan, sino por el contrario, se excretan en la orina. Entre los ejemplos se pueden citar las vitaminas B y C.  

Además de sus otras funciones, tres vitaminas (C, E y caroteno-beta, una provitamina) se denominan vitaminas antioxidantes porque inactivan radicales libres de oxígeno, los cuales son partículas sumamente reactivas que transportan un electrón impar. Los radicales libres dañan las membranas celulares, el ADN Y otras estructuras celulares y contribuyen a la formación de placas arteroescleróticas que estrechan las arterias. Algunos radicales libres se originan de manera natural en el cuerpo y otros se derivan de factores adversos ambientales como humo de tabaco y radiación. Se cree que las vitaminas antioxidantes desempeñan una función en la protección contra algunos tipos de cáncer, reducción de la formación de placas arteroescleróticas, retraso de algunos efectos del envejecimiento y reducción de la probabilidad de la formación de cataratas en el cristalino. El cuadro 25.6 muestra una lista de las principales vitaminas, su origen, funciones y enfermedades relacionadas con su deficiencia.  

APLICACIÓN CLÍNICA

Suplementos de vitaminas y minerales

La mayoría de los nutricionistas recomiendan consumir una dieta balanceada que incluya una variedad de alimentos en vez de ingerir suplementos vitamínicos o de mi­nerales, excepto en circunstancias especiales. Ejemplos comunes de suplementan justificada son: hierro para mujeres con san­grado menstrual excesivo; hierro y calcio para embarazadas o mujeres que amamantan; ácido fálico (fosfato) en el caso de to­das las embarazadas, para reducir el riesgo de defectos del tubo neural en el feto; calcio para la mayoría de los adultos, puesto que no reciben la cantidad recomendada en su dieta; y vitami­na B1Z para vegetarianos estrictos. Puesto que la mayoría de los estadounidenses no ingieren en sus alimentos las elevadas concentraciones de vitaminas antioxidantes que se cree tienen efectos benéficos, algunos especialistas recomiendan vitami­nas e y E suplementarias. Sin embargo, no se debe exceder el consumo de éstas, ya que las megadosis de vitaminas o mine­rales resultan muy dañinas. 

ANORMALIDADES DE LA TEMPERATURA CORPORAL

Fiebre

La fiebre es una elevación de la temperatura central del cuerpo como resultado de un reajuste del termostato hipotalámico. La causa más común de fiebre es una infección viral o bacteriana (o por toxinas de bacterias); otras causas son ovulación, secreción excesiva de hormonas tiroideas, tumores y reacciones a vacunas. Una sustancia que produce fiebre se denomina pirógeno y la induce de la siguiente manera: cuando los fagocitos ingieren ciertas bacterias, son estimula­dos para secretar interleucina, que actúa como pirógeno. La circulación la lleva al hipo tálamo donde hace que las neuronas de la región preóptica secreten prostaglandinas, en particular de la serie E. Las prostaglandinas reajustan el termostato hipotalámico a una tempera­tura más alta y los mecanismos reflejos reguladores de la temperatura actúan entonces para aumentar la temperatura central del cuerpo. Los antipirético, son agentes que alivian o reducen la fiebre; entre ellos están: aspirina, acetaminofeno (Tylenol) e ibuprofeno (Advil), que reducen la fiebre al inhibir la síntesis de prostaglandinas.

Supongamos que como resultado de la acción de pirógenos el termostato se reajusta a 39C. En ese momento los mecanismos promotores de calor (vasoconstricción, incremento del metabolismo, temblores) operan a toda su capacidad. Por tanto, aunque la temperatura central se eleve a una cifra más alta de lo normal, diga­mos 38 ec, la piel permanece fría y se presentan los temblores. Este trastorno, llamado escalofrío, es un signo de que la temperatura central se está elevando. Después de varias horas, la temperatura cen­tral corresponde a la establecida por el termostato y los escalofríos desaparecen. Pero ahora el cuerpo continúa regulando la tempera­tura a 39 ec. Cuando los pirógenos desaparecen, el termostato se reajusta a la temperatura no;-mal, 37.0 ec. Puesto que la tempera­tura central es alta al principio, los mecanismos para perder calor (vasodilatación y sudación) se activan para disminuir la tempera­tura corporal. La piel se calienta y la persona comienza a sudar.. Esta fase de la fiebre se denomina crisis, e indica que la temperatura central comienza a descender.

La fiebre es benéfica hasta cierto punto. Una elevación de la temperatura intensifica el efecto del interferón y de la actividad fagocitaria de los macrófagos en tanto que dificulta la reproducción de algunos patógenos. Puesto que la fiebre incrementa la frecuencia cardiaca, los leucocito s que combaten la infección llegan a los sitios infectados con mayor rapidez. Además, se incrementa la prolife­ración de anticuerpos y células T; más aún, el calor acelera la ve­locidad de las reacciones químicas, lo que contribuye a que las célu­las del cuerpo se reparen con mayor prontitud durante una enfermedad. Las complicaciones de la fiebre son deshidratación, acidosis y daño cerebral permanente. Como regla, si la temperatura central se eleva arriba de 44 a 46 ec se produce la muerte.  

Calambres por calor, agotamiento por calor y golpe de calor

Los calambres por calor se presentan como resultado de suda­ción profusa que elimina agua y sal (NaCl) del cuerpo. La pérdida de sal causa contracciones dolorosas de los músculos, que tienden a ocurrir en los tejidos musculares que se usan durante el trabajo, pero que no se manifiestan hasta que la persona se relaja una vez que ha concluido su labor. Los líquidos salados en general producen rápida mejoría.

En e! agotamiento por calor (postración por calor), la temperatura central suele ser normal, o un poco menor, y la piel se mues­tra fría y húmeda a causa de transpiración profusa. El agotamiento por calor normalmente se caracteriza por pérdida de líquidos y electrólitos, en especial sales. La pérdida de sal provoca calambres musculares, vértigo, vómito o desmayo; la de líquido causa descen­so de la presión arteria!. Se recomienda reposo completo y la inges­tión de tabletas de sal.

Cuando ocurre un golpe de calor la temperatura y humedad relativa son altas, lo que hace difícil que el cuerpo pierda calor por radiación, conducción o evaporación, y como resultado hay deficiencia neurológica. El riego sanguíneo a la piel disminuye, la transpiración se reduce mucho y la temperatura central se eleva bruscamente. Por tanto, la piel se muestra seca y caliente, puede alcanzar una temperatura hasta de 43 0c. Puesto que las células del cerebro se ven afectadas, el termostato hipotalámico deja de funcionar. El tratamiento, que debe iniciarse de inmediato, consiste en enfria­miento del cuerpo por inmersión de la víctima en agua fría y administración de líquidos y electrólitos. 

OBESIDAD

Obesidad, peso corporal más de 20% por arriba de algún están­dar deseable a causa de una acumulación excesiva de tejido adiposo (afecta a una tercera parte de la población adulta estadounidense). Un atleta puede tener sobrepeso debido a cantidades mayores de lo normal de tejido muscular sin ser obeso. Incluso la obesidad moderada es peligrosa para la salud; es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular, hipertensión, enfermedad pulmonar, diabetes mellitus no dependiente de insulina, artritis, ciertos tipos de cánceres (mama, útero y colon), venas varicosas y enfermedad de la vesícula biliar. Además, se ha demostrado que la pérdida de grasa corporal en individuos obesos eleva el colesterol HDL, e! tipo relacionado con prevención de enfermedad cardiovascular.

En pocos casos, la obesidad puede ser resultado de traumatis­mo o de tumores en el centro regulador de la alimentación en e! hipotálamo. En casi todos los casos, no se puede identificar una causa. Las variables que contribuyen a este trastorno incluyen factores genéticos, hábitos alimentarios aprendidos en la infancia, sobreali­mentación para aliviar tensiones y costumbres sociales. Los estudios indican que algunas personas obesas queman menor número de calorías durante la digestión y la absorción de una comida. Además, los obesos que reducen su peso necesitan consumir 15% menos de calorías para mantener un peso normal en comparación con las personas que nunca han engordado. Aunque la leptina suprime el apetito y produce saciedad en experimentos con animales, no se en­cuentra disminuida en la mayoría de las personas obesas.  

MALNUTRICIÓN

Malnutrición, desequilibrio de la ingestión de nutrimentos (ya sea ingestión calórica total insuficiente o excesiva o deficiencia de nutrimentos específicos). Una causa de mal nutrición (subnutrición, o ingestión inadecuada de alimento) puede ser resultado de condiciones como ayuno, anorexia nerviosa, privación de ali­mento, cáncer, obstrucción gastrointestinal, incapacidad para la deglución, enfermedad renal y dentadura en malas condiciones. Otras causas de mal nutrición son el desequilibrio y la malabsorción de nutrimentos, su distribución o incapacidad para aprovechados (por ejemplo, en la diabetes mellitus), mayor re.9uerimiento de nutrimentos (debido a fiebre, infecciones, quemaduras, fracturas, es­trés y exposición a calor o frío), pérdida excesiva de nutrimentos (diarrea, hemorragia o glucosuria) y sobrenutrición (exceso de vi­taminas, minerales y calorías).

Uno de los principales tipos de subnutrición es resultado de la ingestión inadecuada de proteína, calorías o ambas necesarias para satisfacer los requerimientos nutritivos de una persona. Esta subnutrición de proteínas y calorías puede clasificarse en dos tipos con base en las carencias de la dieta. En un tipo, llamado cuasiorcor, la ingestión de proteínas es deficiente a pesar de una ingestión calórica normal o casi normal. Debido a que la principal proteína en el maíz, la zeína, carece de los aminoácidos esenciales triptófano y lisina, necesarios para el crecimiento y la reparación de tejidos, muchos niños africanos cuya dieta consta principalmente de harina de maíz desarrollan cuasiorcor. Los principales signos de cuasiorcor son edema del abdomen, hígado hipertrofiado, hipotensión arte­rial, bradicardia, hipotermia, anorexia, letargo, piel seca e hiperpigmentada, caída del cabello y a veces retraso mental.

Otro tipo de subnutrición de proteínas calorías, llamado marasmo, se debe a ingestión inadecuada de proteínas y calorías. Sus características incluyen retraso del crecimiento, peso bajo, desgaste muscular, emaciación, piel seca y cabello mate, delgado, seco. 

UNIVERSIDAD AUTÓNOMA SE ZACATECAS

CIENCIAS MORFOLÓGICAS

Dr.: SIXTO SOSA DÍAZ

ALUMNA: MARÍA ESPERANZA GALLEGOS RANGEL